Secreto. romance Capítulo 13

Aferrarse al pasado no servía de nada, ¿pero como podía dejarlo ir tan fácil? ¿Como podia vivir con ello? Mi familia, mi vida todo fue un engaño.

—¡me siguen ocultando cosas! ¿¡Como pueden hacerme esto a mi!? —grite histérica.

Mi madre, Ivonne y Jack estaban frente a mí, sus miradas era de decepción por sí mismos pero eso no calmaba mi enojo.

—no creímos que... Estuvieras lista —dijo mi madre apenada.

—¡ustedes solo piensan en ustedes! Ojalá hubiera muerto con mis padres y así nunca haberlos conocido —dije entre dientes mientras salía de la habitación a toda prisa.

Quizás había sido muy dura, después de todo cuidaron de mi, pero la ira era mucho más grande que mis pensamientos.

Dax se posiciono frente a mí y me tendió su mano con una sonrisa tierna.

—ven conmigo —me dijo el con su voz suave.

Le tendí mi mano y me llevó por unos pasillos que no me había atrevido a entrar, abrió una puerta grande de madera y subimos muchas escaleras hasta llegar a un balcón viejo y vacío.

—siempre vengo aquí cuando me siento enojado o triste —dice Dax acercándose más al balcón.

Se sienta y la luz de la luna ilumina su rostro sereno pero pensativo, me acerque a él y me senté a su lado mientras trataba de calmarme.

—mis padres murieron cuando yo tenía 12 años, un día salieron y jamás los volví a ver... Mi abuelo me había dicho que habían tenido un accidente pero años después descubrí que había sido una mentira, vampiros los habían asesinado y yo al descubrirlo encare a mi abuelo y huí de casa, busque a los vampiros que habían matados a mis padres y los encontré, era un crio aun pero quería venganza por mis padres así que pelee hasta mi último aliento, logre matar a uno pero el segundo era aún más fuerte, iba asesinarme pero mi abuelo... Llego y se enfrento con el, logro matarlo pero el también murió y yo... No pude hacer nada, ese día perdí a la única familia que me había quedado —la voz de Dax era apenas un susurro quebrado que me rompió el alma verlo de tal manera.

Un nudo se instalo en mi garganta al pensar en el sufrimiento que Dax había pasado, así que lo abrace con todas mis fuerzas y el solo se quedó estático mirándome sorprendido.

—lo lamento mucho Dax, de verdad lo siento —susurre en su oído.

—jamás se lo había dicho a nadie, solo Leroy lo sabía y te lo digo a ti porque no quiero que te arrepientas de separarte de tu familia —dijo el con nostalgia.

Tenía razón, mi familia había hecho lo mejor y pensar en perderlos... No, sería una culpa muy grande para mi.

—ahí viene Leroy —dijo Dax separándose de mi, pues sabía que Leroy era muy sobreprotector.

—¿Estas bien Amelie? —Leroy entro a la habitación y me miro fijamente con los puños apretados.

—si, estoy bien —dije en respuesta.

Estaba conteniendo sus deseos de reclamar el porque estaba aquí con Dax.

—anda, tengo cosas que hacer —susurro Dax guiñandome un ojo.

—gracias —sonreí.

Tome la mano de Leroy y el la apretó levemente mientras me llevaba quien sabe a donde... ¡O no, su habitación!

—eres mía Amelie —dijo Leroy mientras me arrinconaba contra la pared.

Mi respiración se aceleró y yo solo asentí nerviosa mientras Leroy se acercaba cada ves más a mis labios, segundos después unió sus labios con los míos y me beso con pasión, anhelo y deseo.

—necesito... Lo siento Amelie no puedo esperar más —dijo el con su voz seductora.

No entendí sus palabras hasta que sentí como sus labios bajaban a mi cuello y besaban mi clavícula... No podía negarme a lo que estaba por hacerme pues mi loba y mi cuerpo pedía que lo hiciera a gritos, sentí sus colmillos de lobo rozar mi piel desnuda y segundos después los hundió en mi clavícula.

—Leroy —gemi sin poder evitarlo.

Una descarga de placer se disperso por todo mi cuerpo haciéndome arder en deseo, Leroy desaprocho mi camisa de un movimiento rápido y me cargo en brazos hasta su cama.

—eres preciosa Amelie —susurro el con una sonrisa satisfactoria.

Mis pensamientos estaban dispersos y no era capaz de decir alguna palabra solo deseaba a Leroy.

Quito mi pantalón y mi ropa interior dejándome totalmente a su merced, en sus ojos pude ver el deseo que sentía igual que yo, Leroy tomó mis pechos con su boca y succióno con fuerza haciéndome arquear la espalda en respuesta, mordía, succionaba y jugaba con mis pezones de manera tan dulce y placentera que no deseaba que acabará jamás.

—estas húmeda —dijo con voz ronca.

Su mano había bajado hasta mi clitoris haciéndome soltar un pequeño gemido, se posiciono frente a mi y sentí como el entraba lentamente en mi cuerpo.

Cerré mis ojos con fuerza al sentir ese pequeño dolor instalarse en mi interior pero después de acostumbrarme, el placer se hizo presente.

—si... Leroy —gemi con fuerza al sentir como el entraba y salía de mi cuerpo.

Cada minuto era más rápido y yo estaba cada ves más cerca del orgasmo.

—por fin eres totalmente mía —dijo el con satisfacción mientras los dos nos dejábamos llevar por el orgasmo.

Leroy me había marcado como suya y habíamos cerrado nuestro pacto de amor.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secreto.