Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 9

Las clases habían terminado, pero la profesora pidió que mi compañera y yo nos quedáramos. Cuando todas se fueron ella se quito la ropa.

—Al parecer a ustedes les gusta calentar, no crean que no me fije como tu le chupaste el pezón y te chupaste el dedo después de meterlo en su vagina, no se irán hasta hacerme gozar.

Se acostó boca abajo, mi compañera tomo la iniciativa y empezó a darle masaje de la espalda para arriba y yo me dedique de las nalgas para abajo, cuando sentimos que ella estuvo bien relajada empezó lo erótico, mi compañera empezó a besarle el cuello y yo le acariciaba su sexo haciendo un recorrido por sus labios hasta llegar a su ano, lo estimulaba y luego repetía lo mismo con otro dedo, ella comenzó a soltar leve gemidos, le dimos la vuelta pero mi compañera seguía sobre ella, no tardo mucho para que empezara a comérsela a besos y llegar a sus pechos, los agarraba con delicadeza, los recorría con la lengua, en cambio yo me había dedicado a estimular su clítoris, nunca había tenido sexo con alguna chica, tampoco a tocarla, pero sabia que tenia que complacer a la maestra así que empece a hacerle sexo oral, mientras le comía su coño también le metía dos dedos, los cuales se deslizaban fácilmente, empece a cogerla hasta que ella soltó un gran gemido y se vino.

—Es suficiente chicas, me han hecho gozar de una manera increíble, tomen su ropa y regresen a su habitación.

Nosotras nos vestimos rápido, al abrir la puerta había un hombre tal vez de 20 años, nosotras salimos y el entro, la curiosidad nos gano, nos quedamos unos instante, hasta que empezamos a oír gemidos dentro de la habitación, nos apresuramos a regresar a la habitación antes que nos encontraran.

—Que tipo con suerte, nosotras le preparamos el terreno y él solo llego a meterla — dije.

—Pues si, uno nunca sabe para quien trabaja, no llegue a pensar que fueras lesbiana.

—No lo soy, aunque un hombre fue el que me lastimo, no quiero limitarme a un solo sexo, hoy me di cuenta que estar con una mujer es mas dulce que estar con un hombre, pero sentir aquella carne dentro de mi boca de ese negro me gusto demasiado.

—Fácil chica, eres bisexual, tu eres de mentalidad abierta, disfrutaras mas del sexo que las que son lesbianas o heterosexual.

Llegamos a la habitación y empezó un interrogatorio.

— ¿Por que la profesora las llamo?

—Aquí hicimos una apuesta, si o no que ella quería un masaje con final feliz.

—Nos quedamos viendo mi compañera y yo, solo movimos la cabeza en forma de afirmación.

—Se los dije, si ustedes fueron la que mejor lo hicieron y se miraba que ella quería su masaje.

—Pero al final llego un afortunado y termino el trabajo que comenzamos.

Solo me puse a reír y abrí mis piernas, empezó pasando su lengua suavemente por todo mi sexo, luego se concentro en mi clítoris, me estaba haciendo humedecer, metió un dedo en mi coño, empezó un saca y mete, minutos después lo saco pero no dejo de chupar, hasta que sentí algo en mi coño, no la detuve, la sensación era muy agradable, mi cuerpo me pedía más de lo que ella me estaba haciendo, no me importaba que hacían las demás chicas o si nos estaban viendo, solo quería disfrutar. Empecé a gemir, pero al parecer no era la única, porque empecé a escuchar otros gemidos, al parecer lo que comenzó como una apuesta, esta terminando en una orgía lésbica. Hasta que fuimos interrumpidas por una supervisora.

— Ustedes si que no desaprovecharon un tiempo libre, pero lastimosamente tendré que interrumpir, hoy nos visitará un cliente importante, sus gustos siempre es con las nuevas, nunca repite chica, así que se me bañan, se lavan bien sus coños, que no huela a sexo y se ponen está ropa.

Nos pone unos trajes en la cama de cada una.

—Tienen una hora para alistarse, eso sí, la persona que escoja tiene que ser muy sumisa, no queremos ninguna queja de ese cliente, cada vez que el se queja de una chica nos hace perder dinero por mala recomendación, así que bien portadas.

La supervisora salió.

—Al parecer no es prohibido que hagamos estás fiesta, podemos repetirlo en ocasiones, al final no creo que tengamos hombre ahorita.

Todas se rieron en carcajada.

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