My Last Sigh romance Capítulo 55

Ezequiel

Me sacan de la sala de quirófano y la enfermera se me acerca para preguntar los nombres de mis hijos.

—Romina Esther Harrison Walker y Jacob De Jesús Harrison Walker —le digo y ella anota.

Se va y yo voy a quitarme el traje azul. Regreso a la sala de espera y los chicos al verme se ponen de pie. La madre de Claire camina hacía a mí.

—¿Ya nacieron? —pregunta y yo asiento.

—Sí, son hermosos —digo, todos sonríen.

—¿Y mi hija? —la miro seria.

—Alejandro ya está realizando el proceso con el medicamento. Yo la vi muy pálida, pero sé que estará bien —les informo mientras hago una mueca.

Mi suegra derrama una lágrima y se sienta al lado de su marido. Nora llega a mi lado y me abraza.

—Todo va a salir bien. Ella va a estar bien —asiento.

Sonrío y beso su frente.

—Quiero ver a mis sobrinos —dice Marina mirándome.

—Yo también —la sigue Hazel.

Isaac dice lo mismo y yo los llevo. Llegamos al área de los cuneros y les señalo a mis bebés. Están juntos. Jacob tiene los ojos abiertos y su hermana al parecer está durmiendo.

—Tiene tus ojos, Ezequiel —dice Hazel y yo asiento.

Me alegra mucho ver a mis bebés con vida. Mi felicidad sería completa si mi esposa no se estuviera debatiendo entre la vida y la muerte en un quirófano. Marina se me acerca.

—Felicidades, Ezequiel —me dice y sonrío tenue.

—Gracias —respondo.

—Mi amiga va a salir de esta, ella... Ella va a luchar para volver con nosotros. Tiene que conocer a sus hijos y pasar tiempo con ellos —yo asiento.

Derramo una lágrima. Ella me abraza y yo le pido a Dios que no la aleje de nosotros.

Volvemos a la sala de espera y nos toca esperar horas para saber qué pasa con mi esposa. Alejandro se acerca y nos ponemos de pie.

—¿Cómo está mi esposa? —pregunto y el doctor suspira.

—Claire quedó muy débil después del parto, a pesar que fue una cesárea y tuvimos que reanimarla. No quiero imaginar que hubiese pasado si cumplíamos su deseo de tener parto natural. Nos vimos en la obligación de arriesgarnos a hacerle la cirugía y logramos extirpar una parte del tumor que tiene en el cerebro, además, le suministramos una cantidad considerable del tratamiento que estaba llevando antes de su embarazo para reducir el resto de tumor que le quedó —nos informa y mi corazón late fuerte.

—¿Mi hija está bien? —pregunta con miedo mi suegra.

—Por ahora está estable, en cuidados intensivos; las próximas veinticuatro horas son cruciales para su mejoramiento —trago en seco.

—¿Podemos verla? —pregunto y Alejandro hace una mueca.

—Haré una excepción, solo pueden entrar dos personas, una por una —nos miramos entre sí.

—Vayan los dos, Ezequiel y tú cariño —dice mi suegro.

—Gracias —le digo mirándolo con agradecimiento.

—No hay de qué, hijo —le sonrío.

—Síganme —pide Alejandro y eso hacemos.

Caminamos detrás de él y nos da unos trajes que debemos usar para entrar a la habitación. Nos detenemos frente a la puerta de la habitación 420. Alejandro nos mira y mi suegra entra primero. Alejandro se va y me deja afuera.

Mi suegra sale luego de 5 minutos y me espera afuera. Al entrar, me pongo el tapabocas y al ver a Claire con ese poco de claves conectados a su cuerpo y una venda en la cabeza, derramo una lágrima. Me acerco a ella y beso su frente, vuelvo a poner el tapabocas en su lugar.

—Hola, cariño —derramo otra lágrima—, no me gusta verte así, por favor despierta, nuestros bebés te necesitan, yo te necesito. No nos dejes. Eres el amor de mi vida, te amo, Claire; eres muy importante para mí —las lágrimas caen por mis mejillas.

Tomo su mano y la observo por unos minutos. Su piel está más pálida de lo normal. El monitor cardíaco comienza a emitir sonidos extraños y yo me altero. Llamo a las enfermeras y estás entran a la habitación junto a Alejandro. Me sacan de la habitación y mi suegra llora desconsoladamente. Vemos a Alejandro maniobrando el cuerpo de Claire y la imagen es fuerte. A los minutos sale y suspirando nos dice.

—Claire acaba de entrar en estado de coma —la mirada de Alejandro refleja tristeza.

—¡No! —grita la madre de mi esposa.

La abrazo y llora en mi hombro. Mi corazón late desenfrenado y no puedo evitar llorar. Esto no puede estar pasando.

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