My Last Sigh romance Capítulo 52

Ezequiel

Beso sus labios, pero no me responden; me separo de ella y la muevo, pero no reacciona, comienzo a entrar en pánico. El aparato que conecta los latidos de su corazón muestra una línea recta y los doctores se alarman. Los niños comienzan a llorar y se los llevan e intentan sacarme de allí, pero no los dejo. Comienzan a reanimarla; primer intento, nada. Segundo intento, nada y al tercero tampoco responde. Los doctores se miran entre sí y niegan con la cabeza.

—¡Una vez más! —grita Alejandro y le hacen caso —¡Vamos, Claire, tú eres fuerte!

Intentan reanimarla nuevamente, pero ella no responde.

—Ya no está, no podemos hacer más —habla uno de ellos y veo que Alejandro derrama una lágrima.

Mi corazón late más rápido de lo normal y siento un dolor en mi pecho que no me permite respirar.

—¿Hora de la muerte, Alejandro? —pregunta uno de ellos.

—9:30 p.m. —responde —lo siento mucho, Ezequiel —me dice y sale del quirófano.

Trago saliva y niego con la cabeza.

—No —digo—. Ella no —me acerco al cuerpo de mi esposa, de mis ojitos violetas— ¿¡Por qué!? —la abrazo y comienzo a llorar —Abre los ojos, quiero volver a ver esos ojitos que me enamoran cada día. Mi amor, por favor, siento que mi mundo se acabó. Tú eres mi mundo, Claire, no me puedes dejar solo. Yo te necesito —sigo llorando y una de las enfermeras me toca el hombro.

—Lo siento mucho, señor, pero necesito saber el nombre de los niños —me seco las lágrimas y me enderezo.

—Jacob de Jesús Harrison Walker y Romina Esther Harrison Walker —respondo y la enfermera los anota.

Me vuelve a dejar solo.

—Te prometo que los voy a cuidar y a proteger siempre y les hablaré mucho sobre ti. De lo importante que eres y seguirás siendo para mí. De lo mucho que los querías y sé que donde estés los seguirás queriendo —beso su frente y con el dolor en mi alma salgo de la habitación.

Llego a la sala de espera y están todos a la expectativa.

—¿Ya nacieron mis nietos? —pregunta mi suegra y yo suspiro.

—Sí, son hermosos —respondo intentando sonreír.

—¿Y mi hija? —vuelve a preguntar y yo derramo una lágrima.

—¿Qué pasó con mi hermana? —pregunta Isaac alterado.

—Ella... No aguantó —mi voz sale en un hilo.

—No —comienza a decir su mamá— ¡No! —grita y comienza a llorar.

Isaac derrama lágrimas, pero se intenta hacer el fuerte, Marina lo abraza y también llora desconsoladamente. Hazel se sienta en la silla y comienza a llorar tapándose el rostro, Dom con ojos llorosos intenta calmarla. Felipe derrama una lágrima y mi hermana comienza a llorar. Ella me mira y corre a abrazarme, intento no llorar, pero me es inevitable.

—Lo siento mucho, hermano, pero debes ser fuerte por tus hijos. Ellos te necesitan —yo asiento.

***

Hoy es el sepelio de Claire, es un día lluvioso y gris. Hoy entierran a una de las personas más importantes en mi vida y me siento desolado. Lo único que me da fuerzas para seguir son mis pequeños hijos.

Mi madre me abraza y yo solo trato de no llorar, tengo que ser fuerte por mis hijos. No me puedo derrumbar, ellos me necesitan. Así lo hubiera querido ella.

Miro a la señora Flor y en medio del sepelio se desmaya, se la llevan del lugar. Yo agarro un puñado de arena y digo.

—Te prometo que los voy a cuidar y serán personas de bien como un día dijimos que lo serían. Van a ser muy felices como lo fui yo contigo, mi amor —miro al cielo y derramo una lágrima.

Tiro el puñado de arena y me alejo un poco. Mi madre me abraza.

—Debes ser fuerte, cariño. Sé que es muy duro, yo lo viví, pero debes ser fuerte. Te amo, hijo. Y ella te amaba mucho —me susurra al oído y lloro en su hombro—. Llora, desahógate — acaricia mi espalda y yo me aferro a ella.

Cuando comienzan a echarle arena, no soporto y sigo derramando lágrimas.

Se acaba todo y miro su tumba.

Claire Walker Johnson (1996 - 2017)

Madre, esposa, hija y hermana. Te llevaremos siempre en nuestros corazones.

Lo leo una y otra vez y aún no lo puedo creer… Un día somos felices y al otro no sabemos cómo estaremos, por eso hay que vivir el día a día como si fuera el último. Porque nunca sabremos, cuando será nuestro último suspiro. Nunca sabremos cuando será el día en que se nos acabará la vida. Hoy ya no está conmigo el amor de mi vida, pero siempre la llevaré en mi corazón y en mi mente.

Claire Walker te lo prometí un día y lo cumplí, te amé hasta tu último suspiro y lo seguiré haciendo hasta el resto de mi vida.

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