Anika había pasado, por un largo proceso, para poder al fin perdonar de corazón a Nikolas, no le guardaba rencor, ni lo odiaba, pero no podía verlo, como el hombre del que una vez se enamoró, el hombre portador de aquellos ojos azules, que combinaban perfectamente con los color miel de ella, pero luego de la espera pudo al fin sanar su dolor y ser empática con Nikolas, ahora ambos eran libres, las artimañas infundidas por Claudia no los separo ya que los une un vínculo para toda la vida y es la pequeña rubia de ojos azules que canta las ruedas del autobús a todo pulmón sobre las piernas de su padre.
Luego de haber compartido una grata cena y hablar temas triviales, Alia con toda la energía del mundo pidió ver caricaturas junto a sus padres, Nikolas encantado de complacer a su princesa, la consiente con lo que pide, Anika los observa con ternura y amor, son muy parecidos físicamente, a pesar de el dorado cabello de la pequeña.
—Mami, quelo un ablacho— le pide su hija, quien abandono las piernas de su padre y alza los brazos para que su madre la cargue, Anika con todo su amor accede ante la irresistible mirada de su preciosa nena, Nikolas se acerca y besa la cabeza de su hija.
Con Alia en brazos Anika inicia a mover su cuerpo al ritmo de la música provocando las risas del padre de su hija y su pequeña.
Para Nikolas era un sueño realidad, durante mucho tiempo soñaba con compartir con su hija y Anika, anhelaba el día en que ella lo perdonara y lo integrara a su vida personal, de su rostro no desaparece una sincera y autentica sonrisa, a pesar de no obtener de vuelta una relación amorosa, obtuvo no solo el perdón sino también el respeto, la armonía y el gozo de sentir la felicidad, su corazón descansa bajo suaves plumas, el aturdimiento de su alma fue reemplazado con serenidad, y eso le es suficiente.
Alia disfrutaba la armonía que reinaba entre sus padres, tal vez era muy pequeña pero podía percibir ciertas situaciones entre ellos, ahora veía un ambiente completamente distinto al que está acostumbrada.
Después de un rato Anika decide bañar a Alia, la lluvia aun no ha cesado al contrario ha aumentado a cantaros, Nikolas le muestra la habitación de la niña y la mujer queda asombrada de lo bella que es, tiene muchas decoraciones de princesas y está bien equipada con todo lo que la niña pudiera necesitar y mucho más.
—Esta preciosa— dice Anika, reconociendo que Nikolas se esfuerza por darle lo mejor a su hija.
—No lo hice todo solo, Nuria tuvo mucho que ver— le deja saber el hombre.
Anika sonríe y entre rabietas de su hija logra bañarla con ayuda de Nikolas, ambos se llenan de paciencia y deciden reír para no hablarle mal a su pequeña, ella solo se divierte y vive en su mundo feliz, mientras Anika le coloca la pijama, Nikolas seca las gotas de agua que se han derramado en el piso.
— Papi quelo mi cuento— le pide la niña a su padre quien sabe a qué se refiere, Anika frunce el ceño y Nikolas va hasta la estantería y saca el cuento de Titi Koala, la primera edición.
—Es su cuento favorito— le explica el hombre a la madre de su hija quien no dice nada y solo sonríe.
Ambos padres se ponen al borde de la cama de su hija y luego de arropar el pequeño cuerpo, inicia Nikolas con la lectura, la niña sonríe y expresa lo que siente por el Koala, Anika admira la capacidad de Nikolas para imitar los personajes y hacer que Alia termine las frases célebres de la obra.
—No sabía que leyeras mis obras— le comenta Anika a Nikolas, Alia se quedó rendida en su cuarto y ambos decidieron relajarse un poco en la comodidad del sofá que está ubicado en la sala de estar.
—No sabía que tenías ese talento oculto, sé que eres buena con la lectoescritura pero no creí que pudieras transmitir también las emociones en personajes ficticios— le dice Nikolas.
— La verdad es que ni yo lo sabía, hasta que conocí a Lili— le dice sincera, por ella escribió la historia a pesar de que estuviera dándole vueltas en la cabeza hace muchos años.
Están sentados frente a frente, Nikolas hizo un poco de chocolate caliente y sirvió dos tazas humeantes, Anika toma la suya y sorbe un poco del rico chocolate.
—Mmmmmm, está muy bueno— le alaga.
—Gracias, estoy aprendiendo— le dice humilde Nikolas.
— Y ya aprendiste y degustar los sabores— le dice Anika a Nikolas recordando antiguas conversaciones entre ellos.
—Jjajajajajajaj, aún estoy en eso, pero tus consejos me han servido mucho— indica Nikolas.
Inician una conversación amena y agradable, en vista de que la lluvia un no se detiene Anika debe quedarse a dormir en casa de Nikolas, él le ofrece su habitación pero ella prefiere dormir juntos a su hija, la mujer llama a su abuela y le cuenta lo sucedida.
El fuego de la chimenea es lo único que ilumina la sala, los adultos a pesar de ser casi media noche no tiene sueño aun, Nikolas va hasta el estéreo y enciende la música, Anika sonríe y escuchar la melodía.
Nikolas extiende su mano hasta Anika y la invita a bailar —me permites el honor de bailar con la madre de mi hija— Anika acepta y sigue los pasos de la canción, recuesta su cabeza en el pecho de Nikolas y lo abraza.
—¿Recuerdas esta canción?- pregunta Nikolas y Anika asiente.
— Fue la primera que bailamos juntos y la que escogimos para bailar en nuestra boda— recuerda Anika con ojos aguados –es nuestra canción— dice.
—Así es, y quiero que siempre lo sea— dice el hombre mientras saca de su bolsillo el anillo de piedra negra que compro para ella –quiero que tengas esto, lo compre para ti— le entrega el anillo y Anika sonríe.
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