Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 69

Llegamos a nuestro primer destino, Chile es muy bello, las personas son muy amables, he escogido estos sitios por qué se que no encontraré lugares locos como España, el chófer me ha llevado a un hotel, pero mis planes eran distintos, la idea es estar unos meses y no pasaré viviendo en un hotel.

La habitación que había reservado para mí era muy hermosa, bastante amplia y con una linda vista.

Lo primero que hice fue agarrar un fajo de billetes y me fui de compras, lo primero que ví fue una tienda de lencería, compré bastante ropa interior y un par de bikini para la playa, mi siguiente rumbo fue comprar vestidos, pantalones, blusas, entre otras cosas, vaya aquí he comprado bastante y no he gastado mucho.

Estaba en la calle esperando un taxi, cuando en eso veo que en una panadería, el propietario tenía de la mano a un niño, el niño forcejeaba por quitárselo encima, me cruce la calle.

—Oiga que le pasa con el niño — dije.

—Este mocoso me ha tratado de robar una barra de pan.

—Por una barra de pan lo está maltratando, debería de darle vergüenza

En eso saque un billete de $20 y se lo di.

—Tome cobré la barra de pan y ya suelte el muchacho.

—Cree que puede venir a mi local y decirme que hacer.

—Es cierto, no puedo llegar y decirle que hacer, pero estoy pagando por lo que el está tomando, así que sino quiere que su negocio se vea afectado por mala fama, lo mejor es tomar el dinero.

El tipo se quedó pensando, hasta que me arrebato el billete.

—Ni crea que le daré cambio.

—No esperaba que lo hiciera, ahora todos sabrán el tipo de hombre que es usted

Había dejado mi teléfono grabando todo y me encargaré de que lo conozca todo mundo, es cierto nadie puede hacer algo por mí, pero si yo puedo hacer algo lo haré ahora sí agarre un taxi y fui al hotel, el niño venía conmigo.

—Dime, porque estabas robando en ese establecimiento.

—Mi familia es bien pobre, ahorita estamos pasando dificultades.

—Pero robar no es la solución, imagínate si hubiera llegado la policía, en más problemas te hubieras metido, los abogados son caros.

—No me había puesto a pensar en eso, pero ¿Porque pagó tantos por ese pan?

—Yo ya tenía un plan, el fue directo a mi trampa, ahora yo me encargaré del resto.

—Entiendo.

Llegamos al hotel, pero en vez de entrar le pedí a un Botones que llevará mis compras. a la habitación.

—Dime chico ¿Dónde vives?

— ¿Porque?

—No quiero que te metas en más problemas y te llevaré a tu casa.

En eso el chico se miraba algo nervioso y en un momento a otro, abrió la puerta izquierda del auto y salió corriendo.

—Disculpe que de mi opinión, pero el es un niño sin hogar, la historia que le dió es falsa, debería de verificar su bolso sino le hace falta nada.

—Déjeme ver.

Al agarrar mi bolso pude ver qué la bolsa lateral estaba abierta y faltaban $300, pero no sé lo iba a decir al señor.

—Todo está en orden, lleveme por favor a un restaurante no lujoso si.

—Tengo el sitio perfecto.

El taxista me llevo a un lugar bastante alegre, la comida estaba deliciosa, pero al ver por la ventana, ví un rostro familiar, me aligeró a pagar y camino lo más despacio posible, pongo mi mano en su hombro y le digo.

— ¿Crees que no notaría que me sacaste dinero?

—Lo siento señora, pensé no le haría falta, por favor no llamé a la policía.

—No lo haré, pero me has defraudado, ahora vete.

El niño salió corriendo, en eso ví un sexshop, entre a ver qué podía encontrar, me sentía sola y tampoco quiero andar buscando a otros hombres.

Al entrar la tienda era atendida por un hombre de edad.

—Buenos días Señorita, pase adelante, tenemos variedad de juguetes.

—Gracias.

Había variedad de juguetes y tome un pene de 21 cm con 5 velocidades, aparte que la punta tenía una vibración especial.

—Tiene buen gusto, no cualquiera puede aguantar eso.

—Me gusta experimentar eso es todo.

—Le recomiendo estos dilatadores anales.

Me quedé viendo al hombre, lo confíado que salió.

—Solo llevaré esté.

—Que lastima, bueno si se arrepiente ya sabe dónde encontrar, además si quiere un poco de ayuda aquí estoy yo.

Ahora sí fui directo al hotel y me encerré en mi habitación, necesitaba desahogarme.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante