Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 173

Desde que me separé de la señora Lucy mi vida ha Sido distinta, recuerdo que cuando la conocí, yo trabajaba como empleada doméstica, nunca llegué a pensar que llegaría a tener tanto dinero en poco tiempo, tomé un viaje a Londres, cuando llegue al aeropuerto de Inglaterra el oficial me hizo una revisión exhaustiva, pensaban que yo llevaba algo de contrabando, por ser de origen venezolano y estar viajando desde Colombia, pero mi alma estaba casi tranquila, lo único que temía es que me rechazarán el pasaporte, pero al final eso no fue problema, todo estuvo ok.

Había hecho reserva en un hotel de 4 estrellas, necesitaba darme una buenas vacaciones.

— Buenos días Señorita ¿Dónde desea viajar en este maravilloso día? — pregunto el taxista.

Le di el nombre del hotel, este me llevó rápido.

— Buenos días bienvenida.

— Gracias, tengo una reservación a Nombre de Marisol Cruz.

Ella reviso en su sistema y encontró mi reservación.

— En un momento la llevarán a su habitación, solo requiero me permita su identificación y me firme por aquí.

El registro fue rápido, al llegar a la habitación era majestuosa, aquí estaré 20 días y terminé pagando cinco mil dólares aproximadamente, cuando el botones se retiraba me extendió la mano.

— ¿Me estás queriendo saludar? — pregunté.

— No, solo estoy esperando una propina.

— Lo siento, es primera vez que viajo.

Busque mi cartera, solo tenía $30 en mi bolsillo.

— Mira, solo ando esto en efectivo, no sé si sea suficiente.

— Lo aceptaré, si requiere de ayuda llame a recepción, ahí estaremos para servirle.

— ¿Cómo llamo a recepción?

El fue y tomo el teléfono.

— Solo debe de marcar 99, la llamada se va a establecer.

— Si necesito a un macho que me complazca como mujer ¿Por quién preguntó?

El hombre se puso algo nervioso.

— Conozco a un gigolo, si gusta le puedo dar el número.

— No me has entendido, quisiera que alguien me llene de su leche en estos momentos.

Dije esto mientras ponía mis manos en su paquete.

— Lo siento señora, respeté, a mi no me gustan las mujeres.

El hombre solamente se fue de la habitación, tan rico que se veía el hombre y resultó ser del otro bando, me di una ducha, me sentía pegajosa, me preparé para salir a bailar esa noche, se que en las discos siempre hay sus hombres dispuestos, pero mi momento de relax fue interrumpido por un golpe en la puerta.

— Ya voy, ya voy — grite desde el baño.

Solo me puse una toalla encima, me asomé por la rendija, era un hombre que usaba uniforme del hotel.

— Diga — grite desde el otro lado de la puerta.

— Quisiera ser gentil y abrir un momento la puerta.

No tuve de otra, solo medio la abrí.

— Disculpe, ando en toalla.

— No se preocupe, solamente no quería estar gritando, mi visita es porque recibimos una queja de un empleado, el cual indica que usted lo acosó sexualmente ¿Es cierto eso?

— Si, es cierto, pero no sabía de su inclinación sexual, no volverá a suceder.

— Eso esperamos señorita Marisol, si usted desea algo tiene que pedirlo en nuestra recepción, aquí tenemos una amplia red de contactos.

— Esta bien, no volverá a suceder.

— Sin embargo, si usted desea o tiene la necesidad en estos momentos, su servidor puede ayudarle.

Este tipo solo viene a mi puerta para decirme que quiere cogerme.

— Lo siento, pero usted bien dijo, no puedo continuar haciendo eso en el hotel, gracias por la aclaración y ayuda.

— No se lo diré a nadie, si usted me abre la puerta no se lo diré a nadie, realmente yo solo ví cuando ese sujeto salió corriendo, no soy trabajador del hotel, solo he tomado el uniforme prestado.

Ahora sí me sorprendió más.

— ¿Por qué confiar en ti? Me has tratado de engañar y quieres entrar solo para cogerme, creo que te has equivocado de chica.

— No es lo que usted piensa, pero bueno, me disculpo, lamento haberle causado inconveniente.

Yo cerré la puerta, quite el seguro, el tipo se había dado la vuelta, yo le tome su mano.

— ¿Te rindes tan rápido? — sin pensarlo tanto lo jale hacia la habitación.

— Espero que valga la pena, sino te quito la ropa y la tiró por la ventana.

El tipo solo se me acercó y me empezó a besar el cuello, sus manos empezaron a recorrer mi espalda, poco a poco fueron bajando hasta llegar a las nalgas, una vez en ese punto empezó a moverlas hacia delante, no dejaba de besarme y con un leve movimiento, dejo caer la toalla al piso.

— Tienes un bonito cuerpo — dijo él.

— Solo cállate y ven acá.

Empuje su cabeza con mis manos, este descendió rápidamente, me empezó a comer mi sexo, pero por estar conmigo algo incómodo, me levanto y llevo a la cama, ahí me abrió y empezó a recorrer cada parte de mi ser.

— Que bien lo haces, sigue así, ya casi lo logras — segundos después alcancé mi primer orgasmo.

— Tienes buena lengua, debes de complacer a muchas mujeres.

El solo me sonrió y se bajó el pantalón, no era el pene más grande que haya visto, pero no era nada mal, 19 cm, lo puse directo en mi boca, pero el me agarró y me empezó a coger, me la quería meter toda, pero si no fuera porque la señora Lucy me enseñó, ya me hubiera atragantado.

— Tienes buen aguanté, no cualquier chica aguanta eso

— Es que no soy cualquier chica, ahora ven y métela dónde tiene que ser.

Yo me acomodé y abrí las piernas, el se puso sobre mi y empezó a moverse con bastante agilidad.

— Hay papi que rico, así, muévete así.

— ¿Te gusta zorra? Esto es tener un macho de verdad, desde ahora tú serás mía, no tendrás permiso de cogerte a nadie más sin mi consentimiento.

No sé porque en ese momento no pude negarme a lo que el me estaba diciendo, sentís que mi cuerpo se derretía y solo tenías que complacerlo, sin esperarlo el vino cambio de entrada, ahora estaba enfocado en culo

— Pensé que te dolería, pero al parecer te han dado por todos lados.

— Solo lléname Papi, lléname con tu leche.

Sin tardar tanto el empezó a descargar todo en mi culo, no era donde lo quería, pero al final obtuve buen sexo.

— Desde ahora tú serás para mí, si quieres tener buen sexo, será solo conmigo.

— Lo siento, pero yo no soy de nadie, yo soy una mujer libre.

El vino y tocó mi coño.

— Ya veremos si aquí se podrá humedecer nuevamente, apenas me veas aquí vas a chorrear, podrás estar con otro, pero no podrás alcanzar ningún orgasmo.

Luego de decirme esas palabras yo me quedé como congelada, el se vistió y luego se fué, hasta que la puerta sonó fue que reaccioné, esas palabras me hicieron eco, no sé que se ha creído este, pero no ha Sido el mejor sexo que haya tenido.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante