Secreto. romance Capítulo 11

—¿como estas cariño? —pregunto mi madre con una sonrisa.

—estoy bien mamá —dije con una débil sonrisa.

Aún sentía nostalgia por mi antigua vida pero ya no podía volver el tiempo atrás.

—alegrate, mejoraste tu vínculo con nuestro mate y eso te hace feliz —dijo Esmee alegre.

—lose, me causa felicidad —dije apenada.

Era cierto, Leroy alfin había dicho sus sentimientos hacia mí y ahora podía estar segura que me quería.

—conozco esa mirada —dijo Jack entrando al comedor.

—déjame —dije ruborizada.

—no seas cruel Jack, la sonrojaste —me defendió Ivonne.

—¡eso no es cierto! —vale quizás un poco.

Jack solto una pequeña carcajada al ver mi rostro molesto y Ivonne solo mordía sus labios para contener la risa.

—son unos críos —dijo mi madre soltando un suspiro.

¡Sin duda alguna!

—ven conmigo —pidió Jack.

Seguí sus pasos y nos sentamos en unas sillas que estaban frente al jardín trasero.

—¿eres feliz? —preguntó de golpe.

Su respuesta me dejó desprevenida, y yo parpadee desconcertada mientras pensaba en que contestar, ¿feliz? Posiblemente no, un loco me estaba persiguiendo y tenía que estar en este lugar.

—quería llevarte lejos de casa desde que cumpliste 15 años, pero Susan e Ivonne tenían miedo de como reaccionarias, aún tenías una mente muy joven y posiblemente escaparias de nosotros al saber la verdad, así que tuvimos que esperar, con el tiempo te volviste una chica fuerte e inteligente, un tanto cohibida pero sabíamos que podrías con esto, estudiamos las posibilidades pero jamás se me cruzo por la mente que acabarias en este lugar, lo lamento Amelie —dijo mi hermano mirando al vacío.

Tome su mano y el me miró melancólico.

—eso ya no importa, estoy a salvo ahora y estoy con ustedes, con eso me basta —dije dándole una sonrisa.

Era cierto, estar con mi familia era lo más importante para mi.

—no te hemos dicho toda la verdad Amelie, tienes instintos asesinos que nadie más posee, tu loba es más poderosa de lo que imaginas y Alek usará eso en ventaja, querrá lavar tu cerebro y no quiero que caigas en su trampa, ¿vale? —pidió el mirándome fijamente.

—no lo haré, confía en mi —dije con una sonrisa.

Un aroma entró a mis fosas nasales y Jack tomó mi mano inmediatamente.

—son otros hombres lobo —dijo mi hermano tensando sus músculos.

—entra, ¡ponte a salvo! —dijo mi hermano nervioso.

Convirtió sus manos en puño y segundos después se convirtió en hombre lobo.

—¡corre Amelie! —grito mi hermano.

Me gire y corrí donde estaba mi madre y ella me miró con impotencia.

—encuentra a Leroy, el te pondrá a salvo, nosotras nos encargaremos con los demás —dijo Ivonne dándome un último abrazo.

Me sentía inútil, no podía ayudar a mi familia, corrí por los pasillos y todos los integrantes de la manada estaban saliendo para pelear.

—Leroy esta al final de la habitación, esta buscándote —Dax acomodo un mechón que estaba suelto y yo me tense al pensar en que el también peleara por mi culpa

—promete que no te pasará nada —dije en susurro.

—hace falta más que unos lobos idiotas para matarme, tranquila estaré bien te lo prometo —dijo el dándome un apretón de manos.

—ahora corre, Leroy está preocupado —dijo el guiñandome un ojo.

Entre ala habitación y ahí estaba Leroy dándole órdenes a Josh su beta.

—como ordene Alfa —y salió Josh a toda prisa.

Leroy suspiro aliviado al verme y con sus fuertes brazos me sujeto como si no hubiera un mañana.

—estaba preocupado por ti, necesitas esconderte Alek viene por ti —dijo Leroy tomando mi mano y sacándome de la habitación.

Comencé a escuchar gruñidos y golpes que resonaban por toda la mansión, sentí miedo pues no quería que nadie resultará herido, si perdiera a alguien de mi familia no podría vivir con ello.

—por aquí —entre a su oficina y Leroy movio algo de la biblioteca que hizo que una puerta oculta apareciera a un lado de la habitación.

—entra —ordenó.

No pude moverme pues sentía como algo o más bien alguien contralaba mi cuerpo y cortaba mi respiración.

—¡Amelie! —grito Leroy desesperado.

Un hombre entró ala oficina y lo cubría una capa negra y larga, con un gesto me estampó contra un mueble de la oficina y caí casi inconsciente al suelo.

—¡no! —grito Leroy con voz rota.

La compostura de Leroy se había esfumado, la ira se veía en sus ojos y comenzó a atacar al hombre misterioso que estaba frente a nosotros.

No tenía aroma, parecía un fantasma, trate de moverme pero sentía mi cuerpo totalmente dormido, mis ojos comenzaron a pesar y lo último que vi es como Leroy se había convertido en un enorme lobo de pelaje negro dispuesto a asesinar al hombre que estaba frente a nosotros.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secreto.