October full moon romance Capítulo 17

LA VISITA

—Te juro haber visto a Peter, Max —insistí abriendo la puerta de mi casa y entrando. Max entró detrás de mí. Dejé la mochila en el sofá y me dirigí hacia la cocina. Necesitaba comer algo.

—Te creo, es solo que me parece extraño... —murmuró.

Al llegar a la cocina me preparé un sándwich.

—¿Quieres? —lo molesté un poco, aunque me pareció un poco cruel de mi parte así que me arrepentí al segundo.

—Las ventajas de estar muerto es que no siento nada de hambre así que no me puedes hacer desear —me guiñó un ojo. Mientras me sentaba en una silla cerca de la mesa a comer me acordé de su mamá.

—Tengo que ver a tu mamá al rato —le dije.

—Gracias por eso. Eres una buena persona, Nish, no mereces que las personas te traten mal o te digan groserías.

Lo miré. Max estaba un poco serio, parecía que me decía las cosas de todo corazón.

—¿Gracias? —elevé una ceja.

—Es la verdad, no mereces las mentiras de tus amigos; tampoco mereces el cómo te tratan algunos chicos. Incluyéndome. Estando aquí contigo recordé muchas cosas: por ejemplo la vez que nos encontramos en un pasillo de la universidad y accidentalmente tiré tus libros al piso. Ni siquiera te ayudé—rió sin gracia. Parecía arrepentido— Hice tantas cosas de las que no estoy orgulloso mientras estaba vivo que... creo que merezco estar muerto.

—Max, no digas eso —terminé de comer mi sándwich, pero como tenía más hambre me puse de pie y me preparé otro— Quizás no hiciste cosas buenas, lo sé, pero no mereces lo que te hicieron —me senté de nuevo frente a él a seguir comiendo.

Max resopló.

—Lo dices porque eres buena —me miró— Pero yo no era del todo buena persona. Quizás era odiado y por eso es que me mataron.

—Aún no sabemos el por qué alguien querría asesinarte, ¿quién en la universidad puede tener una mentalidad de asesino? —divagué, pensando.

—Recuerdo que una vez encontré a Theo Anderson teniendo sexo con otro chico mayor que él—me dice, casi me atraganté con el pan.

—¿Es en serio?

—Fue el año pasado. En una fiesta me emborraché y dije todo lo que había visto. Theo y yo nos peleamos esa vez.

—¿Y qué pasó después?

—Nada —se encogió de hombros— Solo te estoy contando las cosas malas que he hecho.

—¿Theo se quedó así como así?

—Sí, luego de eso jamás volvimos a hablarnos. Solo recuerdo algo que me dijo "Te mataré, Max, juro que lo haré" pero después de eso solo nos peleamos.

Terminé de comer y lo miré, tratando de pensar con claridad en lo que me había dicho.

—Wow es... una amenaza un poco extremista.

—Ya lo sé, pero luego me arrepentí. Debí ver y callar nada más —se llevó su mano al pelo.

En eso alguien toca la puerta principal y también toca el timbre.

—Ya vuelvo —me puse de pie, salí de la cocina y abrí.

Era la señora Stuart.

—Nisha, ¿cómo estás? —me saluda con un beso en la mejilla.

—Estoy bien —le medio sonreí.

—Vine por ti para que fuéramos al cementerio, ¿o vine en mal momento? —dudó.

Max apareció a la par mía.

—Para nada. De hecho que estaba lista.

—¿Entonces nos vamos?

—Claro.

Los tres salimos de mi casa y nos dirigimos a su auto.

—A Max siempre le gustó el fútbol —me comentaba su mamá mientras íbamos entrando al cementerio. Habíamos pasado por la florería para comprar algunos ramos bonitos y ponerlos en su tumba. Notaba que Max se veía un poco triste y melancólico. Yo igual me sentía sensible y me preguntaba si era por esto o porque en realidad se acerca mi periodo. —Desde que era pequeño. Él siempre había sido el capitán de todos los equipos en los que ha estado. Tenía tanto por vivir —me dice.

—Yo lo sé —llevaba cargando un ramo de rosas blancas conmigo. Cuando llegamos a su tumba pusimos las flores encima.

—Max nunca me mencionó algo de ti —me dice después.

—Mi madre habla demasiado, discúlpala —comentó Max, ya se veía un poco más animado.

—No te preocupes—se me salió decir, así que miré un poco asustada a su madre. Ella también me vio— Quiero decir, no se preocupe, Max tenía tantos amigos que alguien como yo se le olvidaría fácil —puse mis labios en una sola línea.

—Eso es triste —me tomó de la mano— Conocí a muchos de sus amigos, sí, pero todos me daban la impresión de ser hipócritas—lo dijo sin más— Al igual que sus novias. No entiendo por qué mi hijo era tan... es decir, solo se fijaba en el físico de las mujeres.

Noté a Max sentirse un poco incómodo con la situación.

—No sé si hacía competencia con sus amigos por quien tenía a la novia más bonita o más buena como dicen ustedes los jóvenes. Pero se les olvida lo más importante: los sentimientos, el sentirse bien con esa persona especial. Ahora me doy cuenta de que mi hijo jamás encontró el amor verdadero. Y murió sin haberlo conocido. Es lo más triste: morir sin amor.

Lo que decía la señora Stuart me dejó pensando: era verdad. Y Max parecía pensativo también, quizás porque se dio cuenta de que murió sin amor.

—Eso es triste —susurré.

—A mi hijo le hubieras gustado.—me dice de repente.

Max tosió.

—¿Usted cree? No, yo no soy el tipo de Max. Creo que sus amigos o la demás gente criticaría que tuviera una novia como yo.

—¿Por qué te haces menos? Si eres muy bonita, por dentro y por fuera. ¿Sabes? A veces siento que mi hijo sigue aquí.

Me sorprendí por lo que dijo.

—Tengo ese presentimiento de madre que me dice que aún no se va del todo.

Miré a Max, estaba sentado en el césped cerca de su tumba.

—Mi madre no se equivoca —me dice, pero mi mirada pasó a detrás de él. A lo lejos, entre lápidas había un hombre de pie. Achiqué los ojos para poder distinguir bien de quién se trataba. Pero solo pude notar que tenía barba, era alto y estaba inexpresivo, mirando en nuestra dirección. Miré a Max e hice seña de que mirara detrás de él, pero éste no entendía. Volví a hacer seña con la cara para que mirara detrás de él.

—¿Pasa algo, Nish? —me preguntó la señora Stuart después.

—No, es solo que me quedé pensando en lo que me dijo.

—Si tan solo tuviera una oportunidad más de poder decirle a mi hijo cuanto lo amo —siguió ella.

Max se puso de pie y se acercó a nosotras.

—Dile que yo también... —pareció que no podía pronunciar esa palabra—que yo también la quiero.

—Estoy segura de que Max también la ama —le di un medio abrazo, la señora estaba medio llorosa ya. Cuando volví a ver el lugar en donde estaba ese hombre ya no había nadie.

Genial. Se había ido. Y Max ni siquiera lo pudo ver.

—¡Nisha! —alguien exclama detrás de mi.

Los tres volteamos a ver al susodicho.

Dalton.

—Señora Stuart —le dice él al notar a la madre de Max— ¿cómo está?

—Bien, ¿tu eres...? —quiso saber ella.

—Un compañero de Nish —Max pasó su brazo encima de mis hombros, pero lo aparté. Fue entonces donde recordé a Dalton con Daphne. Me dio desconfianza.

—Mucho gusto, Dalton —le dice ella.

—Nish, tienes que averiguar lo que Daphne habló con Dalton —me dice Max.

—Igualmente.

—¿Nish, nos vamos o te vas a quedar con tu amigo? —me preguntó la señora Stuart.

—Me quedaré con él—le sonreí, aunque no me quería sentir mal con ella.

—Está bien. Yo tengo que irme ya porque tengo cosas que hacer, pero te veo después —se despidió de mi con un beso en la mejilla— Hasta luego, Dalton.

—Adiós, señora.

La señora Stuart se fue.

—¿Te querías quedar a solas conmigo, Nish? —Dalton sonrió pícaro— Pero es mejor ir a otro lugar porque en la tumba de Max no es nada romántico —hizo una mueca.

—Es un imbecil —espetó Max.

—¿A donde quieres ir?

—Es una sorpresa, Nish, es una sorpresa —los dos empezamos a caminar a la salida. Dalton volvió a poner su brazo en mis hombros como abrazándome, quería quitarlo pero no podía darme el lujo de que se arrepintiera de ir, así que lo soporté.

Tenía que averiguar qué se traía con Daphne.

DEL LADO DEL BIEN O DEL LADO DEL MAL

—Sabía que en algún momento aceptarías que no podías seguir huyendo del gran Dalton, siempre he sabido la atracción que tienes hacia mí desde hace años Nisha, pero no te preocupes, entiendo qué se siente eso —presumía Dalton mientras no me quitaba su brazo en mi hombro.

Juro que quería golpear a este tipo por arrogante.

A Max se le notaba que no le gustaba la idea que estuviera con Dalton, pero era la única oportunidad que tendríamos para sacarle información, pistas teníamos, pero necesitábamos pistas más concretas.

—Y a todo esto ¿me puedes decir de una vez por todas donde vamos Dalton? —pregunté con un tono irónico.

—Iremos al cine, quiero que miremos una película de terror, si sientes miedo puedes lanzarte a mis brazos —él sonreía.

Max hizo una mueca con su cara.

Max caminaba junto a nosotros, pero no había hablado en todo el camino, estaba serio. Levanté mis hombros haciendo seña de ¿Qué pasaba?

—Es esta escena, Nisha, no soporto ver a este Nerd estupido presumiendo y poniéndote en la posición de la que lo deseas, es cierto que es parte del plan, pero no lo soporto, ni siquiera te ha quitado el brazo de su hombro —respondió Max, negando con su cabeza.

Puse mis labios en una sola línea.

Dalton seguía hablando, pero yo no le ponía mente, yo solo quedaba viendo a Max, ¿por qué se comporta como un hombre que tiene celos?

—Llegamos —exclamó Dalton.

—Espera acá, cariño, iré por algo de comer mientras miramos la película.

—¿Cariño? —bufea Max.

Tan solo lleva contigo unos minutos y ya te dice cariño.

—¿Hay algún problema con todo esto Max? —me le acerqué—Te recuerdo que este fue tu brillante plan, ahora no vengas poniéndome esa cara, además ¿por qué te debería de afectar que Dalton sea así conmigo? ¿Tienes algún tipo de celo acaso?

—¿Celos? Max Stuart no siente celos por una mujer, Nish, solo es que veo patético a este tipo queriendo tomar el papel de Don Juan, pero como sea, algo se le aprovechará a este tonto.

Me sentía mal por ocupar a Dalton en esto, lo acepto.

Dalton regresó con palomitas, hamburguesas y unas sodas.

—Vamos, entremos —sugirió Dalton.

Me tomó del brazo, una vez más me sentía extraña fingir atracción hacia alguien que no lo sentía, además Dalton es un tipo que de cierta forma me causa temor. Aun recuerdo cómo se acercó a mi la noche de la fiesta en la cabaña y los otros gestos que hizo. Por lo que andaría con cuidado.

Entramos a la sala mayor, comenzó la película, habían muchas parejas viéndola y se miraban más natural que el circo que estaba montando con Dalton.

Unos estasban tomados de la mano, otros estaban recostados a sus hombros y otros estaban besándose.

De pronto hubo una escena que debía de ser temible, pero yo no podía sentir temor a eso, noté que las otras parejas si se habían asustado un poco por lo que abrazaron a sus novios. Max me hizo señal que hiciera lo mismo con Dalton, pero yo abrí más mis ojos y moví mi cabeza negando.

Eso sería una locura.

Max nuevamente insistió que lo hiciera y no tuve más remedio que abrazar a Dalton.

—Tranquila, tranquila, cariño. Aquí estoy yo para calmar tus miedos —susurró, mientras comenzó a acariciar mi cabello.

Fue uno de los momentos más incómodos que he tenido en mi vida, en primer lugar porque yo no acostumbraba a abrazar chicos, con costo a mi madre y en segundo lugar era ¡Dalton!

Teminó la película y las personas iban saliendo uno a uno, no sabía cómo podría sacarle información a Dalton porque hasta el momento solo habíamos visto una película y habíamos fingido tener atracción.

—¡Que bonita pareja haces con el, Nisha Sullivan!—Max estaba burlándose.

Rodé mis ojos, sabía que en algún momento yo me vengaría de Max.

—Y bien ¿Dónde iremos? —pregunté a Dalton.

—Te llevare a un lugar especial, quiero que pasen cosas especiales ahí —sonríe.

Llegamos a una pequeña montaña a las afueras de la ciudad, el cielo estaba estrellado y la luna esa noche parecía más grande de lo normal. En realidad sí era muy lindo el lugar.

—¿Cómo conoces este lugar, Dalton?

—Solía venir acá desde que tenía 10 años, cuando mamá y papa discutían yo me venía a pasar el rato acá, desde acá puedes contemplar este cielo y parte de la ciudad.

—Por cierto ¿Qué hacías en el cementerio?

Dalton se quedó serio, solo viendo al cielo.

—¡Oye! Te hice una pregunta —le empujé el hombro.

—Ya te escuché, Nish. ¿En realidad ¿quieres saber?

—Pues claro que quiero saber — levanté mis manos.

—Hace mucho tiempo mamá y papá trabajaban juntos en la misma empresa, recuerdo lo bien que la pasábamos, salíamos con frecuencia y sentía todo el amor de ellos.

Tiempo después, papá tenía viajes al extranjero por motivos de trabajo, mamá siempre quedaba conmigo cuidándome. Los años pasaron y mamá sospechaba que algo no cuadraba con los viajes de papá, las cuentas bancarias estaban quedando sin fondos y no se explicaba cómo estaba sucediendo eso, porque a papá le estaba yendo muy bien en la empresa. Mamá descubrió que papá tenía una doble vida, él tenía otra familia, recuerdo que tenía dos hijos mayores que yo, por lo que mamá dedujo que desde antes de conocerla ya tenía esa vida y que todo este tiempo fue una persona falsa. Mamá le pidió el divorcio y mi custodia, pero papá tenía influencias en la corte por lo que para él no fue difícil ganar el caso y quedarse conmigo. Ella luchó por meses para poder quedarse conmigo, buscó los mejores abogados, invirtió casi todo su dinero, pero fue imposible, papa se salió con las suyas.

Mamá cayó en depresión, no era para menos, era su único hijo. Hasta que un día llegaron tocando a la puerta, papá salió y abrió. Era un oficial. Yo me quede detrás del desayunador y estaba escuchando lo que diría, pensé que era nuevamente alguna carta de mamá citándolo a la corte, pero no fue así.

«El mensaje que traía el oficial era que habían encontrado a mamá ahorcada en su habitación. Comencé a gritar desconsoladamente, papá se acercó para tratar de controlarme, pero era imposible. Lo culpé una y otra vez, por su culpa mamá había tomado esa decisión, si tan solo yo hubiera vivido con ella nada de eso iba a pasar.

Silencio profundo.

Tristeza.

—Es por eso que me viste en el cementerio, ahí están los restos de mamá y siempre llego a dejarles rosas.

Se me había hecho un nudo en la garganta, lo que me había contado Dalton era triste e incluso miré a Max con una cara apesarada. Por poco mis lagrimas caerían

—Lo siento mucho, Dalton —le sobé su espalda para consolarlo.

—Y ¿Qué te parece el lugar? —sonríe, cambiando de tema.

—Esta muy bonito, no te lo puedo negar, no sabía que eras de los que le gustaba contemplar los entornos —asentí.

—Nish, pregúntale lo que viste en su bolsa. Los guantes, los casquillos. No olvides que él es un sospechoso, el hecho de que su historia con su madre es triste no quiere decir que deje de ser un tipo misterioso.

—Dalton, ¿podría preguntarte algo?

—Si, adelante.

—La otra vez que estábamos en la universidad y te estaba ayudando con aquellas bolsas una de ellas cayó, estaban unos guantes además de unos casquillos de bala. No niegues que eran unos casquillos porque yo los vi. ¿Qué hacías con esas cosas? —quise saber, mirándolo fijamente. —Si me intentas mentir llamaré al alguacil y te acusaré por presunto sospechoso sobre la muerte de Max.—le mentí, solo para ver su reacción.

—Espera... ¿crees que Max fue asesinado?

Si

—Yo también lo pensé, pero creí que nadie me creería—afirmó Dalton. —No creerás que yo lo hice o ¿si? Sé que todos en la universidad me creen el tonto más grande, pero no lo soy, me doy cuenta de todas las cosas, pero me gusta mantenerme de bajo perfil.

Realmente me estaba sorprendiendo Dalton.

—Con lo que viste en mi bolsa tienes razón, eran unos casquillos de bala, pero es porque pertenezco a un grupo en el cual nos enseñan clases de armas y vamos a un campo de tiros, papá me inscribió ahí desde hace años, según él dice que eso me hará más hombre. Si quieres puedo enseñarte mis documentos que pertenezco a ese grupo.

—Y ¿como explicas lo de la noche en la fiesta? Esa noche me apuntaste y luego a ti en forma de pistola, además me tomaste por detrás y dijiste que podría terminar como Max Stuart.

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