La Sra. Guzmán miró a Isadora, quien de repente mostró una gran aura de energía, y no pudo evitar fruncir el ceño: "¿Qué quieres decir?".
"Lo que quiero decir es que, desde ahora, tú y yo, Sra. Guzmán, somos enemigas a muerte.
Recuerda la humillación que me hiciste a mí y a mi madre hoy, en el futuro, te lo devolveré el doble”.
“¡Lárgate!”.
“Espero que, en el futuro, sigas siendo la Sra. Guzmán”.
“Además, por favor, dile a Domingo Guzmán que yo, Isadora, nunca lo he considerado como mi padre biológico, ¡ni ahora ni nunca!"
“¡Cuando me convierta en la esposa del presidente del Consorcio Regio! Ese será su fin”. Ella pensó.
En ese momento, Isadora estaba llena de odio en su corazón.
La única persona importarte que tenía en este mundo casi acaba asesinada por esta mujer.
Hasta ahora, todavía estaba asustada.
Por eso, en el futuro, no permitiría que esto volviera a suceder.
La Sra. Guzmán se rio al escuchar esto.
"Isadora, ¿qué tienes para desafiarme a mí y a la familia Guzmán? ¿Quién te crees que eres? Te digo algo, no tienes el suficiente poder para luchar contra mí".
Isadora habló en tono calmado: "Oh, Sra. Guzmán, si tienes algún poder, úsalo".
"Chiquilla, ¡pues nos veamos en la batalla! ¡Ni siquiera tendrás donde llorar!”.
Media hora después.
Melisa, todavía inconsciente en la cama del hospital, fue sacada del hospital con su cama bajo las órdenes del director del hospital.
Los ojos de Isadora se pusieron rojos de enojo.
¡Eso era horrible!
Sacó su teléfono y llamó a Tiberio.
Después de sonar unas cuantas veces, el teléfono fue contestado.
Isadora se sonó la nariz y preguntó: "Tío... ¿la promesa de hacerte responsable, que hiciste esta mañana sigue en pie?".
Había investigado un poco sobre Tiberio; él era el presidente de Consorcio Regio, soltero, de 28 años, 9 años mayor que ella.
Además, pensó que el nombre Tiberio era un poco complicado, pero le parecía similar a la palabra tío, entonces decidió llamarlo de esta manera.
Al otro lado del teléfono, Tiberio no se molestó por la forma en que se dirigió a él. Pero al escuchar el tono triste de Isadora, frunció el ceño: "¿Estás llorando?".
"Lo único que quiero saber es si tu propuesta sigue en pie".
Después de un breve silencio, dijo: "¿Qué quieres que haga?".
"¿Así que lo que diga, los vas a hacer?".
"Dime".
"Quiero que el director de este hospital desaparezca, ¿puedes hacerlo?". Isadora sollozó de frustración.
Escuchando el tono en la voz de la chica al otro lado del teléfono, Tiberio jugueteó con sus dedos en el escritorio, encontrándola un poco divertida.
Esta niña era realmente un poco violenta.
"El asesinato es un delito, no es posible, elige otra cosa".
"Entonces, ¡cambiemos al director del hospital! Este director, que fácilmente se corrompe y no tiene conciencia, no merece ser director".
Al escuchar esto, Tiberio supo que la situación no era tan simple.
A esta niña le habían hecho daño.
El director del hospital acababa de hacer el trabajo sucio de alguien más, no era el verdadero culpable.
Preguntó con indiferencia: "¿En qué hospital?".
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