Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 72

Terminé de comer y me puse a pensar de contratar a esta chiquilla que le pondría a hacer, al final no es que yo tenga ingresos estables, pero prácticamente mi dinero depende de mi hombre misterioso, al final olvide el tema y solo tenía una cosa en mente, quería ir a la playa, no se donde había escuchado que aquí en chile hay una playa muy encantadora que se llama Playa Luna, al día siguiente me levanté temprano y avise en recepción que necesitaba un taxi, prepare algo de ropa para mi dió en la playa y al bajar ya el taxi se encontraba esperándome

—Buenos días — Le digo al taxista

—Buenos días señorita, a dónde la llevó — me responde.

—Quiero ir a Playa Luna.

El taxista voltea a verme y parecía que me comería viva.

—Disculpe no le escuché bien.

—Quiero que me lleve a Playa Luna.

—Como usted ordene.

Yo pensé que estaría algo cerca, pero tardamos en llegar.

—Espero tenga buen día señorita — me dijo el taxista con cierta sonrisa.

Al llegar mi sorpresa es que la playa es nudista, yo molesta porque el hombre no me pudo advertir que era una playa nudista, bueno ya estamos aquí, uno vienen a divertirse así que procedí a quitarme la ropa, puse mi toalla y me aplique bloqueador, me acosté boca abajo, la playa se mira que es tranquila, no era tan transcurrida como en España y me gusta eso, pero la mirada de los curiosos nunca deja de existir, de hecho los viejos son los más pervertidos aquí, no le prestaba atención realmente, yo solo quería relajarme, pero en eso me golpea un balón de volleyball.

—Disculpe señorita, se nos fue el balón — dijo una muchacha.

Al ver estaban jugando 3 a 3, varones contra mujeres, todos estaban desnudos, pero al parecer disfrutaban ver a las chicas desnudas por qué sus penes estaban erectos.

—No creen que ese juego están desiguales, necesitan a una mujer más para igualar a los tres varones — dije.

—Si usted quiere jugar con ellas no hay problema — dijo uno de los chicos y los demás asintieron.

En eso se me acerca una de las chicas.

—Si usted quiere jugar no hay problema, pero debo de advertirle que nosotras nos estamos dejando ganar porque después de ésto haremos una orgía, si usted está dispuesta a todo no hay problema, nadie aquí es celosa, pero desde ya se lo advirtió — me dijo la chica.

—Siendo de esa manera yo paso.

—Esta bien, pero se pierde la diversión verdadera.

La chica se levantó y los hombres me llamaban vieja por no jugar con las chicas, en eso nuevamente me golpeó el balón, pero está ocasión lo que hice fue levantarme y me uni al juego.

—Vieja tu abuela, yo estoy en plena flor de la juventud.

—Pues demuestre que me equivoco abuelita.

En eso vine agarre el balón y lo lance de tal manera que lo golpeó directamente en su pene, el chavalo se tira al piso.

—No me digas que un golpecito te dejará tirado.

—Ya verás perra quien es el que manda aquí.

El chico se levantó y realizó su saqué, quiso golpearme de nuevo, pero no sé lo permití y le regrese el tiró, no lo pudo detener y anoté.

—Si quieres ganarme tendrás que hacer más que eso.

En eso se me acerca la chica de antes.

— ¿Que haces? Te había dicho que nos estábamos dejando ganar para que ellos nos cojan, los chicos son los más atractivos de nuestro salón y nos invitaron aquí.

—Te diré algo, si te lo quieres coger por mi no hay problema, ellos de por sí han pasado con su pene erecto desde que están jugando así que ganen o pierdan ellos solo tienen esa cosa en mente, así que demuestra que no eres más que una chica con cabeza hueca.

Ella solo se quedó pensando y luego desvío su mirada a los penes de los chicos y vio como estaban totalmente erecto.

—Muy bien chicas, ya hemos perdido suficiente, ahora es nuestro momento de ganar.

Las chicas empezaron a jugar de una manera estupenda, se miraba que si podían jugar, en cambio los chicos se mostraban desesperados, ahora casi no anotaban punto, pero si note algo, sus amigos de abajo ya no estaban tan animados así que tuve que hacer un ligero cambio de plan.

—Ultimo juego, este es el decisivo, si nos ganan, todas nosotras cogeremos con ustedes, si nosotras ganamos ustedes serán nuestros esclavos por un día ¿Están de acuerdo? — dije.

Los chicos solo se pusieron a reír, yo me volteo hacia las chicas.

—Muy bien chicas, está decisión es suya, que es lo que desean Realmente — dije.

—Creo que todas sabemos que ellos nunca cederán al ser nuestros esclavos por un día, lo mejor es dejarnos ganar — dijo una.

—Si nos dejamos ganar seremos la burla de ellos para siempre, yo opino que sean nuestros esclavos, así podemos cogerlos a nuestra manera — dijo otra de la chica.

—Muy buena propuesta, entonces eso hagamos, no nos dejemos ganar y que sean nuestros esclavos, es más divertido a solo ser juguetes para ellos.

Las chicas tomaron su posición e inicio el juego, los chicos pusieron su mayor esfuerzo, pero no fue suficiente, las chicas eran buenas y les ganaron limpiamente.

—Entonces ahora ¿Quien es la vieja?

—Esta bien disculpa por llamarte Así.

Las chicas reclamaron su premio y ellos serían sus esclavos por un día.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Secretos - La historia de una acompañante