Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 66

Ahora ya sabía dónde queda la granja, pero igual no podía hacer nada, si yo me acercaba me reconocerían fácilmente y no quiero eso, al final solo queda esperar.

Cuando me levanté era casi medio día y alguien estaba molesta.

—Dime ¿Que ha pasado?

—¿De qué? No entiendo

—Me han dicho de arriba que ya no eres bienvenida aquí, por lo tanto quieren que te marches ya, aparte antes de irte deberás de cancelar la factura de hotel.

—No entiendo que pasó, pero está bien.

Saco de mi cartera $200 y se los doy.

—No se cuánto es, pero no creo que supere ésto, yo me largo si eso es lo que quieren.

—Pero dime algo tu ¿Que paso con el cliente? Ayer ví como te dejo en la entrada y luego te fuistes.

—Eso ya no importa.

Empaque todo y lo subí al auto, lo bueno que ya lo tenía conmigo.

—No pensé que lo nuestro fuera a terminar de esta manera — dije.

Acto seguido le di un beso a Azucena.

—Te extrañaré.

—Yi también te extrañaré Lucy, pórtate bien y por favor olvida este mundo.

—Eso intento, pero antes de quedarme a charlar me voy, no vaya y te llamen nuevamente.

Arranque el auto, solo estuve dando vueltas, me detuve en un punto para pensar a dónde ir, cuando en eso alguien se sube al copiloto con un arma.

—Hola Mónica ¿Me extrañaste?

—¿Quien es usted?

—Soy tu dolor de cabeza, el detective que llevaba tu caso, poco ti ahora me dieron baja deshonrosa.

—Lo siento yo no tengo nada que ver.

—Es cierto, pero le dijiste a tu hombre y el se encargó, pero no creas que se han librado tan fácilmente de mi, un juez me ha dado una orden especial para que investigué.

—No sabe a lo que se está metiendo, no sabe en quien confiar.

—Por eso tu me darás información.

—Mire yo no sé nada, pero hoy me dieron un sitio, si te sirve te puedo dar el dato, pero según me han dicho está bien resguardado.

—Anota aquí.

Le di la dirección de la granja, talvez yo no puedo hacer algo, pero el si.

—Ya viste que no es nada difícil, eres una muy buena chica y no te pierdas

Apenas se bajó vi cómo se alejaba, llamó a mi hombre misterioso.

—Hola amor ¿Que pasa?

—Me han corrido del hotel.

—Vaya, está gente si que actúa rápido, pero puedes ir a otro hotel si lo deseas, igual tienes mi tarjeta.

—Esta bien, quería preguntarte algo.

—Dime

— ¿Has podido conseguir la cita con mi amiga?

—Estoy en eso, pero yo te aviso.

—Bueno, es solo que ya quiero marcharme.

—Dejame ver qué puedo hacer tan de prisa.

Corto la llamada Y fui directo a otro hotel.

—En eso me llama el hombre misterioso.

—Lo he conseguido, tu nombre para la cita será Juan Reyes,se verán en el hotel Paraíso, habitación 26, tu harás una reserva en el mismo hotel, enviare a alguien para que retire las llaves y te la entregué.

—Pues justamente estoy en ese hotel.

—Bien, la cita es a las 8.

—Gracias.

—Nada que gracias, luego te tendrás que poner en cuatro patita y pagarme este favor.

—Lo que tú quieras mi vida, solo dime la posición bb que quieras.

—Mejor te dejó, tú me provocas con una facilidad y tengo que trabajar.

Me prepare para mí cita, a las 7 alguien llega y me deje la llave de la habitación 26, yo bajé, quería preparar un poco el ambiente, cuando faltaba poco deje abierta la puerta y puse música, deje abierta la llave de la ducha y me sali en un pequeño armario por la puerta.

A las 8 en punto ella estaba llegando, tal como pensé, entro y cerró la puerta, puso sus cosas y avanzó, cuando ví que estaba totalmente en la habitación sali.

—Hola Alicia.

Ella se quedó congelada y giro la cabeza lentamente, al verme salió corriendo.

—Hola amiga, cuánto tiempo sin verte.

—Eso digo, pensé que tú subirias rápido, pero mi sorpresa es saber que estás en la granja.

—Te tienen bien informada ¿pero que haces aquí? ¿también te ha buscado el mismo cliente?

—Yo soy tu cliente, me ha costado mucho tenerte aquí, quería hablar contigo.

—En serio hiciste todo eso por mí, eres muy bella.

Me da un beso en la boca.

—Quiero saber ¿Porque estás en la granja? Tu idea era ser Select.

—Cometi errores y me han enviado va ahí.

—Errores es acostarse con todo el edificio.

—Oye no lo pongas así, solo fueron los hombres.

—Alicia, tu misma te condenaste a eso, no es que yo sea una santa, pero nunca hacía algo sin que me dijeran,

—Asi que chiste.

—Mira, hay una opción de ayudarte a salir, pero debes de cambiar, sino morirás en ese hoyo.

—Esta bien, cambiaré mi forma de ser, ese lugar es terrible, todos mis juguetes han desaparecido y hasta alguna ropa.

—Entonces hoy pasarás la noche aquí, mañana se le pagará a esta gente un buen dinero, con eso te mandarán al edificio, de ahí deja de acostarte con todo el mundo solo clientes.

—Esta bien, haré lo posible, gracias por todo esto que haces.

—No creas que ya terminaste de trabajar, aún no has iniciado.

—Sabia que no resistirias a mis encantos, ven te daré un masaje.

Me quite la ropa y me subí a la cama.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante