Anika sabe perfectamente, que Nikolas está tomando todo el autocontrol que le queda, para que ella no vea lo dolido que está, el padre de su hija, el hombre que amó con todo su ser, con el que planeo un futuro juntos, se estaba descomponiendo, en miles de pedazos frente a ella.
Tal vez tenía merecido su sufrimiento, por todo el daño que le causó, pero en su estado, solo le transmite miedo e inseguridades a su hija, debía terminar con su dolor y suficiente había sufrido ya el pobre hombre.
—¡Nikolas!— Anika le toca el rostro lleno de lágrimas, con sus nudillos acaricia el rostro del padre de su hija quien recibe el gesto como una caricia de ternura, los azules ojos están rojos producto del estrés y la ansiedad que tiene, ella medio le sonríe, saca una servilleta de su cartera y le limpia las lágrimas.
—No soy cómo tu Anika— confiesa abatido —me estoy consumiendo por dentro, intento ser fuerte por nuestra hija, pero no puedo seguir sin que me perdones— el se acerca despacio hasta ella.
Anika tenía tantas cosas que decirle y no pensaba quedarse callada —Cuando me echaste de tu vida, me dolió muchísimos, creí que nunca me levantaría pero aposté a mí y a mí lado se mantuvieron los que querían estar, los que no me juzgaron y creyeron en mis palabras sin importar las pruebas— lleva la palma de su mano al pecho de Nikolas y logra sentir los latidos apresurados de su corazón —cuando te enteraste de todo y me pediste que te perdonara, aún tenía la herida abierta y dije lo que en ese momento sentía, no me detuve a verte como una víctimas más de todo ese malvado plan, ¿sabes por qué?— le pregunta la rubia más el no contesta —yo solo te vi a ti Nikolas, solo vi lo cruel y furioso que estabas, no eras mí prometido quien en decía zorra y maltrataba mí cuerpo, era un monstruo que no quiero volver a ver— la lágrimas salen de sus ojos sin permiso, ambos están muy cansados de ésta situación —luego te vi humillarte una y otra vez aclamando mí perdón, te vi sostener a nuestra hija cuando estaba enferma, te ví cambiar de vida para estar cerca de tu hija y estar presente en cada una de las etapas de su vida, te ví volver a implorar mí amor y yo sólo volteaba la cara para que te olvidarás de mí— respira profundo y suelta las siguientes palabras —no era mí dolor, era nuestro y yo me fui a sanar sola mientras tu te consumias con mis desplantes, te alejaste de los tuyos en busca de una oportunidad que te negué, pero es que no sabía que hacer para que te olvidarás de mí e inicies una nueva relación con alguien que te ame y con quien puedas tener un mejor desenlace, lo hice no pensando en ti sino en mí— las palmas le sudan —Nikolas no quiero que sufras más, no quiero que te hundas, Alia te necesita, yo te necesito, el pasado ya quedó atrás, no tengo nada que perdonarte— soltar esas palabras provocaron que un enorme peso, desapareciera de sus hombros, debía estar en paz también con el padre de su hija, no podía tener un futuro feliz si Nikolas permanecerá atrapado en el pasado —eres un maravilloso ser humano, fuiste mí primer amor y no me arrepiento de los gratos momentos que vivimos, hacías que mí corazón se acelerara con solo verte, que mis ojos tuviera un brillo especial, juntos fuimos el mejor ejemplo del amor que se puede citar, me hiciste palpar el cielo y tu sincero amor fue lo que me enamoró de ti— ambos tiemblan debido a la emociones que están experimentando, la piel de Nikolas está erizada, Anika se acerca a él y lo abraza con todas sus fuerzas, hacía ya mucho tiempo que no sentía la calidez de su abrazo, los latidos de ambos corazones iban a la par.
—¡Anika!— dice él analizando sus palabras, no sabe que decir ante esto, había esperado por mucho tiempo su perdón, y ella ahora estaba haciendo las pases con él, ella había bajado sus murallas, era la auténtica Anika, la que conoció una tarde, la que con su amor y su ternura conquistó su corazón, a la que le hizo el amor luego de una fiesta en la soledad de su habitación bajo la luz de la luna, a quien le pidió que sea su esposa y acepto.
El abrazo era la forma más sana de cerrar con lo que les atormentaba, ser sinceros el uno con el otro era la mejor forma de decir que su amor tuvo una historia hermosa que contar, que la prueba de ello era la hija que ambos procrearon.
—No quiero que te quedes viviendo en el pasado— le aconseja Anika —ni tampoco que le temas al futuro, vive el presente y disfruta de las cosas que tienes— le sonríe y como en años pasados ella une sus frentes —siempre estarás en mí vida Nikolas, no solo como el padre de Alia sino también como un gran apoyo, un roble que sostenga mí mano cuando la necesite— besa la frente de Nikolas.
— No sabes cuánto espere que me perdones— confiesa el hombre —estaba pensando seriamente comprar una máquina del tiempo y evitar lastimarte como lo hice— Anika sonríe.
—Las caídas son parte del crecimiento— le dice.
—Alia no podría tener mejor madre que tú— le aluda.
— Alia no podría tener mejor padre que tú, aunque la estás malcriando y ella te tiene comprado con su ternura— le dice bromeando —pero eres todo lo que ella merece— el la vuelve a abrazar con más fuerza, no quisiera separarse nunca de sus cálidos brazos.
&Gracias por esto— le dice Nikolas con una carga menos en su espalda.
—Eres muy fácil de querer— se suelta del abrazo extenso y se miran fijamente a los ojos.
—¿Quieres acompañarnos un rato más?— le pide Nikolas.
— Es tu tiempo con ella, no quiero arruinarlo— le dice.
— Alia estaría feliz, por primera vez compartiremos juntos los tres.
Ella lo piensa unos minutos y acepta, Nikolas no esconde la felicidad que siente, al cabo de un rato la lluvia incia, Alia continúa dormida mientras que sus padres organizan un poco la casa y hablan sobre sus proyectos personales.
Nikolas le cuenta a Anika sobre el estado de sus empresas, las cuales Daniel y Alia heredarán y dirigirá si eso es lo que ellos desean.
Arreglan encuentro para compartir junto a Arthur y sus hijas, Nikolas baja la guardia respecto a él inglés, sabe que es una buena persona y que a estado presente en las vidas de Anika y Alia, lo ve cómo un rival, un oponente que supo ganarse el lugar en el que está, porque a pesar de todo Arthur siempre muestra su mejor versión.
Le molestaba que Arthur ocupara ese lugar, claro que sí, pero debía aceptar que había perdido, no era una competencia de quién se quedaba con su amor, pero Nikolas había perdido desde que la alejo de su vida, el mismo la mando a otros brazos donde no la dañarian ni la humillarian, la envió a unos brazos que siempre están abiertos para recibirla.
Los recuerdos de su amor removieron las lágrimas, pero estás no eran de dolor más bien era de gozo y regocijo por tener el perdón que tanto anhelaba.
—¿Lo amas?— Anika levanta la mira y se encuentra con unos azules que la miran con admiración.
Entendiendo ella que se refería a Arthur, decidió confesar —¡Sí!— Nikolas sintió una estaca en su corazón. Anika no aparta la mira de él —si te dieras la oportunidad de conocerlo entenderías porqué— le dice sonriendo la rubia, de la cual salían Corazones imaginarios que suspiraban por Arthur.
—Conozco a todo lo que se acercan a nuestra hija— confiesa Nikolas —y se que es un gran hombre— le duele admitirlo en voz alta y de frente a la mujer que ama —Contigo aprendí que el amor no es lo único que une a las personas, la confianza, el respeto son factores indispensables— le confiesa —sería hipócrita de mí parte desear que sean felices, pero en verdad quiero lo seas.
Anika lo mira con ternura —Encontrarás a alguien que te ame y de la que te enamoraras sin medidas— le toma el ante brazo dándole apoyo.
—No creo— dice con una amarga sonrisa.
— Verás que sí— le dice —ahora ve a despertar a Alia para que cene— le pide, mientras empieza a mover los utensilios para hacer pasta para los tres o sólo para los dos, inventariar una comida más ligera para su pequeña.
Alia al fin despertó luego de una tanda de besos otorgados por su padre, la pequeña se alegró mucho al ver a su madre en casa de su padre.
Por primera vez se sentaron en el comedor de tope en caoba los tres a cenar cómo una familia.
Arthur en su habitación lee con una sonrisa en la cara el mensaje de Anika, se fue temprano y no se había comunicado.
Durante estos dos años la amistad entre el y Anika se a hecho más fuerte, la considera su mejor amiga y confidente, no fue difícil amarla, ambos estaban marcados por amores del pasado, ambos sufrieron por amor, pero ya había llegaron el momento de vivir la pasión que lo envolvía, había llegado el tiempo de soñar juntos y no limitarse a ser amigos.
Arthur quería, deseaba que Anika correspondiera sus sentimientos, no quería ser un mal pensado pero sentía que ella lo quería así cómo el la quiere a ella.
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