Secretos - La historia de una acompañante romance Capítulo 8

Hubo un silencio total, hasta que alguien decidió hablar.

—Eso es lo que quieren aquí, quebrarnos para que luego seamos una esclava, yo no perderé mi dignidad, aunque me cueste dolor y sangre o quizás muera pero lo haré con mi dignidad.

— Sufrirás bastante, si tomas ese rumbo.

—Ya dije, no me importa, yo nací libre y así moriré.

En eso entra a la habitación 2 supervisoras.

—Tú, ven conmigo — señalando a la que decía que no se quebraría tan fácil.

Todas nos quedamos asustadas, no sabíamos que pasaba, ella estaba más desconcertada que no se movió, vino la otra supervisora y la agarro de su pelo, arrastrándola.

Ellas se fueron y todas nos preguntamos que fue lo que había pasado, hasta que alguien disimuladamente nos enseña que hay una cámara en la habitación.

Al menos yo no mencioné como fue que logré que se le parará al negro, sino también hubiera ido yo con ella, todas estábamos asustadas, no podíamos hablar de cualquier cosa con libertad.

Las horas pasaron y tuvimos nuestra segunda clase del día, aquí aprenderemos a dar masaje, nos pusieron en pareja, pero al faltar una, alguien se hizo con la profesora, todas quedamos totalmente desnuda.

—Hay clientes que no solamente las buscara por sexo, también porque desean eliminar el estrés por trabajo, una mala relación o cualquier otro motivo, para eso tienen que aprender donde acariciar, la fuerza necesaria para hacer eso y claro llevarlo a que terminen teniendo sexo, eso si, nunca obliguen a un cliente tener sexo, hemos tenido caso, que el cliente solo desea un masaje relajante y la acompañante quiere imponer tener relaciones, entonces el cliente termina quejándose con nosotros, no hay pago y por ende castigo para ustedes.

— ¿Como saber si quiere tener sexo?

yo comencé dando el masaje a mi compañera, al parecer es muy sensible a las provocaciones por que cuando me subí sobre ella para estimularla un poco mas y le puse mis pechos en su espalda, se le salio un pequeño gemido.

—Parece que alguien es calenturienta, pero se tiene que aguantar las ganas — dijo la profesora.

Continué y le di la vuelta, estuve con sus pechos y aproximaba mi cara cerca de ellos, pero sin dejar de masajearla, la piel se le puso erizada y cuando llegue a su coño estaba mas que mojado, al meter un dedo parecía que lo hubiera metido en algún recipiente con liquido, por que estaba re-empapado y ella suelta un gemido sin contenerse.

—Ustedes dos cambien, sino esta quera mas — dijo la profesora.

Ella no comenzó a como debería de hacerlo, la misma calentura la hizo ir directo a un masaje erótico, pero yo lo sentía tan agradable que no dije nada, sentía esas manos tan suave recorriendo por todo mi cuerpo, y cuando me dio la vuelta de una manera u otra llego a lamerme los pesones sin que la maestra se diera cuenta, eso hizo que me humedeciera, ella estaba feliz de haberlo logrado por que metió dos dedos, saco mi jugo y luego se chupo el dedo como si fuer su premio.

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