Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 123

—Dime guapo ¿Ahora dónde iremos? — dije

—Donde van ahorita, no se parece en nada a lo que están acostumbradas, pero esto lo está haciendo por seguridad.

— ¿Que tan malo puede ser el lugar?

—Es en Brasil y pueden llegar a pensar que están en la cárcel, ya que no podrán salir.

—Dime algo ¿Tu llevaste a Juan?

Hubo un silencio en ese momento.

—Como ya le he explicado, tengo que seguir trabajando para el señor Juan, de hecho fui yo quien le aviso que veníamos para acá.

—No estaba cuestionando tu lealtad, pero lo supuse porque justamente ahorita que está Juan aquí, tu también lo estés.

—Que lindo él, siempre preocupándose por nosotras, se merece otro tipo de reconocimiento — dijo Alicia.

—Chicas aquí no, lo pueden poner nervioso, está trabajando en estos momentos.

—Es que este papasito se nos escapó la última vez.

—Lo siento señoritas, pero lo tuve que hacer por trabajo, este trabajo muchas veces me demanda bastante tiempo, por eso he preferido no establecer una familia, hoy estoy aquí, mañana no sabemos.

Yo iba como copiloto, a pesar que no sabía nada de aviones, siempre quise sentarme en una cabina de avión en el aire, la vista es inigualable.

— ¿Quiere saber lo que se siente pilotear un avión? este es pequeño no le dará problemas.

—No, solo quiero estar sentada.

—Animo, sin miedo, solo tome el timón.

A pesar que no quería, la tentación me ganó, puse mis manos en el timón.

—Ok, quiero que lo mantengas firmé, no te pongas tiesas, solo mantén el timón en su lugar, con esto te daré el mando.

El después de unos segundos me pasó el mando, podía sentir que si movía el timón el avión también lo hacía.

—Vamos a bajar un poco la altura, quiero que empujes el timón, suavemente, si lo haces de golpe podría ser fatal para todos.

Así lo hice, empecé a empujar el timón y el avión fue descendiendo.

—Quiero que mires está pantalla, observa como vamos perdiendo altura, ahora regresa a la posición original.

Así lo hice y el avión ya dejó de descender, luego regresó el mando hacía él, en eso le llaman por la radio.

"Aqui torre de control al HKS1904 ¿Tienen algún inconveniente? observamos una perdida de altura"

—Aqui HKS1904, todo en orden, cualquier eventualidad yo les aviso

"Recibido"

— ¿Que fue eso? — pregunto Stefany.

—Todos los aviones tienen un plan de vuelo, aún estamos lejos para aterrizar, así que debemos de llevar cierta altura, la torre de control se encarga del control aéreo, ellos están atentos a cualquier eventualidad.

—Pero vaya, nada se les escapa — dijo Alicia.

—Solo son alertas que toman, es mejor preguntar y poder reaccionar a tiempo, antes que evitar una catástrofe.

El vuelo estuvo de lo más calmó, llegamos al aeropuerto, era un aeropuerto privado.

—Les habla su capitán, les pido que tomen sus asientos y se abrochen los cinturones.

Yo me iba hacia donde estaban las demás chicas.

— ¿Para donde vas?

—Voy a tomar mi lugar

—Ahorita este es tu lugar, me ayudarás a aterrizar.

Al decir eso me puse nerviosa, me empezó a dar unas series de instrucciones, me hizo que descendiera el avión hasta cierta altura, baje el tren de aterrizaje y luego el tomo el mando, el aterrizaje fue de lo más normal.

—Ya viste que no es nada difícil.

—Claro, si lo principal lo has hecho tú.

—Con un poco de práctica uno va mejorando, pero mi camino con ustedes hasta aquí ha llegado por hoy, no sé si nos veremos otro día, espero que así sea.

Antes de dejarlo, le di un beso en la boca.

—Espero que pronto puedas cumplir tu deuda conmigo.

Puse mi mano en su paquete.

—Ya lo veremos, por lo pronto yo tengo que regresar a Uruguay.

Todas bajamos, una camioneta llegó a recogernos.

—Buenos días señorita, por su seguridad le tendré que pedir que se pongan esté saco cuando estén en la camioneta, a dónde vamos es un lugar de alta seguridad, no quiero que se asusten por la cantidad de armas que verán.

Porque será que los grandes hombres siempre tienen que estar en negocios ilícito

—Espero que no me pidas que le ponga esto a la bebé.

—Claro que no haremos eso, es solamente con ustedes.

Hicimos tal como nos pidieron, me sentía sofocada al tener eso, solo me recordaba a los tiempos en la corporación, el viaje parecía una eternidad, hasta que el vehículo por fin se detuvo.

—Aun no pueden quitarse el saco, antes de entrar quiero preguntarles ¿Andan dinero?

—Yo ando dinero en las maletas.

—Ok, cuando entremos alguien vendrá a contar el dinero que ustedes traen, así que por favor reporten todo, aquí se maneja una gran cantidad de dinero y lo que menos queremos son malos entendidos.

Bajamos de la camioneta, alguien se nos puso al lado, yo quería llevar a mi bebé en el brazo, pero igual me lo quitaron.

—Por el momento es mejor que yo lo llevé, estando adentro se lo doy nuevamente.

Al entrar por fin nos permitieron quitar la capucha, lo primero que hice fue tomar a mi niña.

—Aqui las reglas son simples, solo pueden andar adentro de la casa, no pueden entrar por ningún motivo en las puertas que dice paso restringido, en la cocina encontrarán cualquier tipo de alimento, en las habitaciones encontrarán artículos para su cuidado personal, en su caso la habitación cuenta con una cuna para la bebé.

En eso se acerca un hombre y pone un cuenta billete.

—Por favor pasen el dinero que andén, no importa que sean moneda, todo tiene que quedar contabilizado.

—Stefany, Lucía ustedes primero.

Ellas empezaron a vaciar sus carteras, Stefany llevaba $14,728.50, Lucía llevaba $16,752.20

—Me alegro saber que aún tienen gran parte de su dinero — dije.

—Ahora es su turno señorita, por favor vacíe su cartera.

Empecé a vaciar mi bolso, llevaba $3,459.60

— ¿Eso es todo? — pregunta uno de los hombres.

También esas dos maletas, le señale cuáles eran, el se quedó sorprendido al escuchar eso

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