Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 172

— Veo que tiene frío ¿Quiere un abrazo para calentarla? — me dijo una voz femenina.

Realmente ya me estaba dando frío, pero de que si me salía, me daría más frío.

— Gracias me caería muy bien.

Ella solo vino, se acomodo en mi espalda y me empezó a abrazar, pero a la vez podía sentir la punta de sus pezones rozándome.

— Que rico se siente esto — dije.

— Si tu quisieras, pudiéramos calentarnos de otra manera.

— Asi ¿Cómo?

Ella solo vino se puso delante de mi y comenzó a besarme.

— Si vienes conmigo, puedo decirle a mi marido que nos ayude a calentarnos, pero debes ser sumisa con él, hoy es su cumpleaños y estamos experimentando cosas nuevas ¿Te animas?

Que rico, prácticamente está mujer es la primera vez que le dará permiso a su marido de serle infiel, claro que iré con ellos.

— Solo una condición, nada de anal, ahí nadie me toca.

— Esta bien, ven vamos a un lugar más cómodo.

A penas salí sentí el clima más helado, ella lo anduvo buscando, pero al encontrarlo el ya se había adelantado, estaba con una jovencita, parece que a ella le dió cierto celos de la forma en que la tomaba.

— Si le has permitido venir para intercambiar experiencia, no deberías de ponerte así, más bien vayamos y busquemos a alguien que nos dé verga.

Ella tenía más gana de ir a pelear, que disfrutar.

— Si haces algún show, te sacarán rápidamente de aquí, no te lo sugiero.

— Ven conmigo, fue lo único que dijo.

No sabía a dónde me llevaba la chica, pero en poco tiempo estuvimos afuera del cuarto donde se guarda la ropa, me hizo entrar.

— Buenas noches ¿Ya se retiran?

Ella no la pensó y se tiró sobre él.

— ¿Puedes cogerme? — dijo ella.

— Si usted lo quiere, yo no tengo problema.

Acomodo su verga y lo puso en la entrada de ella.

— Que rico papi, se siente muy bien tener algo diferente dentro de mi.

La acomodo en la mesa, el empezó a cogerla ahi, sabía moverse, no solamente hacia el mete y saca, hacia círculos y golpeaba con fuerza, a ella la tenía en las nubes, yo me empecé a sobar sus pechos y le besaba.

— ¿Te está gustando vengarte de tu marido?

— Hay si, se siente muy rico, papi no te detengas y lléname de tu leche.

La cambio de posición y la puso en cuatro, costó un poco que tomarán nuevamente el ritmo, pero al final lo consiguieron.

— Siento como me partes en dos Papi, sigue así y no pares, que está hembra necesitaba a un hombre de verdad.

La puerta se abre, era el marido de ella, quien se sorprendió al verla ahí con ese hombre, para evitar cualquier escándalo, lo agarre y le empecé a chupar su verga, tenía sabor a vagina y semen, no importa, yo seguí ahí, el tipo no despegaba la vista de su esposa.

— Oye guapo, tú estás conmigo, concéntrate en mí.

Parece que esas palabras tuvieron efecto en él, porque luego vino me acostó en la misma mesa que estaba su esposa y me comenzó a dar una rica comida de coño, tenía tiempo de no sentir estás delicias.

— A mí nunca me habías comido el coño.

El tipo que estaba con ella se sorprendió al escuchar que eran pareja.

— Es por qué cada vez que lo intentaba, tú me apartabas.

La situación se estaba poniendo más tensa, el otro tipo intento comerle el coño, pero la mujer le apartó.

— ¿No le quieres dar más celos a tu marido? Deja que te haga gozar al máximo, mira como ella está disfrutando.

Ella quito las manos que le impedían avanzar, el hombre se arrodilló y comenzó a comerle el coño.

— Que raro se siente, pero me está gustando.

Cuando volteo mi mirada, ella le estaba guiando con las manos a dónde él tenía que poner su lengua, la mujer gemía sin parar.

— Su marido trataba de hacerlo lo mejor posible, pero parece que por la falta de experiencia, no lograba sacarme un buen gemido, yo soy sensible y eso me hacía disfrutar.

Luego el se puso de pie y me la metió, sus movimientos eran bastante suave, pero al parecer ver a su esposa cogida por otro no le gusto, por qué solo se apartó de mí y se fué.

— Se coge a otra y no le dije nada, pero al parecer solo los hombres pueden cogerse a cuántas mujeres quieren, pero si es una mujer quien hace eso, la consideran una puta cualquiera.

— Oye tranquila, si ambos decidieron venir aquí es porque se sentían aburrido haciendo siempre lo mismo.

Ella solo se apartó de su acompañante y se fué igual de la habitación.

— ¿Se anima a continuar? — pregunto el hombre.

— Sabes, no es que tenga problemas en estar contigo, pero está noche no ha sido la mía, mejor me voy a descansar.

— Tranquila, en todo caso solo preguntaba porque ambos vinieron juntas.

El me pasó mi bata, cuando estaba buscando el camino a la habitación, encontré a ambas parejas discutiendo, no me quise detener, pero al final ambos fueron echado de la fiesta, se supone que era una fiesta libre, yo solo llegué a mi habitación y me tire a descansar.

Desperté a las 11 de la mañana, me di una ducha y luego regresé a casa

— Disculpa por venir a esta hora, pero ayer no fue mi día, solo llegué a la habitación de un hotel y termine tumbada.

— No es necesario que me dé tantas explicaciones, la niña se ha portado muy bien conmigo, solamente le vino este paquete.

Era una caja algo pequeña, pero venía bien envuelta.

— No sé si hice bien al recogerla.

La abrí delante de ella, pero al ver que era exactamente, preferí detenerme.

— Ya se que es, lo raro es que no dice quien lo ha mandado.

— No, bueno, yo la dejo, llámeme cuando lo necesite.

Le di su pago y luego ella se fué, terminé de abrir el paquete, había una nota.

"Espero que no le incomode le mandé este juguete, se que últimamente los ha dejado, pero de vez en cuando necesita consentirse, con Cariño A"

Al abrir había un consolador doble, si lo mandó para que me consintiera ¿Por qué lo habrá mandado doble? Muchacha bandida, siempre pensando en sexo, tuve que guardarlo rápido, porque mi niña vino a buscarme, yo solo la abracé y la llevé al cuarto, dónde guarde mi regaló.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante