Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 3

—Mama, por favor reacciona y ayúdame — grite.

—Mujer o tu hija se porta más sumisa o rompemos el trató.

Esas palabras fueron como una orden para ella, cuando sentí dos cachetadas, me agarre las manos y me sobe mi cara, el aprovechó eso para quitarme el pantalón y quedar totalmente desnuda, ya no importaba lo que pasará en ese momento, la mujer que debía de protegerme es la que me está vendiendo como si fuera una mercancía.

— Deja de llorar como una niña y compórtate como una mujer, ahora te enseñaré a complacer a un hombre con una buena mamada y cuidado lo tocas con los dientes por qué te irá peor.

En eso ella agarra su pene y empieza a hacerle una mamada, cuando ella lo suelta para que yo lo hiciera, lo metí a la boca con todo el asco del mundo pero apenas lo tuve adentro le di una gran mordida.

—Puta, me has mordido.

En eso mi madre me agarra de mi pelo y me jala con todas sus fuerzas, te lo dije que la pasarías mal si intentaban algo.Me subió sobre el comedor, se sentó sobre mi y me abrió las piernas.

—Ahí la tienes, ven métela ya, no tengas cuidado, ella tiene que pagar por lo que ha hecho, eso sí ponte el condón, no quiero que quede preñada tan pronto y se que tú no te harás cargo.

El se apresura a ponerse el condón y luego me penetró lo más profundo que pudo sin piedad algúna, luego lo saca y comprueba que había sangre en el condón.

—Tienes razón era virgen, que rico es esto.

El continúo de esa manera hasta llegar a correrse, para mí todo ese tiempo fueron tortura no se cuánto paso realmente, pero yo sentí largas horas.

El se aleja de mi y mi madre se quita, empieza a sacar dinero de su bolsillo, yo aprovecho para salir hacia mi cuarto, encerré con llave, me metí a la ducha, me sentía sucia, por más aguanta jabón que me hechar me sentía sucia, me quedé en la tina buen tiempo, hasta que entra mi madre.

— ¡Vete de aquí! — le gritó con todas mis fuerzas.

—Venia a dejarte ésto, es tu parte de ahora en adelante si quieres seguir viviendo en esta casa, tendrás que pagar una mensualidad y eso lo harás a la manera que yo lo diga.

—No quiero tu puto dinero, quédate con él y cada dólar que gastes te acordarás el día que me violaron, como no hiciste nada para detenerlo y también será el día que te quedaste sin hija, yo de esta casa me largo.

—Niña estúpida, de que crees que vivirás, eres una cría todavía, solo tienes 15 años, te faltan unos cuantos días para 16, pero aún así nadie te dará trabajo.

—Eso a ti ya no te importa.

Ella se levanta, sin importar que aún no tenía ropa sale del baño, se viste, agarra la mochila de su colegió y empaca todo lo que le alcanza, justo antes de salir su madre le bloquea la salida.

—No creas que te irás tan fácil, aquí te falta mucho que hacer.

Me regresó a la cocina, agarro un cuchillo y voy de nuevo a la puerta.

—O te quitas de mi camino o no respondo.

—No eres capaz de hacerme daño.

En ese agarro el cuchillo y le cortó el brazo izquierdo.

—Ya te dije, tu no eres nada para mí, en todo caso si quiero llamó a la policía y hago que pases presas lo que resta tu vida, junto con ese hombre, así que mejor quítate de mi camino.

Mi madre se quita de la puerta, cuando ya había salido me grita.

—Volverás a esta casa y solo lo harás bajo mis condiciones.

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