Mi Resiliencia (COMPLETA) romance Capítulo 42

De repente la cabaña se inunda con las suaves melodías de “Te Amo y te amo” de Ricardo Montaner, Lissy había programado la inteligencia artificial para que reprodujera el estéreo en cuanto salieran las palabras “Si acepto” de los labios de su padre, es la primera en la lista del repertorio que Arthur había seleccionado para esta noche, las letras en español le sacan una sonrisa a ambos al escuchar cada estrofa, sintiendo que combina a la perfección con lo que son.

—Me concedes el honor de bailar esta pieza— le pide Arthur como todo un caballero a su amada, mientras esta se coloca un mechón de cabello detrás de su oreja, sonríe coqueta y asiente.

—Por supuesto— ella toma la mano que él le ofrece y en medio de la sala de estar, en ese pequeño espacio despejado que simulaba una pista de baile, movían sus cuerpos al compás de la melodía, Arthur está seguro que había encontrado un lugar en el que quería permanecer para siempre y era al lado de su amada Anika, la mujer que había llegado para poner todo en su lugar, de alguna forma ella había organizado su vida con su dulzura y originalidad, la ama con todo su ser y se promete a si mismo nunca dejarla de amar y demostrárselo cada día.

Anika recuesta su cabeza del pecho del hombre que se había convertido en el amor de su vida, en sus brazos se sentía tan a gusto y es que ese hombre con porte elegante, le había mostrado otra forma de amar, impulso sus sueños y le brindo su mano amiga sin ningún interés a cambio, esos pequeños detalles la enamoraron hasta los huesos.

Las manos de Arthur reposaban sobre las caderas de Anika, balanceándose con el vaivén de su cintura, mientras que los brazos de la rubia rodeaban el cuello de él.

Se sentía tan bien estar así, sin emitir palabras verbales, solo sus cuerpos reaccionando al poder que recorre por sus venas, este era su lugar, este era su momento de ser lo que siempre quisieron ser.

El repertorio de melodías continúo con canciones en diferentes idiomas que describían lo que ellos representaban.

Al cabo de un rato decidieron echar un vistazo al lugar, todo estaba tan bien ordenado y decorado, el escuadrón “Anika y Arthur son unos tontos que se aman” había hecho un magnífico trabajo.

—Nos vieron las caras de tontos— le dice Anika a su amado sonriendo.

—Pero me alegra no haber dañado tu sorpresa— responde Arthur feliz.

Llegan hasta la cocina, todas las alacenas están repletas de ingredientes, al igual que la despensa y el refrigerador, una nota en la encimera llama su atención.

“En el horno esta la cena, esperamos que sea de su agrado”

—No comprendo cómo prepararon todo tan rápido— le intriga a Arthur, todo lo que el escuadrón había logrado.

Anika le sonríe y decide ver lo que hay en el horno, al abrirlo un rico olor salió de este, llamando la atención de ambos, era una lasaña, uno de sus platos favoritos, era algo que tenían en común y Lourdes lo utilizo para que los dos estuvieran satisfechos.

Anika coloco el recipiente tibio sobre la encimera, mientras Arthur descorchaba una botella de vino blanco para acompañar, la rubia sirvió una pequeña porción en un plato mientras que el hombre sirvió dos copas del vino.

Acomodaron cojines en el piso y se sentaron alrededor de la chimenea, platicaron entre risas hazañas de sus vidas y anécdotas de su infancia, Anika le conto la historia de su vida a su amado mientras el, la escuchaba atentamente, el sabia sobre su pasado y sus luchas como su editor, tenía acceso a parte de su vida privada, pero ahora ella le hablaba a su prometido.

Arthur no se quedó atrás y le manifestó sus miedos luego de quedarse solo con sus hijas, Anika se mostraba atenta a sus palabras, estaba vez no había dolor, ni lágrimas en sus expresiones, ya habían superado esas difíciles etapas de sus vidas, no es que nunca más hablarían de ello, es que esos momentos los convirtieron en lo que son hoy.

En medio de las dificultades es donde forjamos nuestro verdadero carácter, pues bien dicen que Dios no nos dejara ser tentados más de lo que no podemos resistir, y nos ha dado cargas que no podamos llevar, dentro de nosotros hay una fuerza que se debe activar como medio de autoprotección.

Ese metal que fue expuesto a altas temperatura tiene la capacidad de transformar su realidad y moldearse en un nuevo metal sólido y fortificado.

Anika y Arthur se conocieron en estado líquido, cuando sus fuerzas fueron derribadas, cuando la oscuridad era su día a día, cuando no tenían las fuerzas suficientes, cuando el dolor y el sufrimiento eran sus únicos aliados.

Dos personas rotas y quebrantadas fueron reconstruyendo los pedazos del otro, aportando la paz, el respeto, la solidaridad, la comprensión y empatía, no era la intensión de ambos enamorarse pero su destino esta prescrito que así seria.

Con el tenedor Anika toma una porción de lasaña y la lleva a la boca de Arthur, este la acepta y degusta, la rubia detalla las facciones de su rostro y piensa en lo hermoso que es este hombre, el frunce el ceño y la observa curioso.

—¿Pasa algo?— indaga el hombre.

—Nada, solo que eres muy guapo_ le sonríe y muerde su labio inferior.

—Eres mucho más hermosa— le dice y ella se sonroja, Dios, parecen unos tontos enamorados que todo le causa ternura, el vuelve a apoderarse de los labios de ella y la pasión emerge con más deseo, pronto siente la necesidad de llevar esto al siguiente nivel, Arthur se pone de pie y le extiende su mano, ella la toma sin dudar.

Arthur carga entre sus brazos a la rubia de ojos color miel que justo ahora están en llamas, sus labios no quieren separarse, con precaución el sigue el camino de luces que lleva a la habitación principal, al llegar a este su corazón de ensancha de alegría al ver el lecho decorado con rosas y luces colgantes.

El deposita el cuerpo de su amada sobre el colchón repleto de rosas que junto a la fragancia de lavanda y canela aromatizan el lugar.

Los nervios en ambos son más que evidentes, había pasado mucho tiempo de que estuvieran a solas con alguien, por tal motivo disfrutaron entre risas nerviosas el despojarse de sus prendas y apreciar la desnudez del otro, el tono de su piel se había vuelto más rojo de lo normal, sus mejillas estaban igual de encendidas, sus besos y caricias se extendieron, recorriendo el cuerpo del otro con ansias y devoción, era como admirar la más bellas de las obras de arte que la naturaleza había creado, hacer el amor con la persona que amas es el acto más extraordinario que Arthur y Anika habían consumado.

La oscuridad de la noche, el repertorio de melodías, las luces colgantes fueron testigo de la pasión desbordante que fue manifiesta, sus cuerpos estaban sudados y agitados debido a la actividad anterior, la oxitocina que libero sus cerebros, les provoco abrazarse y decir dulces palabras de enamoramiento, Arthur envolvió en su cuerpo a Anika quien dejo reposar su cabeza sobre el pecho de su prometido.

Una autentica sonrisa de satisfacción no abandonaba los labios de ambos, las suaves caricias dibujaban círculos en la espalda de la rubia, quien se quedó dormida en cuestión de segundos.

Arthur aun no era vencido por el sueño, sus ojos estaban muy abiertos detallando a la mujer que ama, el cabello rubio estaba desordenado, se sentía tan afortunado de tenerla en su vida, cierra los ojos un instante recordando todo los momento que ha vivido con ella y sus hijas, ahora serian una familia más grande, de repente abrió los ojos al caer en cuenta de eso.

Ahora tendría tres hijas y una esposa, cuatro mujeres en su vida y el único hombre en la casa, si definitivamente es un hombre bendecido y bendito entre tantas mujeres hermosas.

El sol tomo el día y el alba iluminaba las aguas de la laguna, el cuerpo de Anika se movió entre los brazos de su prometido, al abrir los ojos los recuerdos de la noche le refrescaron la memoria, me mordió el labio inferior, había tenido la mejor noche de su vida, se sienta con cuidado sobre la cama y cubre su desnudez con las sabanas.

Sonríe al detallar el fornido y tonificado cuerpo de su amado, si antes creía que era un galán ahora no le quedaba la menor duda de que fue tallado por el mismo Dios.

—Buen día dormilón— lo llama la rubia y él se mueve despertando al instante.

—Buen día hermosa— le dice mientras se adapta a despertar y se incorpora sobre el colchón, besa la espalda de la rubia y esta se sonroja.

Aprovechan la mañana haciendo el amor, sobre la cama, se duchan juntos y vuelven a unir sus cuerpos, fundiéndose en uno solo, se ponen a la par y juntos preparan el desayuno que degustan en la cama, se ponen en contacto con sus familias y deciden nadar un rato en la laguna.

El escuadrón había sido astuto al llevar ropa para que ambos se vistan y estén más cómodos.

Anika no era una buena nadadora, pero con ayuda de Arthur aprendió a nadar, la relación se intensificaba cada segundo, pues aprendían más del otro y eso fortalecía su amor.

Sobre la chimenea había un televisor, junto a una memoria USB Arthur extrañado enciende el aparato e inserta en el portal la memoria USB, sin dudas el escuadron no deja de sorprenderlo, pues que el contenido lo hace suspirar.

Capitulo 42: Final 1

Capitulo 42: Final 2

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