Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 67

Ella sabía lo que hacía, el masaje que me daba era muy relajante, tan así que no me di cuenta que ella metió un dedo en mi.

—Bandida, en que momento lo hiciste.

—Para que veas que si soy buena.

—Yo se que si, pero diste una mala imagen a la corporación.

— ¿Cómo lograste tener una cita conmigo? Porque yo sé que entre nosotras no nos podemos pagar.

—Tengo mis contactos, en todo caso lo que quería no es solo tener una cita contigo, también era sacarte de esa granja.

—Mi amiga se preocupa por mí, que linda.

—Tambien me voy del país.

— ¿A otra sucursal?

—No, yo ya no estoy en la corporación.

—Que ¿Cómo?

—Tuve un benefactor importante y me saco de eso, pero ahora voy fuera del país, prácticamente soy de él.

—No sabía que podían hacer eso.

—Recuerda que eres su mercancía, pueden venderte, cambiarte, destruirte o matarte.

—En que momento me metí en ésto.

—Yo te lo dije, pero tú estabas cegada por el dinero y no me escuchaste, ahora lo único que te queda es cambiar de actitud, espero que con mi ayuda puedas llegar a ser select y salir de ahí.

—Te quiero amiga.

—Te tengo que dejar, quédate hasta las 1 AM y luego llamas a la corporación, ellos te dirán que pasará después.

— ¿Tu a dónde vas?

—Eso no importa, yo estoy bien.

Me vestí nuevamente y regresé a mi habitación, espere a las 1 y luego llame a mi hombre misterioso.

—Listo, ya he terminado con ella.

— ¿Te has divertido?

—Talvez, espero que tú también te diviertas cuando pasé por ti.

—Con tal no cometa el error de querer ver quién soy, está bien.

—Yo le dije a ella que tenía que cambiar.

—Tu viaje a Chile sale en 15 horas, por mi no lleves nada y allá compra todo.

—Tampoco voy a desperdiciar dinero.

—Eso es lo de menos.

—Para ti, te dejo, tengo sueño y se me cierran los ojos.

—Descanse muñequita.

Le cortó la llamada.

No sé qué hora eran, cuando en eso escucho que alguien golpea la puerta, veo el reloj y eran las 10 AM

— ¿Quien?

—Buenos días Sra Lucy, solo vengo por la llave de la otra habitación.

—Un momento.

Busque la llave, pero no me fijé a tiempo y el hombre que había golpeado mi puerta era mi excompañero de clase.

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