October full moon romance Capítulo 18

LA TUMBA

No podía creer lo que estaba viendo, ere perturbador que la tumba de Max estaba abierta, no solo eso, sino que su cuerpo no estaba. Todos estábamos desesperados y sin saber qué hacer, Max se tomaba la cabeza caminando en círculos. No me imagino qué se debe de sentir ver mi propia tumba vacía. Daphne y Jinni estaban llorando además de los dos chicos que estaban con ellas.

—Daphne, Jinni, ¿pueden decirnos qué pasó? —les hablaba Davis con un tono elevado. —Si ustedes tuvieron algo que ver con esto llamaremos a la policía.

—No tenemos nada que ver Davis, solo vinimos acá a como lo habíamos acordado y cuando nos acercamos a la tumba de Max ya estaba vacía, si quieres puedes preguntarle a los demás, todos nos sorprendimos al ver eso. Fue por eso que gritamos —respondió Daphne con lágrimas en su rostro.

Todos nos quedamos viendo sin idea alguna de qué hacer.

—Tengo una idea —dijo Loren.—Sabemos que con el hecho que estemos acá nos haría sospechosos de la tumba profanada y no queremos ir a la cárcel injustamente, todos iremos a casa y guardaremos silencio, es lo mejor por el momento, así que cambien esas caras y regresemos a casa como que no hemos visto nada ¿ok?

Murmuros.

—Esto no es un juego —exclamó Loren, levantando la voz.

—Creo que ella tiene razón chicos, a nadie le favorecería decir que estuvimos acá —afirmaba Davis.

Regresamos a los autos y nos fuimos a nuestras casas.

Sigilosamente abrimos la puerta de la sala para llegar a mi cuarto, encendí una vela y me acomodé en la cama. Tenía tantas dudas de por qué o quien haría eso.

Max se había sentado en una mecedora, se tomaba su mentón. Sabía que él estaba sacando sus propias conclusiones de lo que había visto.

—Es horrible —dijo Loren.

—No puedo creer como alguien puede hacer tal atrocidad.

Nish, tienes idea del por qué profanarian la tumba de Max.

—No, no tengo idea. Estoy igual de confundida que todos. ¿Como para qué querían hacer eso? en una ocasión leí que habían personas que les gustaba comer carne en ese estado.

—No creo que esa sea la explicación, Nish, acá debe de haber algo más, pero hay que dormir, no quiero llegar desvelada a clases.

Max estaba pensativo, pero también me sentía incómoda por no poder hablar con él, sabía que él y yo estábamos coincidiendo con nuestros pensamientos, pero por culpa de Loren no podíamos debatir. Así que solo le hice de seña que mañana hablabriamos.

—¿Puedes apagar la vela? —le sugerí a Loren—Que descanses...

El sonido de la alarma me hace despertar de inmediato.

Achicaba mis ojos mientras miraba a mi alrededor. Loren seguía dormida, Max se había quedado dormido en la mecedora. Pensaba en lo de anoche y me daba mucha tristeza por las cosas que estaba pasando Max, él no era mala persona como para que le estuviera pasando todo esto. Quité mi cobija de mi cuerpo y me dirigí hacia el. Acaricié su pelo pues me ponía en su lugar y me daba nostalgia. Max empezó a abrir sus ojos poco a poco, lo quedé viendo y le di una sonrisa cálida. Inmediatamente él sonríe. Me acerco a su oído:

—Buenos días Max, sé que no hablábamos mucho ayer, pero hoy será otro día—volteé hacia Loren, no quería que me descubriera como una loca hablando a solas.

—¡Loren, Loren! —agité su cuerpo.—Ya levántate, es hora que busquemos cómo vestirnos para ir a la universidad. Me iré a bañar y para cuando salga quiero que estés lista para que entres.

Le hice seña a Max de que saliera. Después de todo el podía vernos y no quería pasar la vergüenza de antes que no lo podía ver.

Me estaba duchando y Loren me comentaba acerca de su enamorado. En el fondo quería decirle sobre lo de Davis y Jinni, pero no podía hasta saber si en verdad esos dos tenían un amorío a sus espalda.

Salí del baño para elegir mi ropa.

—Deberías de remodelar tu ropero —sugirió Loren.

—¿Cómo por qué o qué? —fruncí el ceño levantando mis brazos.

—No sé, solo sugiero que deberías de vestirte un poco más femenina, no te digo que no lo haces sino que algo más llamativo.

—Te diré una cosa, Loren, somos amigas desde hace muchos años y creo que ya debes de saber que si me visto así es porque me gusta, además no me gusta llamar la atención a esos chicos por ahí, sus piropos pervertidos no los soportaría.

—está bien, cada quien tiene sus gustos, pero yo solo quería ayudarte con eso, me iré a bañar.

Bajamos a la sala para desayunar un poco e irnos a la universidad. Max estaba sentado al lado de mamá en el sofá, era raro ver esa imagen de mamá y Max juntos, estaban viendo las noticias. Max volteó y señaló a la Tv.

—Buenos días, chicas—nos saludó mamá.

—Tomen asiento, miren lo qué pasó con su amigo Stuart. No puedo creer que esta ciudad esté cambiando, en mis tiempos no ocurrían esas cosas.

Loren y yo nos quedábamos viendo.

Salía un oficial hablándo.

—Cómo pueden ver han profanado la tumba de Max Stuart, aún no sabemos las causas de tal hecho, pero tenemos un testigo que asegura que a eso de las tres de la mañana se adentraban un grupo de adolescentes, investigaremos a fondo para encontrar a los culpables, las próximas declaraciones las daremos a medida que avance la investigación.

Tragué grueso, lo acepto.

—Les serviré el desayuno, chicas, dentro de poco entran y no quiero que lleven su estómago vacío.

Mamá se dirigía a la cocina mientras yo murmuraba a Loren que esto se saldría de control, la policía sabría que nosotros estuvimos ahí.

En eso suena el celular de Loren.

—Es Davis, me manda un mensaje que necesita que nos miremos todos en la cafetería que queda cerca de la universidad.

Asentí ansiosa.

Llegamos a la cafetería, Davis ya estaba ahí junto a Loren y los dos chicos de la universidad.

—Creo que ya todos estamos al tanto de lo que transmitieron por la noticias en la mañana, así que tengo un plan. Necesito que eliminen todos su mensajes, contactos, busquen cualquier cosa que haga despistar a la policía, ya tengo escrito las coartadas que dirán, no estén nerviosos, este día estaremos muy distanciados. Es un hecho que ellos estarán en la universidad, salgamos de acá uno por uno —explicaba detalladamente con gestos Davis.

Parecía que Davis tenía experiencia con estas cosas, ya lo tenía trazado todo minuciosamente.

Salí de la cafetería, Max venía a mi lado.

—¿Qué piensas Max?

—¿sobre lo de anoche?

—¿si?

—no lo sé, creo que la persona que lo hizo debe de tener algún plan, la mayor parte del tiempo los asesinos regresan para eliminar evidencias o cosas semejantes, lo que no entiendo es que ¿Qué podría tener mi cuerpo como evidencia? Si ya los oficiales habían determinado que yo me había suicidado.

—¿y si es todo lo contrario?

—lo contrario ¿de que?

—me refiero a que quizá la policía está involucrada en esto, ambos sabemos que tú no te suicidaste Max, ¿por qué ellos darían la versión que te suicidaste cuando no es así? ¿No será que hay alguien más queriendo saber qué pasó contigo?

—suena algo lógico, pero es muy peligroso, Nish, quien haya sido, sea el asesino u otra persona no me imagino hasta donde llegarían sus límites. A veces me enojo conmigo mismo que no puedo recordar nada, quizá ya hubiéramos atrapado a esa persona.

—no te culpes, ya habrá momento en el que recuerdes todo.

Llegué al aula de clases, estaban todos murmurando, lo más probable era lo que habían transmitido los noticieros. Max se sentó en el escritorio del profesor subiendo los pies encima de la mesa.

—Hoy seré tu profesor, Nish, ¿no te gustaría tener un apuesto profesor? —presumía Max.

Sonreí, Max y sus ocurrencias... siempre tenía lo egocéntrico, pero acepto que me divertía.

Llegó el profesor.

—Buenos días, jóvenes, necesito que por favor hagan silecio. Busquen sus asientos. El día de hoy tendremos visita de los oficiales, así que no tendremos clases, pero necesito que se mantengan en él aula mientras ellos vienen.

No habían llegado y yo ya estaba nerviosa, no soy buena mintiendo y menos a un oficial, ellos son expertos y van a notar que estoy mintiendo.

Dos oficiales entraron al aula.

—Hola, chicos, la visita de hoy no es nada fuera de lo común, haremos interrogatorios uno a uno solo para esclarecer ciertas cosas referente a lo sucedido con su compañero Max Stuart, así que pueden salir e iremos llamando según la lista.

Al menos yo era de las últimas en esa lista.!Salí del aula con Max, necesitaba relajarme, debía encontrar el lugar donde pudiera hacerlo.

AsEstás en problema, Nisha Sullivan, hasta yo puedo percibir tu nerviosismo, deberías de estar tranquila, tú no tienes nada que ver con eso. Míralo desde ese punto de vista —sugería Max, quizá estaba haciendo un esfuerzo para tranquilizarme.

Caminaba directo hacia la biblioteca, era el único lugar en donde sabía que tendría paz, ahí me gustaba leer y escribir mis libros.

—¿Dónde vamos? —preguntó Max.

—A la biblioteca, no creo que te guste estar ahí. No es tu estilo supongo

Loren se acercaba, pero como teníamos que seguir el plan de Davis ni nos alzamos a ver.

Entramos a la biblioteca, estaba vacía. Perfecto para mi, me gustaba estar sola y sería el momento justo para escribir un poco. Me senté en una mesa que estaba cerca de una ventana, necesitaba un poco de aire, Max se sentó a mi lado.

—No, Max, necesito privacidad, no puedo escribir cerca de ti ¿si comprendes?

—que extraña que eres, pero bueno... estaré por acá cerca, suerte con tus cosas.

Saqué mi libreta de apuntes y empecé a escribir, ciertamente escribir me servía para tranquilizar mis nervios, mis ataques de ansiedad, era la manera perfecta para desahogarme.

Pasaron los minutos y yo seguía escribiendo cuando una mano cruzó mi vista poniendo un libro encima de la mesa. Miré el libro y fui elevando mi vista sobre el brazo de la persona. Se trataba de Oliver Lyne, era un chico conocido desde años atrás.

—Te recomiendo este libro, Nish —sonrió.

—Te lo agradezco, Oliver, por cierto. ¿Qué haces acá?

—Bueno, desde hace un tiempo he estado colaborando con las personas de la biblioteca, además me gusta la lectura es por eso que te recomendé este libro.

—Entiendo, es bueno saber que no todos los hombres son iguales, al menos hay uno que sí comparte lo mismo que yo. Con razón te había visto acá en muchas ocasiones e incluso platicamos algunas veces, pero pensé que hacías tus trabajos de clase.

—Así es y ¿cómo estás, Nish?

—Bien, estoy muy bien. Solo trataba de escribir un poco mi nuevo libro.

—¡Wow! ¿Podrías regalarme una copia cuando lo termines?

—si, no te preocupes, serás el primero en tener una copia.

—seré tu fan desde ya, no me culpes, pero me emociono con estas cosas

—oye, tranquilo, sé cómo se siente, lo mismo me pasa a mi cuando leo un libro interesante y por supuesto que leeré tu libro

Max se aproximaba, lo miré de reojo. Oliver se volteó a la dirección de Max.

—¿Pasa algo, Nish? —pregunta Oliver.

—No, todo bien—regresé mi mirada hacia el.

—Vaya, vaya, señorita Sullivan, me voy un rato y ya está alguien detrás de ti, sí que eres atractiva para estos estupidos nerds, primero Dalton y ahora Oliver. Este típo es una especie de nerd camuflado, el hecho que perteneciera a mi equipo no lo hacía de los míos, por eso siempre como capitán lo quise en la banca, era un inservible, mediocre y ahora por lo que veo te enamora con tus cosas de libros. Que patético es. Guarda tus cosas que nos vamos Nish, ya pronto te tocará a ti dar tu versión y espero que ya hayas calmado tus nervios.

—¿Son ideas mías o estás un poco nerviosa Nish? —Oliver fruncía el ceño.

No entiendo cómo Max cambio su personalidad en un segundo al verme con Oliver, él solo me estaba hablando cosas de libros.

—Para nada, Oliver, solo que últimamente no he podido estudiar lo suficiente para mis exámenes y eso me pone un poco mal, pero creo que te dejaré. Quizá en otro momento continuemos las plática.

—Adiós...

—¿Qué te pasa Max? No me gusta que me trates así, yo solo estaba hablando con Oliver, algo normal.

—¿Que no te das cuenta como te queda viendo, Nish? Se nota que le gustas.

—¿Y qué con eso? Independientemente no te da el derecho de hablar así y menos tratar a las personas de esa forma. Algo que he notado es que cuando estoy con alguien conocido y es hombre tú te pones así Max, no lo entiendo.

—Solo trato de protegerte de todos esos degenerados, tú porque eres mujer no lo notas, pero yo si.

—Además, Oliver no es así, él solo trabaja en la biblioteca en sus tiempos libres, solo quiso saber acerca del libro que quiero publicar.

—Igual sigue siendo un estupido, Nisha.

Negué con mi cabeza.

—¿Sabes? Acá dejemos esta platica, no tengo cabeza para pensar en otra cosas que no sea el interrogatorio y al parecer no estás colaborando conmigo.

—No te preocupes, Nish, yo estaré contigo y te ayudaré — Max tomaba mis manos y me miraba a los ojos.

Era nuevamente el Max que estoy acostumbrado a ver, me daba seguridad, me protegía y estando él sabría qué responder.

Así nos dirigimos al aula, juntos y llenos de valor...

LA MUJER

—¿Donde estuvo hoy a las tres de la mañana? —el oficial era un hombre mayor, su cabello era blanco y tenía un puro encendido entre sus dientes. El aula estaba vacía y un poco oscura, el cielo se había puesto nublado amenazando con llover. Solo estábamos él y yo. Y Max claro está.

—En mi casa, dormida —respondí tratando de que mi voz no sonara temblorosa. Me preguntaba qué habrían dicho los demás.

—Según Loren, —leyó en una carpeta algo escrito— pasó la noche con usted. ¿Eso es cierto?

—Así es.

—¿Hay alguna persona que nos confirme lo que me está diciendo.?

Sí, estaba mi madre, pero desde un principio no quería involucrarla en estas cosas. Sin embargo, no había más opción que decirlo. Solo por esta vez.

—Mi madre, ella recibió a Loren por la tarde y cuando yo llegué se quedó a dormir conmigo.

—¿De donde venías, Nisha? —me preguntó, parecía que me acusaba. Max se posicionó detrás de él como leyendo sus apuntes.

—De una cita —mentí. No era una cita mi salida con Dalton.

—¿Cita con quien? —el oficial tomó un bolígrafo y empezó a anotar mis respuestas. Me recordó a cuando iba con mi psicóloga, ella me preguntaba, yo respondía y ella anotaba. Me analizaba. Analizaba las posibles respuestas y después las comparaba.

—Dalton, es un compañero de clases.

—¿El apellido?

—Quinby.

—Muy bien. ¿Y estás segura de que no saliste en la madrugada al cementerio? El cuidador dijo que creyó ver a un grupo de adolescentes a esa hora. Escuchó gritos, e incluso le pareció escuchar ciertos nombres —me comentó. Me puse más nerviosa de lo normal, mis manos sudaban y hasta empezaron a temblar.

—No le sigas el juego —me dice Max— Él no tiene anotado eso aquí, Nish, solo quiere sacarte información.

Entonces el oficial solo jugaba con mi mente, me quería hacer decir la verdad diciéndome mentiras. Max se quitó del lugar porque me miró bastante nerviosa, y al ver mis manos empezando a temblar, se agachó y las tomó entre las suyas. Eso me hizo tranquilizarme un poco. No sabía por qué pero Max me ayudaba en mucho. Me sentía bien con él, protegida.

—Ah, eso es bueno; saben más o menos quienes fueron entonces —asentí, tratando de sonar tranquila y relajada.

El oficial me escaneó con su mirada, como quien llevaba la cuenta de los aciertos:

Nisha: 1

Oficial: 0

—Así es. El hombre llamado Tom, está bastante mayor y suponemos que escuchó, pero él me dio ciertos nombres. Es confidencial así que no te puedo contar, solo sé que estamos esperando una orden para poder investigar mejor a ese grupo de adolescentes. —se reincorporó, leyendo algo más— También encontramos una tabla ouija en el lugar.

Me tensé. Era la tabla de Daphne, no podía creer que fue tan estupida de dejar evidencias. En esa maldita tabla han de estar las huellas de todos. Excepto la mía, porque la primera vez que fuimos jamás la toqué. En ese aspecto me sentía aliviada, pero no por los demás. Al menos por Loren o Jinni.

—¿Qué harán con ella? —quise saber.

—Tiene algunas iniciales en la parte trasera. No entiendo a los jóvenes de hoy; es comprensible que extrañen a Max Stuart pero querer jugar con su espíritu es muy bajo. Los fantasmas no existen —dijo seguro.

—Así es, no existen —le seguí el juego, sabiendo que aquí tenía a la par a uno.

—Nisha, quiero ponerte las cosas como son —parecía más serio ahora. ¿Será que sabe que fuimos nosotros?

—En primer lugar, tendremos que ir donde tu madre para que nos compruebe que Loren y tú estuvieron la noche allí. Segundo, necesito que pongas tu celular aquí—me pasó una canasta de plástico en donde habían muchos celulares— Los revisaremos todos.

Dudé un poco en dárselo, pero era la policía, no podía negarme o sino parecería sospechosa. Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y lo puse en la canasta.

—¿Y tercero? —quise saber de una buena vez.

—Se los regresaremos mañana a primera hora. El cementerio estará vigilado todo el tiempo, ya no permitiremos que los adolescentes lo ocupen para su patio de diversiones. Creo que no tengo nada más que decirte, te puedes retirar —bajó su vista a un papel y empezó a anotar algo.

—Está bien —me puse de pie— Gracias —salí del aula de clases seguida por Max.

—Estuviste genial —me dice éste, ahora no podía ni sacar mi teléfono celular para simular hablar en llamada para que no me vieran hablando sola.

—Hablamos en la salida —le murmuré entre dientes.

—Está bien.

Al salir al parqueadero miré para todos lados, la imagen del ataúd de Max vacío ayer no se me quitaba de la cabeza.

—¿Qué tanto piensas, Nish? —me preguntó Max, decidí sentarme en un lugar solitario en donde nadie me podía ver ni escuchar.

—En tu cuerpo, Max, ¿quién se lo habrá llevado y para qué?

—No me sorprendería que haya sido una de mis ex novias, seguro harán cochinadas —respondió, pero parecía serio y no que hacía una broma. Sin embargo me reí un poco ante su comentario.

—Lo digo en serio. ¿No te parece raro?

—No me importa si se lo llevan o no, de todas formas ya no lo volveré a usar.

Pensé y pensé, tenía un ligero pensamiento dentro de mi mente que se me había instalado desde ayer. Alguien se había llevado el cuerpo de Max, no sabíamos ni por qué o para qué. El único que puede decirnos algo es el señor que cuida el lugar, Tom. Pero ahora el cementerio estará vigilado. Si dábamos con quien se llevó el cuerpo dábamos con el asesino.

—Tenemos que encontrar a quien se llevó tu cuerpo, Max —me puse de pie, saliendo de mi escondite— A cómo de lugar.

—¿Qué piensas hacer?

—Averiguar quién fue, el único que pudo haber visto algo es Tom. Tengo que idear algo para hablar con él, quizás vaya al cementerio con la excusa de visitar a un familiar. O con... tu madre —lo miré, no me importaba si alguien me veía hablando sola y de la nada. Tenía muchas posibilidades ya.

—¿Mi madre?

—Sí, debe de estar devastada por lo sucedido, ella puede ir al cementerio, iré con ella y aprovecharé para hablar con Tom.

—Olvidas que hay oficiales en la entrada, ¿crees que no notarán raro que hables con Tom?

—No lo sé —me llevé una mano a la cabeza y empecé a caminar en la otra dirección, para la casa de Max.

Cuando llegamos frente a la casa de la señora Stuart ella estaba en la puerta hablando con un señor que llevaba una pala consigo. Lo reconocí de inmediato y agradecí porque la suerte estaba conmigo. Era Tom. Me acerqué rápidamente, ellos parecían discutir.

—Es que no puede ser —lloriqueó la madre— Ahora ni siquiera tendré una tumba a quien visitar. No puedo creer que no haya hecho bien su trabajo.

—Ya le dije que no noté nada raro —le explicaba Tom.

—Señora Stuart —los interrumpí.

—Nish, ¿cómo estás? —ella se acercó a mi limpiándose las lágrimas— Imagino que te enteraste de lo qué pasó.

—Sí, por eso vine.

—Todo por no cuidar bien ese cementerio, para eso le pagamos —parecía que la señora Stuart desquitaba todo su enojo con el pobre de Tom.

—Por favor, señorita, explícale a la señora que no tuve nada que ver —me dijo Tom.

—Está bien, me encargaré de Tom —le dije a Magda.

—Estaré adentro —Magda vio de mala gana a Tom y se adentró a su casa dejando la puerta abierta.

—Discúlpala, está muy nerviosa por su hijo —le empecé a decir a Tom caminando lento había la acera.

—Yo no tengo la culpa. Jamás imaginé que harían algo así.

—¿No sabes quién pudo hacerlo?

Recordé que el oficial me había dicho que Tom supuestamente sabía nombres.

—No tengo idea. Esa noche estaba muy cansado y decidí dormir, desperté por gritos así que supuse que eran otra vez esos adolescentes que venían a molestar.

—¿No había visto nada raro los últimos días?

—No que yo recuerde —dice— Pero tengo algo que quizás puede servir. Aunque no tanto.

—¿Qué cosa?

—Había una mujer merodeando el cementerio, en especial cerca de la tumba del chico.

—¿Eso se lo dijo a la policía?

—No, no le puse mente.

—¿Conoce a esa mujer? —creo que ahora parecía yo la que hacía interrogatorios.

—Es una mujer mayor, se llama Wanda y es una bruja.

Me mofé.

—¿Bruja?

—Es un decir, pero es alguien que no hace cosas buenas. Tiene algo extraño esa mujer.

—¿Y sabe donde vive?

—Sí, vive cerca del cementerio en una casa de dos pisos color negra. No te perderás, es la única así. Pero es muy peligrosa así que por favor no te acerques a ella. Yo le tengo prohibido que entre a mi cementerio.

—Entiendo.

—Me tengo que ir, dejé mucho tiempo solo el lugar si.

—Gracias por todo, y no le ponga mucha mente a la señora Stuart, ella está muy afectada.

—Yo lo entiendo. Adiós.

Tom se fue.

—¿Escuchaste eso, Max? —me crucé de brazos sin quitarle la vista al señor.

—Conozco a esa mujer —me dijo después— Es Wanda y es cierto lo que dice Tom, es una bruja. Una vez lanzamos piedras al techo de su casa solo por molestarla.

Lo miré mal.

—Eres malo.

—Ella se lo merecía.

—Tendremos que ir con ella.

—¿Hoy?

—No, hoy no. Tengo algo pensado. Vamos dentro, tu madre nos espera.

Me giré sobre mis talones y me dirigí a la casa de Magda junto con Max, sin quitarme de la cabeza una idea loca que tenía.

ENCIÉNDEME O ENGÁÑAME

—¿Quieres un poco de café? —preguntó Magda.

—Si, por favor —respondí, mientras me acomodaba en una silla que estaba en la sala.

Max estaba en el sofá acostado, parecía cómodo; después de todo era su casa.

—No tienes idea de cómo he sufrido desde que Max nos dejó, Nish, tuvimos que tratar con cautela este tema con los medios y su papá también tuvo problemas con la empresa, el hecho de que él muriera nos había dejado mal posicionados en el negocio e incluso su padre estuvo cerca de ser destituido y ahora sucede esto. Es inaudito, no entiendo como los jóvenes de hoy en día hacen todas esas atrocidades.

—¿Usted tiene idea de por qué harían eso?

—No lo sé, pero tendré que averiguarlo aunque contrate a un detective privado, ya que la policía aún no da con el paradero de esa gente, todavía el incompetente de Tom no hizo bien su trabajo, creo que hablaré para que lo despidan.

—Creo que no sería correcto si me disculpa, señora Stuart, no justifico los actos que se han estado cometiendo, pero a veces las cosas no están dentro de nuestro alcance, Tom es mayor y hoy en día no creo que le den trabajo en una empresa, debe de darle una oportunidad, todos merecemos una oportunidad ¿no cree? De lo contrario imagínese como él haría con sus gastos.

—Tienes razón, Nish, a veces la ira nos hace actuar mal lo bueno es que tengo personas como tú que me hacen reflexionar. ¿Sabes? eres una chica de muy buen corazón, te repito, me hubiera encantado que Max se hubiera fijado en ti.

—Otra vez —decía Max, rodando un poco los ojos.

Ese gesto me hizo sentir un poco mal porque imaginaba que a él no le hubiera gustado para nada.

—Quien sabe, seguro su hijo pensaba en otras cosas para ese tiempo —miré de reojo a Max.

Me tomaba el café a sorbos.

—¿Quieres más?

—Se lo agradezco, pero por el momento está bien. De hecho me tengo que ir, señora Stuart, mamá tenía que hacer unas cosas y la tenía que ayudar, pero la estaré visitando frecuente, recuerde que yo también soy su amiga.

Nos dimos un cálido abrazo.

—No sé por qué mamá se empeña en decir que haríamos una buena pareja, aunque pensándolo bien recuerdo que a ninguna de mis ex les daba el visto bueno, quizá porque tú realmente eres buena chica, Nish, siempre te lo he venido diciendo todo este tiempo.

Me sonrojó.

—Bueno, bueno. Recuerda que tenemos que ir donde esa mujer extraña, ella debe de tener las respuestas que buscamos y si damos con ella creo que podemos resolver tu caso.

Con calma, Nish, con calma...

—Hola mamá, ¿qué tal tu día en el trabajo?

—Estuvo un poco cansado, pero ya es una costumbre. En cambio a ti se te nota que la estás pasando bien, Nish, ¿será que algún romeo anda conquistando a mi niña?

Incomodidad máxima.

—Noo, mamá, ¿Cómo por qué o qué dices eso?

—Nisha Sullivan, ¿recuerdas que soy tú madre? Te conozco a la perfección y desde un tiempo hacia acá se te ha notado diferente, caminas más alegre, es la misma felicidad que da cuando se está conociendo a una persona.

Max se reía burlándose.

—Seguro es Dalton o es Oliver, diles que tienes dos Romeos, Nish.

—Te equivocas, mamá, solo es que he estado saliendo muy bien en mis clases.

—Como sea, mi niña, sabes que puedes confiar en mi, tu mamá estará contigo sea lo que sea. Por cierto ¿vas a cenar?

—No tengo mucha hambre, mamá, fui donde la señora Stuart y ella me ofreció algo de comer.

—Pobre de ella, no puedo imaginar lo triste que debe de ser estar en su situación. ¿Ella cómo está?

—Pues sí, está triste, pero también está tratando de asimilar todo. Mamá, mañana seguimos hablando, necesito descansar un poco ¿si?

Le di un beso en la mejía.

—Nish ¿crees que podremos dar con la persona que me asesinó?—preguntaba Max sentado en la mecedora.

—Max, ¿cuántas veces te he dicho que todo se solucionará y que esa persona pagará por todo el daño que te ha causado a ti y a tu familia?

—Gracias, de verdad te agradezco por todo lo que has venido haciendo por mi, Nish, si tan solo pudiera compensarte.

—Más bien busquemos cómo dormir, tontito, necesitamos estar con la mente relajada para pensar bien. Ah, y por favor no me despiertes con tus jueguitos —saqué mi lengua burlándome.

Sentía frío, escuchaba el canto de los pajaritos que estaban cerca del árbol de mi ventana, abría mis ojos achicándolos por el sueño que todavía cargaba, esta vez Max no me había despertado con sus juegos, pero sí había hecho otra cosa. Estaba junto a mi, su brazo cruzaba mi pecho y su rostro casi chocaba con el mío. Por un momento me iba a espantar porque para mi no era normal dormir junto a un hombre, pero Max no era un hombre cualquiera, todo este tiempo sin él darse cuenta también lo he venido conociendo y no es un mal hombre, sino que no se le dieron la oportunidad de conocer el otro lado de la vida, el que realmente vale la pena.

Le acaricié su pelo, siempre cuando dormía me atrevía a hacerlo, pero esta mañana tenía que ser yo la que jugaría a despertarlo. Le pellizqué la nariz, su reacción fue graciosa, se despertó de golpe.

—¿Y luego me dices a mi que no te haga jueguitos para despertarte? En la próxima espero aguantes, Nish.

—Oye nunca lo he hecho así que no te quejes.

Max estaba fijo mirándome.

—¿Qué me quedas viendo? ¿Sabías que no me gusta que me miren así?

—Solo estoy viendo lo bonita que eres aún cuando te levantas, Nish, qué dichoso será aquel tipo que se case contigo. Despertarse y ver tu rostro cada mañana.

Otra vez no, Otra vez me sonrojaba al máximo.

—Qué locuras dices, más bien levantante.

—¡Nish!

—¿Qué?

—Por poco lo olvido, hoy es el día en que mi querido amigo Davis tiene una cita con la desconocida Jinni, al final te darás cuenta que es tu amiga, ya verás.

—¡Tienes razón! Tenemos que ser cautelosos si, no quiero meterme en más problemas de los que ya me he metido.

—Buenos días, mamá.

—Buenos días, Nish, estoy preparando algo que miré en la Tv, ¿te gustaría probar?

—Claro, hoy me levanté con mucha hambre.

—A mi también me da a probar, señora Sullivan —respondía Max.

—Por cierto, mamá ¿hoy no irás a trabajar o si?

—No, hoy tengo libre ¿por qué?

—Bueno, es que quería pedirte prestado tu auto, es solo un momento.

—Sí, claro, solo siempre conduce con cuidado, sé que eres distraída.

La abracé y nos dispusimos a desayunar.

—¿Estás seguro que esto saldrá bien, Max?

—¡Que si! ¿Por qué eres tan nerviosa para hacer las cosas, Nish? Más bien pon esta canción, hace rato que no escucho de mis canciones.

—No puedo creer que Davis le haga eso a Loren, bueno si es que realmente la engaña.

—Es como una ley de la vida

—Max, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro, con que no sea una pregunta incómoda puedes hacerla.

—¿Por qué ustedes los hombres no se sienten satisfechos con una sola mujer?

—¿Quieres que te responda como él Max de antes o como él Max de hoy?

—Con el actual.

—Bueno, si hago una comparación de cómo pensaba antes a como pienso ahora puedo decirte que eso lo hacen las personas que no se quieren así mismo, están enfocados en la atracción física, en el placer. Un hombre de verdad ama y respeta a una sola mujer, ama tanto a una mujer que querrá pasar su vida entera con ella, no tendrá ojos ni sentimientos hacia nadie más, está seguro de sus sentimientos. Por eso, Nish, tú tienes que saber elegir con quien quieres pasar el resto de tu vida, aprovecha que estás viva, mírame a mi, yo ya no tengo solución.

Lo que había dicho Max me había llegado al corazón, sonaba como un tipo con otro pensar, con otro corazón y tampoco se merecía esto.

—Mira, Nish, allá está la casa de Davis, puedes estacionar el coche acá para no levantar sospechas, él saldrá en cualquier momento.

Veinte minutos después.

—Max, vámonos, tus predicciones fallaron, creo que no interpretaste bien ese mensaje.

—Calma, Nish, eres mala para espiar a una persona, te desesperas con facilidad. Más bien mira, ese es el auto de Davis. Agáchate, Nish.

Seguimos a Davis.

—Llevamos rato detrás de Davis, Max, ¿hasta donde queda esa casa que dices?

—Quizás falta como media hora para llegar, un par de veces ocupamos esa casa para fiestas del equipo, tú sabes, lo típico.

—Seguro hasta tú ocupaste esa casa como hotel con alguna de tus ex.

Silencio.

—Mira, ya llegamos. Estaciona el auto detrás de estos arbustos y nos vamos caminando hasta allá.

Había un bosque bastante denso, la noche caía y se notaba la neblina apoderarse del lugar, me daba un poco de miedo, pero no tanto porque estaba con Max, aunque este no podía hacer nada. Caminábamos hacia una colina. Había una casa como lo había dicho Max, el auto de Davis estaba estacionado junto a la casa y no se miraban luces encendidas, excepto una que provenía del segundo piso.

—Vamos a ver qué nos oculta nuestro querido Davis — expresaba sospechosamente Max.

Llegamos al patio trasero, Max se adelantó para ver si no había gente.

—Ven, Nish, al parecer no hay nadie por acá.

Caminé dirigiéndome a la puerta principal, en realidad no había nadie en la casa.

Seguro Davis se encontraba alrededor del bosque.

¡Gemidos!

Gemidos intensificándose.

Max se pone alerta y me señala hacia arriba. No sabía cómo íria a averiguar sin que me vieran, di la vuelta a la casa y había una escalera grande que podía llegar a la segunda planta. La tomé y la coloqué sin hacer ruido sobre el techo.

—¿Estás segura de querer ver eso, Nish?

—Sí, necesito de una vez por todas saber que es lo qué pasa entre esos dos.

—Bueno, luego no digas que no te advertí.

Seguimos escalando.

Había una ventanilla abierta. Me llevé la mano a mi boca.

Era una cama enorme con velas en los extremos, en medio estaba Davis desnudo, encima de otra persona, este tomaba las piernas de esa mujer abriéndolas salvajemente mientras la penetraba, podía ver su pene entrando y saliendo sucesivamente con una especie de sustancia viscoza. Tenía la espalda marcada de rasguños de esta mujer. Estos gemían alternados, a medida que la penetraba con más fuerza los gemidos también eran mayores. Davis se comía el cuello de esta mujer, para luego dirigirse a sus senos. No podía ver con claridad de quién se trataba.

Parece que Max sí estaba disfrutando lo que miraba.

Llegó un momento en que Davis tomó del trasero y comenzó a elevar sus gemidos.

—Sí, si, como me encantas, Jinni.

No puede ser, dijo ¡Jinni! Estos seguían follando y en un lapso ambos gritaron como locos experimentando una especie de orgasmo en conjunto, Davis se recostó en el pecho de Jinni quedando exhausto mientras tanto Jinni acariciaba con una mano su cabeza y con la otra la espalda de Davis.

No podía creer que Jinni, mi amiga de infancia estaba siendo objeto de Davis, eso era, un objeto porque si esto podía hacerle a Loren también se lo podría hacer a ella.

Inmediatamente saqué mi celular para tomar fotos, debía de tener evidencias de esto aunque no se lo dijera a Loren todavía. Estás fotos de algo me servirían.

—Mi amigo Davis sí que es todo un semental—se reía Max.

—Cállate y vámonos de acá, Max, lo que acabo de ver me traumó un poco.

—Vamos, Nish, ¿me vas a decir que nunca habías visto alguna de esas escenas?

—La verdad no soy como ustedes los hombres que solo en esas cosas piensan, quizá por eso aun estoy virgen. Más bien espero que mamá no se enoje porque tardé mucho con su auto.

—Nisha Sullivan, ¿me podrías decir dónde te perdiste tanto tiempo? —esperaba mamá de brazos cruzados.

—Mamá, tan solo me quedé por ahí a esperar que se hiciera noche para observar las estrellas, tú sabes que me gustan mucho las noches estrelladas —la convencí, abrazándola.

—Lo sé, pero sabes que me preocupo cuando tardas en venir a casa, vamos entra que está haciendo frío.

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