October full moon romance Capítulo 16

MENTIRAS

Terminó el tiempo para realizar el examen, al parecer saldría mal, no había contestado bien los ejercicios. Quizá por ser una sola vez hubiera aceptado la ayuda de Max, no me iba a gustar verme con un reprobado en esa clase. El profesor se levantó para tomar nuestros exámenes.

Se detuvo en el lugar de Emma, quedó viendo el examen por unos segundos y asintiendo le dijo:

—¡bien hecho, Emma!

claro, cuando pase por el mío será todo lo contrario.

Jinni le preguntaba a Loren si había salido bien, pero ésta le hizo una seña en forma de cortar la cabeza.

Creo que no soy la única que salió mal, ese era mi consuelo de cierta forma.

Entregamos todos nuestros exámenes.

—¿Tu como saliste, Nish? —pregunta Loren acercándose.

—Salí mal, creo que de ese examen lo único bueno que tengo es el nombre —le contesté.

Se acerca Jinni y comienza a reírse, en ese momento me trasladé a nuestra niñez, las tres niñas inseparables, la valiente, la graciosa y yo... la pequeña tímida. Era una amistad muy fuerte la que teníamos para ese entonces, pero ahora me encontraba sonriendo por hipocresía con dos chicas extrañas.

—Las veo luego —me despedí, mientras palmeaba sus hombros.

—¿A dónde vas? —preguntó Loren.

—Tengo que ir a la biblioteca, estoy retrasada con un trabajo y necesito información —tenía prisa de salir inmediatamente.

—Nish, en esta época y tu con biblioteca... puedes buscar todo en Google —sonríe sarcásticamente.

—Puede que tengas razón, Loren, pero siempre has sabido que prefiero la lectura de un libro, me gusta interpretar, no copiar y pegar, así que si me disculpan —salí de ahí para evadir a esas dos.

Tenía algo más importante que hacer como buscar a Max, pero por ninguna parte de esta universidad lo encontraba. Solo había un lugar en donde si estaría.

el campo de fútbol.

Detestaba ir a ese lugar, siempre habían chicos engreídos que se jactaban de su dinero, si eran apuestos y todas las cosas que un típico niño rico puede presumir.

Caminé y pude ver a lo lejos en las graderías a Max, él estaba atento a las jugadas que estaban ejecutando sus compañeros... bueno, ex compañeros.

—Nisha Sullivan, cómo has cambiado, sé que te gustaría un momento de fama en esta universidad, si quieres Rick te lo puede dar, anda ven, no seas tímida sé que quieres

—Eres el tipo más estupido de esta universidad Rick, si este mundo acabara y la descendencia dependiera de nosotros créeme que nos extinguiríamos, ¿te crees machito por ser jugador y tener dinero? —me acerqué y le apunté a su pecho.—Todos sabemos que eres un reprimido y la otra vez te encontraron besándote con el chico que trabaja en la cafetería, así que no vengas con tus jueguitos de macho alfa, imbécil —le sonreí mientras mis ojos lo consumían.

—E-eres un demonio, Nisha Sullivan —dejó sus cosas en el suelo y salió corriendo.

Llegué a las graderías donde estaba Max, él se miraba muy concentrado, Max hasta distraído lucía bien.

—¿Qué haces? —le pregunté dejando mi bolso a un lado.

—¿Sabes? cuando yo inicié como capitán del equipo no había universidad que nos pudiera ganar, creaba muy buenas jugadas y por un momento de mi vida creí tener la vocación de ser un entrenador, pude sentir que esa era mi pasión.

—Y ¿por qué no lo hiciste?

—Papá. Él siempre decía que debía de prepárame para los negocios de la empresa, el no quería que su hijo fuera la vergüenza de los Stuart así que no tenía otra opción

—¿Tu mamá estaba de acuerdo con eso?

—Mamá es buena persona, me hubiera gustado criarme solo con mamá, ella era más comprensiva y trataba de apoyarme.

—Pero... ¿entonces por qué no te apoyó?

—Papá, como siempre el. El tiene dominio sobre mi mamá, no sé, pero en ese aspecto el siempre ha tenido la razón aunque no la tenga, el poder lo ha vuelto ciego, ya no diferencia lo que es bueno o lo que es malo, él crea sus reglas y se deben de cumplir. Recuerdo cómo una vez encontré a mamá llorando en la habitación, entré para saber que pasaba pero cuando miré en su ojo había un golpe, regresé con furia porque sabía que había sido mi padre, pero mamá me tomó del brazo. Le pregunté qué ¿por qué lo defendía? Y ella solo dijo que así tenían que ser las cosas. Es la fecha y no conozco a mi padre Nish —se volteo para verme con esos ojos.

eran ojos de angustia, de confusión.

—Cambiemos de tema Max ¿si? —en mi mente sabía que era lo mejor ya que se le miraba lo mal que la estaba pasando. —Más bien dime qué pudiste averiguar —le sonreí, pero me aseguré de que nadie me viera de lejos.

—Nada, por el momento Davis solo hace cosas rutinarias, lo único es que al parecer está empezando un romance con tu amiga Jinni

—¿¡Qué?! ¿Estás seguro, Max?

—Si, Nish, pude leer que se mirarían en una casa de campo de los padres de Davis este fin de semana.

—¿Y si es otra Jinni?

—Vamos? Nish, en realidad ¿vas a defender a tu amiga? No hay otra Jinni y si quieres ese día lo podemos vigilar, se donde queda.

—No puedo creerlo, si Jinni está traicionando la amistad de Loren imagínate como serán esas dos a mis espaldas.

—Señorita, señorita —dijo alguien detrás de mi.

Volteo y era un señor que se dedicaba a limpiar las graderías del campo de fútbol

—S.. ¿si?—tartamudeé.

—Solo creí que estaba hablando sola —me dijo, medio asustado— ¿Quieres que te haga una cita con la consejera estudiantil? Dicen que es muy buena.

—Se llama hablar en voz alta, señor, no se preocupe que ahora en la juventud eso es normal, debería de practicarlo —le sugerí mientras me levanté de ahí.

Max se carcajea.

—¿De que te ríes? —le respondí seria, pero me quise arrepentir de nuevo porque el señor me miró mal.

—Nish, solo me dio gracia el argumento que utilizaste con el señor, vamos, no seas amargada.

—Cállate que por tu culpa la gente cree que estoy loca —murmuré a lo bajo entre dientes.

—Por cierto ¿hacia donde vamos?

—A la cafetería, tengo hambre.

—¿Pedirías una pizza por mi? Hace rato que no pruebo una y tengo ganas.

—Max ¿Cómo haces para mantener siempre tu sentido del humor?

—No se, creo que ya es parte de mi personalidad supongo.

Mira? Nish, allá viene Daphne y detrás tus dos amigas también al aparecer comerán en la misma cafetería.

—Vamos? siéntate con ellas, necesitamos saber ciertas cosas.

Me senté en la misma mesa donde estaba Jinni y Loren, mientras esperábamos que llegara Davis. Jinni y Loren hablaban como las mejores amigas, no podía creer como Jinni tenía la sangre fría de hablarle tan natural a Loren si en verdad fuera una amante de Davis.

Max se pone detrás de ellas haciéndome muecas.

—Oye, Nisha, Davis no tiene mal gusto, pero yo me quedaría definitivamente con Jinni, está más guapa que Loren ¿no crees? —él analizaba a las dos.

Fruncí el ceño, puse mis labios en una sola línea e hice la expresión de "tu no cambias Max Stuart"

Enseguida llegó Davis un poco sudado.

—Vaya... acá viene nuestro querido romeo —expresó Max.

—Hola, cariño, lo siento por llegar de esta forma — Davis se sentó, dándole un beso a Loren.

—No te preocupes, sabes que eso no es impedimento —respondió Loren, devolviéndole el beso.

Jinni parecía normal, ni siquiera le afectaba nada de lo que estaba pasando. si esta chica en realidad era la amante de Davis, sí que sabía fingir.

Luego de comer y platicas tras platicas Max se acerca y me sugiere que le pregunte a Davis: ¿Cómo sería si Max estuviera con nosotros?

—Oye Davis, una pregunta; ¿Cómo sería si Max estuviera con nosotros?

—No lo sé, supongo que todo sería igual, pero ya Max está descansando y creo que es lo mejor para él.

—¿Por qué lo mejor? —quise saber, levantando mis hombros.

—Si Max se suicidó es porque estaba en un proceso de depresión ¿no? De esa forma es que él calmó su dolor y yo respeto eso.

—Davis, eras su mejor amigo y dices que ¿eso era lo correcto? No se supone que mejor ¿era ayudarlo a superarlo?

Jinni y Loren no decían nada, solo estaba viendo como la conversación se comenzaba a acalorar.

—¡Maldita sea contigo, Nisha! —golpea la mesa—

Deja de preguntar tanto, creo que ni los oficiales preguntan tanto como tú, sabes, si en realidad hubiera un asesino suelto me gustaría ser yo para darte un tiro en tu cabeza con tantas preguntas qué haces. —tomó sus cosas y se fue.

Voltee a ver a Jinni y a Loren, pero estas estaban asustada por cómo actuó Davis.

No era para menos, hasta yo estaba con miedo por tales palabras. Es decir, jamás me habían gritado así de feo, la mayoría que se encontraba en la cafetería había visto la escena. Empecé a sentirme avergonzada y un poco mal por lo que había pasado.

Max se acerca detrás de mí y comienza a masajearme.

—Lo siento, Nisha, no quise que hicieras eso, fue mi culpa, pero no te preocupes ese tonto no te podrá hacer daño, no mientras estés conmigo.

Involuntariamente llevé mi mano hacia mi hombro y tomé la mano de Max, en realidad podía sentirme protegida con el. Volví a reaccionar y quité mi mano, era penoso para mi y tampoco sabía por qué estaba actuando así con Max.

Yo solo le ayudaré con saber quién fue su asesino.

Me levanté de la mesa para luego irme al aula de clases, Jinni y Loren solo me quedaban viendo como si habían visto un fantasma.

—Nisha, tienes que andar con más cuidado, no me gustaría que te llegara a pasar algo en esto. Sé que quieres ayudarme, pero tampoco hay que exponerse tanto. Mira, otra vez Daphne—señala.

—Si, ella tiene la misma clase a última hora conmigo.

Entramos al aula de clases, el profesor llega y saluda.

—Quiero que se hagan en parejas, el trabajo que les tengo preparado es un poco largo así que junten sus asientos.

Volteé a ver a todos lados, pero al parecer ya todos tenían sus parejas excepto una persona. Daphne. Rodé los ojos porque no quería soportar a esa bruja, suficiente había tenido con él idiota de Davis; que estoy segura de no hablarle en un buen rato.

—¡Bien! Quedaste con mi ex —aplaudió Max.

Rodé mis ojos hacia él y luego a Daphne.

—Ni modo, tendré que hacerme contigo —ella me miró de pies a cabeza exasperada. Recordé que ella fue la que me había empujado a la piscina; me dio rabia, en ese momento quería golpearla, pero si lo hacía me metería en problemas. Además de que yo no era una salvaje.

El profesor comenzó a dar folletos para resolver y a esto si le entendía.

Daphne me observaba.

—¿Qué? ¿No le entiendes? —le pregunté.

—No, no estudié, pero parece que tu si le entiendes así que hazlo y solo apuntas mi nombre —me dio órdenes.

—A ti no te enseñaron modales ¿cierto? Parece que el dinero no compra la inteligencia, querida —le guiñé un ojo.

—Nisha, podrías preguntarle a Daphne si tiene novio.

En mi mente creí que Max seguía interesado en ella, pero no perdía nada con preguntar.

—Dapnhe... —dudé un poco— ¿tienes novio?

—No, no tengo, ¿por que tu pregunta?

—Solo quería saber. Pero supongo que tuvisteis anteriormente ¿no? Una chica como tu debe de tener muchos enamorados por doquier.

—Si, tuve una relación hace un tiempo atrás, pero terminamos.

—¡Miente, Nish, Daphne está mintiendo! —señala Max a Daphne.

—Pregúntale por el chico de Alemania

—Y ¿Qué pasó con el chico de Alemania?

—Pero ¿tú cómo sabes eso Nish? — me miró, poniéndose nerviosa.

—Bueno, solo escuché comentarios de que tenías un enamorado de Alemania, tú sabes, eres muy popular y era evidente que hablarían de ti todo el tiempo.

—Todo eso es un mal entendido, las personas inventan ciertas cosas.

—¡Sigue mintiendo! —esta vez Max estaba más enojado—Nish, hazle la última pregunta, dile que ¿por qué terminó conmigo?

Me quede seria, no sé si Max me estaba utilizando para saber cosas qué el no quiso preguntar o en realidad estaba buscando respuestas a su caso. Me sentí incómoda en ese momento porque me sentí utilizada por él.

—¿Por qué terminaste con Max? —quise saber, sobándome la sien. Era la última cosa que haría por el en el día.

—Max... mi relación con Max era de las mejores, pero con el paso del tiempo se fue apagando, el tenía cosas más importantes que atender y él me sugirió que termináramos, pero yo me rehusaba a perderlo.

—No puede ser, Daphne si que es descarada, no puedo escuchar más mentiras, te espero afuera Nisha —Max salió del aula.

—Qué triste —le respondí sin ánimos. La verdad, la conversación con Davis me dejó agotada y me sentía un poco de malhumor.

Entregamos el trabajo, para luego salir de ahí.

—Max, si no has superado a tu ex me lo hubieras dicho, no era necesario que me utilizaras para saber detalles.

—¿Crees que te utilicé? Aun no comprendes nada, solo quería saber si Dapnhe mentiría a esas preguntas, yo no siento nada por ella.

—Esta bien, solo crei que tenías algunos sentimientos guardados.

—No, luego te contaré ciertos detalles para que estés al tanto de la situación, ahora toma el autobús y vámonos a casa que necesito que trabajemos con lo que te pedí.

—¿Qué cosa?

—Nisha, te lo dije hace rato, iremos a mi casa por esa carta. Necesito ver qué dice y la letra. Tu sí que olvidas rápido.

—Compréndeme, mi cabeza se ha dividido en muchas cosas. ¿Qué harías tu al saber que hablas con un mu...?

—Vamos Nish, dilo, no me afecta.

—Bueno eso, además que hay un asesino suelto. No es fácil para mí procesar todo esto.

—Tienes razón, lo siento. Pero también me siento enojado.

Ya olvidemos eso sí.

A pesar de todo se merecía que en medio de este caos le estuviera pasando algo que lo llenara de esperanzas.

El día que estaba por concluir abría paso para una pista rotunda, en donde el peligro, el odio y la codicia se harían presente detrás de una carta, la carta de Max Stuart.

—Desconocido

LA CARTA

—¿Qué se supone que diga? —caminé de un lado a otro un tanto nerviosa. Cosas así me sacaban de la poca estabilidad emocional que me quedaba.

—Ya te lo dije; dile que la semana pasada, días antes de mi muerte, me habías prestado un libro de español. Ella te dejará pasar a mi habitación y allí buscarás la carta.

—¿Y si no está en tu habitación? —quise saber, mirándolo.

—Puede que mi madre la tenga en un cajón cerca de su cama.

—Max, es muy arriesgado.

—Perdóname por hacerte pasar estas cosas; si tan solo pudiera hacerlo yo.

Fue entonces donde recordé el bolígrafo caído de Emma, quizás él sí podía buscar esa carta y entregármela. Pero no sería conveniente que vieran un papel flotando por el aire. Así que respiré profundo y me armé de valor. Podía con esto, solo tenía que hacerme la que no sabía nada, la que sólo iba por su libro de español.

—Está bien, estoy lista.

Caminamos hacia su casa, era grande y había un buzón en la entrada. Toqué el timbre y esperé a que alguien me abriera.

—Mi madre o Rosa tendrán que abrir. Mi padre no está así que solo están ellas dos.

Segundos después la puerta se abre, es la madre quien me atiende. Su cabello está corto, tiene algunas arrugas en su cara y ojeras también. Noté un pequeño hematoma cerca de su ojo derecho, casi desvaneciéndose. Entonces recordé lo que Max me había contado.

—¿Si? —me preguntó.

—Hola —carraspeé— soy Nisha, amiga de Max.

—Hola, nunca te había visto por aquí, pasa —me sonrió. Eso hice, pasé, Max venía detrás de mí.

—En realidad somos... digo, éramos compañeros de clases —le expliqué, sintiéndome un poco nerviosa— antes de que... pasara lo qué pasó le había prestado a Max mi libro de español para que estudiara un poco —mentí, era malísima mintiendo y siempre me equivocaba con las palabras.

—Tranquilízate, Nish, hasta yo puedo notar tu nerviosismo. —me dijo Max.

No sabía qué era lo que me ponía nerviosa, si estar aquí, mentir o estar con su madre y decirle mentiras sobre su hijo. Ella lo extrañaba, se notaba lo débil y vulnerable que se veía. Lo pude notar porque cada que digo el nombre de Max ella intenta no quebrarse frente a mi. Si tan solo supiera que su hijo está aquí conmigo justo ahora.

Mis manos empezaron a temblar un poco, pero como Max lo notó, él me tomó de las suyas. Eso me dio un poco de calma.

—Claro, no te preocupes... —creo que quería decir algo más pero no lo hizo, lo dudó— La habitación de Max está arriba, en la primera puerta de la derecha. Puedes entrar tranquila, estaré en la cocina —me dio una ultima sonrisa para después irse por una puerta: a la cocina.

Miré a Max un poco confundida.

—Ella está realmente mal, ¿cierto? —me dijo.

—Te extraña mucho.

Él cerró los ojos por unos segundos pero después se compuso.

—Vamos, hagamos esto de una buena vez —Max camina hacia las escaleras así que lo sigo. Las subimos hasta llegar al segundo piso. Abrí la puerta de su habitación y me adentré, cerrando tras de mi.

—¿En dónde podría guardar tú madre una carta? —lo miré.

—Busca en la cómoda —sugirió.

Abrí con cuidado cajones y más cajones pero no había señales de la carta. Busqué en su cama, bajo el colchón, procurando dejar todo en orden claro está, y en algunos libros que habían en un escritorio. La habitación de Max era de color azul claro, era bastante grande, tenía un enorme televisor frente a su cama y una litera con muchos libros en una esquina.

—Quizás esté en el cuarto de mi madre —se rascó la nuca un tanto tenso. Se veía incómodo. Supongo que estar aquí le trajo muchos recuerdos.

—¿Max?

Me miró, parecía que estaba perdido en sus pensamientos.

—Sí, te llevaré al cuarto de mi madre. —salió de su habitación. Abrí la puerta, pero antes de salir tomé un libro al azar de la litera en la esquina. Solo para que su madre viera que sí vine por el libro. Seguí a Max por el pasillo hasta llegar a la última puerta, miré detrás de mi asegurándome de que no hubiera nadie, abrí la puerta y entré.

Estando adentro revisé sus cajones, algunos libros sobre un escritorio y también revisé sin querer un diario. Definitivamente aquí no estaba.

—Tu carta no está Max —le dije— ¿algún lugar en el cual podamos buscar? —dejé el diario de la madre en el mismo lugar en el que estaba.

Max parecía un tanto desesperado.

—A menos de que la policía se la haya quedado como evidencia, ¿no crees? —pone sus manos en su cintura.

—Es posible —me sentí mal por él porque habíamos fallado en la búsqueda de la carta. Teníamos muchas esperanzas si la encontrábamos.

—Deberíamos de irnos —me dice, mirando un reloj en la pared. Iban a ser las siete— Mi padre está por llegar.

—Está bien —aferré el libro a mi pecho mientras salíamos de la habitación. Seguí a Max por el pasillo y bajamos las escaleras. Su madre estaba en la sala, escribiéndole algo a una mujer mayor.

—Lo que te anoté es para mañana, Rosa, que no se te olvide por favor —la señora Stuart le dio el papel. Quizás era alguna lista del súper. —Nisha —se dirige a mi— Veo que encontraste el libro.

—Así es. Gracias por dejarme pasar. Me siento bastante apenada por venir aquí solo por esto.

—Pregúntale por mi padre —me dice Max.

Le di una mirada rápida con el ceño fruncido.

—No te preocupes; si eras amiga de Max puedes venir las veces que quieras —la señora Stuart me pareció alguien dulce, delicada.

—Gracias —caminé hacia la puerta— La veo después.

—Nisha, pregúntale por mi padre —insiste Max, yo necesitaba salir urgente de allí.

—¿No te quieres quedar a cenar? —me pregunta después ella.

—No, de verdad se lo agradezco pero no quiero molestar. ¿El padre de Max vendrá a la cena? —me rasqué la nuca nerviosa.

Ella dudó un poco.

—No creo, él tiene que quedarse hasta tarde hoy —respondió, había algo de tristeza en sus ojos. Me dio pena por ella, ahora que Rosa se había ido ella se había quedado sola. Y me sentía culpable por ella. Sentía la necesidad de hacerle compañía.

—Es un imbecil —exclamó Max— De seguro le está poniendo los cuernos.

15 1

15 2

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: October full moon