My Last Sigh romance Capítulo 57

Hoy se cumplen cinco años desde que desperté del coma y han sido los mejores años en mi vida.

Romina y Jacob ya tienen cinco años y son unos niños muy traviesos. Ezequiel y yo tuvimos dos hijos más. Joshua, que tiene dos años y Saraí, que es la bebé de la casa; tiene ocho meses, ya da pequeños pasitos, dice mamá, papá y balbucea algunas palabras.

Mi hermano se casó con Marina, tienen un precioso bebé que hoy cumple tres años, se llama Asher y tiene el cabello de mi hermano (rubio) y los ojos de la mamá (azul aguamarina). La boda de mis amigos fue doble, unos meses después de que yo desperté; eso quiere decir que Felipe y Nora también se casaron y tiene una bebé de cuatro años y medio, que tiene el cabello negro como el papá y los ojos de su madre, se llama Hannah. Además, Nora está embarazada de seis meses y va a ser un niño. Damián ya tiene cinco años y medio, es un niño hermoso y ya tiene una hermana de dos años, que se llama Olivia y es preciosa, se parece mucho a mi hermana.

En conclusión, la familia creció bastante y estoy muy feliz por ello.

Abro los ojos y me encuentro con los de mi esposo observándome, le sonrío.

—Buenos días —digo y él sonríe.

—Buenos días, amor —besa mis labios y yo me pongo de pie.

Miro el reloj y son las 9:00 a.m. Hoy es sábado y Ezequiel tiene el día libre por la fiesta de nuestro sobrino. Voy al baño.

—¡Voy a hacer el desayuno! —me grita.

—¡Yo despierto a los niños! —le grito de vuelta.

Me cepillo los dientes y me lavo la cara. Salgo del cuarto y voy a la habitación de los mellizos, Romi y Jake. Camino hacia la cama de mi niño y beso su frente, se remueve en la cama y abre esos ojazos azules que me encanta, le sonrío.

—Buenos días, cariño —lo saludo, hace muecas y se estira.

—Buenos días, mami —me dice con pereza.

Me rio y me siento en la cama de su hermana. Beso su mejilla y se remueve, pero no abre los ojos, así que le hago cosquillas. Se ríe, ella es un poco perezosa para despertar.

—Ya, mami, desperté —le sonrío.

Beso su frente.

—Arriba niños, los espero en el comedor —les digo.

—Sí, mami —responden a unísono.

Salgo de su cuarto y siento el llanto de mi gordita hermosa, ella tiene el mismo síndrome que yo, es la que más se paree a mí a excepción de su cabello que es rojizo como el de Eze, los mellizos también son muy parecidos a mí, en cambio, Joshua es una copia de Ezequiel con mi color de cabello.

Camino a la habitación de Saraí y la encuentro de pie agarrando los barrotes de su cuna. La tomo en brazos.

—Ya, mi vida, aquí estoy —beso su mejilla regordeta y ella se calma.

—Mamá —se ríe y aplaude.

—Sí, hija, soy yo —sonrío y beso su frente.

Salgo con ella en brazos y voy al cuarto de Joshua. Me siento en su cama y dejo que Saraí lo despierte. Mi bebé gatea hacía él y toca su rostro, Josh abre los ojos y su hermana ríe.

—Hijo, despierta, es hora de desayunar —agarro a Saraí y Josh se sienta en la cama.

—Sueño, mami —dice con esa vocecita angelical.

Mi niño no habla bien aún. Beso su nariz y hago que sonría.

—Vamos —le pongo sus pantuflas y se baja de la cama.

Se cepilla los dientes y bajo con Saraí en un brazo y Josh agarrando mi mano. Ezequiel me ve y mi hija estira sus brazos para que su papá la cargue.

—Buenos días, preciosa —mi hija lo mira y ríe.

—Papá —balbucea y se aferra a su cuello.

Siento a mis hijos en el comedor y le preparo la silla a Saraí, le doy la comida a Josh y Eze a Saraí, Romina y Jake comen solos ya.

***

Pasan las horas y ya es momento de irnos a la fiesta. Termino de vestir a Saraí, le puse el paño, unas medias veladas para bebé blancas, un vestido lila que combina con sus ojos y unos zapatos negros. Le hago dos colitas y listo. Bajamos y veo a Ezequiel jugando con los niños.

—¿Niños, estamos listos? —pregunto llamando su atención.

—¡Sí, mami! —respondes mis tres niños.

—Tiiiiii —balbucea Saraí aplaudiendo y todos reímos, haciendo que ella también lo haga.

Nos subimos al auto y en poco tiempo llegamos a la casa de mi hermano.

Ezequiel me ayuda a bajar a los niños; yo tomo a Saraí y a Josh y él agarra a Jake y Romi. Éstos se sueltan al ver a Damián y corren a jugar con él.

—Niños, con cuidado —les grito.

Ezequiel carga a Josh. Veo a mis amigos y los saludo con un beso en la mejilla.

—Nora, ¿cómo va ese bebé? —acaricio su barriga.

—Muy bien —responde ella comiendo un chocolate.

Agarra las mejillas de mi hija y ella sonríe.

—Amiga —grita Marina y la abrazo—. Hola, preciosa, ven acá —me quita a mi hija de los brazos.

Saludo a mi hermano y felicito a Asher que está en sus brazos, éste último se baja rápidamente de los brazos de su padre para jugar con Josh. Los chicos llegan y todos nos sentamos en una mesa mientras nuestros hijos juegan, mi hermana se quedó con mi hija y yo me escapo un momento con Ezequiel.

—Te amo — le digo besando sus labios.

—Y yo a ti —me vuelve a besar.

Me alegra mucho la gran familia que formamos entre todos.

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