Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 71

El chico empezó a recorrer los espacios de la habitación y vio que todo estaba en orden.

—Agradezco su amabilidad, veo que todo está bien.

—Sabes, te he mentido, hay algo que no está bien y tal vez tú puedas ayudarme.

—Si está a mi alcance yo le ayudo con mucho gusto.

—Pues te go un pequeño incendio.

Me fui acercando lentamente hacia donde estaba él y le dije al oído.

—Tengo una gran necesidad de un buen pene.

Deje caer mi bata y luego puse mi mano sobre su paquete, se podía sentir que era algo grande, el no dijo nada así que vine me agache y quedé a la altura de su sexo, le quite el cinturón y luego desabroché su pantalón y fui bajando la cremallera cuando ya tenía mayor facilidad, solo metí mi mano y saque de su interior un miembro talvez unos 19 cm, pero podía observar que aún no alcanzaba su máximo esplendor, el tipo aún seguía sin decir nada, vine y le empecé a dar unas buena mamada, sentía como esa cosa estaba agarrando vida dentro de mi boca, mis manos se quedaban cortas.

— ¿Te gusta? — le pregunté.

—Mucho, me ha sorprendido realmente.

—Bueno, tienes la oportunidad de cogerte este cuerpo no lo desaproveches.

El me levanto de dónde estaba y chineada me llevo a la cama, me acostó y luego me empezó a comer mi coño, sabía ocupar su lengua y la movía tan ágil que me hizo correr en su boca.

—Que ricos estuvo eso — dije.

Se terminó de quitar toda la ropa y luego sin pensarlo, me lo metió hasta la mitad, sentía que algo le impedía meterla en su totalidad, pero aún así me estaba haciendo gozar.

—Parece que es primera vez que tienes algo así adentro de ti.

—Si ¿Cómo lo sabes?

—Estas bien estrecha, por lo que solo entran cosas delgadas, pero si sigues metiéndote ese juguete, pronto no tendrás ningún impedimento para más.

No me había percatado que había dejado mi juguete a simple vista.

—Hasta hoy lo he comprado, no me arrepiento de haberlo hecho.

El seguía con su trabajo de bombearme, sentía la gloria en cada embestida.

—Que rico te mueves Papi, lléname con tu cosa, hazme sentir los placeres del sexo.

En eso sentí como se introducía más en mi, casi podía sentir sus testículos golpeando mis nalgas.

—Que delicia papi, ojalá muchos la tuvieran como tú la tienes.

—Esto es un regalo que me ha conseguido fama, tu eres una de las dichosa que ha tenido el gusto de sentirla, espero poder meterla toda, aún quedan 4 cm.

—Metela toda Papi.

El tipo no se hizo de rogar y siguió empujando más y más, pero no era posible que entrara toda.

—Hasta ahí creo que puedo meterla, a pesar de todo has tragado bastante.

En eso siento que empieza a sacarla y luego cambia de posición el estaba acostado e hizo que yo lo cabalgara, estando arriba me movía con mayor facilidad, no solo hacia el movimiento de arriba y abajo, también movía mi cadera en círculo, se miraba que el disfrutaba de esto.

—Que rico te mueves mami, lo haces mejor que otras.

—Deja de compararme, yo no soy como otras.

En eso sentí como el se empezaba a correr dentro de mi y parecía como si hubieran abierto una manguera dentro de mi porque fue bastante lo que expulsó y claro yo también termine junto a él.

—Eso estuvo fabuloso — dijo él.

—Asi es, pero ya es tiempo que te vayas.

— ¿Tan pronto quieres que me vayas?

—Si.

El tipo de mal genio se vistió y luego se retiró de mi habitación tirando la puerta, se veía algo molesto, pero yo sabía que si le daba cierta confianza el podía creer que podía tenerme en cualquier momento, no quiero eso, esto fue algo ocasional y espero no se vuelva a repetir, tenía bastante hambre, llame a servició a la habitación y pedí comida, al llegar me lo trajo una chiquilla de tenía 18 años, pero su físico parecía de 15.

—Disculpa mi atrevimiento ¿Que edad tienes tu?

—18 años.

—Pareces de 15 ¿Que haces trabajando así? deberías de estar estudiando.

—Mi familia es de escasos recursos y solo pude alcanzar mi secundaria.

—Bueno, déjame hablar y serás mi guía turística, pero ¿Estás de acuerdo?

—No se mucho de turismo, siendo sincero.

—Eso no importa, lo que quiero es que ganes un poco más para que puedas retomar tus estudios.

—Es usted una muy buena persona.

— ¿Cómo te llamas?

—Alicia.

—Lindo nombre, me recuerdas a una amiga.

Tengo que dejarla, sino me llaman la atención por tardar demasiado.

—Esta bien, yo buscaré la forma en que trabajes conmigo, te veré pronto Alicia.

Ella sale con una pequeña sonrisa en su rostro, me recordó a mi, aunque yo aún no cumplo los 18 años.

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