Sin Darnos Cuenta romance Capítulo 42

Miradas cómplices y dedos entrelazados mientras terminamos de bajar la escalera para ir a desayunar; esa es la escena que ven mi madre y mi hermana. —Pero que felices se les ve, parece que han pasado una excelente noche. — Comenta Tammy haciéndonos reír.

Sé que mi prometida probablemente quiera esconderse debajo de la mesa, pero yo en cambio siento una felicidad absoluta —Es increíble volver a casa.— Comento y no me refiero a esta casa precisamente y mi hermana lo sabe.

—Me he dado cuenta. — Replica y guiña un ojo. —Vayamos a desayunar que seguramente tienen hambre. — Propone y solo puedo reírme de su comentario mientras Dana aprieta mi mano.

Al entrar a la cocina, todo ya está casi listo sobre la mesa, aparto la silla para que Dana se siente, y mi madre se me queda mirando con una gran sonrisa en su rostro. —Qué lindo es verlos bien nuevamente, supongo que retomaran los planes de boda, ¿no? — Pregunta mi madre y Dana y yo solo nos miramos.

—Claro que si, aunque en realidad no hemos hablado de ello aun...— Comento y Tammy y Dante ríen.

—Nos imaginamos... en realidad lo que menos han hecho es hablar. — Bromea mi hermano y todos reímos.

—¡Dante!— Le regaña su esposa y ahora nos reímos de él.

—Deberían poner una fecha, una boda no se planea de la noche a la mañana.— Comenta mi madre y realmente me encanta saber que a ella le entusiasma la noticia.

—Es que no sé si quiero que nos casemos antes o después de que nazca el bebé.— Explica ella y yo la miro confundido.

—Cariño, ¿De verdad me harás esperar todos esos meses para que seas mi esposa?— Le pregunto causando que todos se rían de mí.

—Dana, no seas cruel... mi hermano creo que se morirá si lo haces esperar tanto.— Le pide mi hermana entre risas.

—Creo que deberíamos hablarlo luego...— Dice ella y el mensaje ha sido muy claro para todos ya que la conversación cambia de dirección automáticamente.

[...]

—¿Te ha incomodado la insistencia de mi familia por la boda? ¿no?— Le pregunto cuando ya estamos solos en el auto camino a nuestro piso para ir a hacer el Facebook Live para agradecerle a la gente todo lo que han hecho por mí en estos días.

—Es que prefiero hablarlo contigo a solas. No quiero que hagamos las cosas porque si.—

—Nuestro casamiento no es porque si.— Interrumpo y ella sonríe.

—No es eso amor, es solo que no quiero casarme con una gran panza de embarazo... No me sentiría cómoda.— Explica y sonrió ampliamente.

—Entonces casémonos antes de que este pequeñín siga creciendo. — Propongo y suelto una de mis manos del volante para llevarla sobre su abdomen.

—Pues no nos queda mucho tiempo para que eso suceda...— Explica.

—Yo no tengo problema en casarme contigo en una semana si gustas ¿eh?— Digo sonriente y ríe.

—Mmmm un hombre sin miedo a casarse; eso es nuevo.— Bromea haciéndome reír.

—¿Cómo tendría miedo de casarme si es contigo? Me encanta la idea de casarme con mi mejor amiga.— Confieso y muerde sus labios mientras no deja de mirarme fijamente.

—Casémonos mañana mismo si gustas.— Señala con una enorme sonrisa tatuada en su rostro y sin más tomo su mano y la llevo hasta mis labios para depositar un suave beso en ella.

—Ahora que lleguemos a casa miramos la agenda y elegimos fecha, ¿te parece?— Propongo y asiente.

—Me encanta... ¿Y dónde quieres que nos casemos?— Me pregunta con gran entusiasmo.

—Donde tú quieras. Yo a ti te sigo a cualquier parte.— Le aseguro y mi cuerpo se llena de sensaciones hermosas que sé que solamente ella me hace sentir.

No me dice nada, solo se acomoda mejor en el asiento y cierra sus ojos como si estuviese pensando en algo —Creo que el lugar que más nos describe a ti y a mi es la playa.— Comenta.

—¿Una boda en la playa? Me gusta...— Comento y ríe.

—Pensaba en nuestra playa favorita, la que es nuestra... aquella donde acampamos esa noche y comenzamos a ser "los padrinos de despecho."— Propone y me encanta la idea.

—Me fascina... no hay sitio más nuestro que ese en este mundo. — Respondo feliz.

—No lo hay... esa playa ha sido testigo de cómo nació todo este amor. Nos vio como amigos, como novios...—

—Y ahora como esposos. — Interrumpo y sonríe.

—¿Quién iba a decirlo?— Pregunta a la nada y acaricia su vientre. —Mi mejor amigo será el padre de mi hijo, que locura...— Comenta y ríe.

—Una hermosa locura, ¿no?— Cuestiono mirándola y sonríe.

—La mejor, al parecer la vida nos hizo ir de aquí para allá, con el fin de hacernos ver que el amor estaba más cerca de lo que podíamos imaginar.— Dice y sus palabras están llenas de verdad.

—Y pensar que te tuve tantas noches abrazada a mi sin tocarte un pelo...— Comento pícaramente y reímos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sin Darnos Cuenta