El día de ayer en la noche Samanta planificó las actividades para el día de hoy. El itinerario para el día de hoy quedó de la siguiente manera: primero visitarán el zoológico de Honolulu, luego de ir al zoológico irán a almorzar y durante la tarde visitarán el acuario, el día lo terminaran como lo ha hecho los últimos días, irán a cenar juntos y pasarán por el bar del hotel antes de regresar a sus respectivas habitaciones.
Samanta se levantó muy emocionada por el maravilloso día que le espera al lado de Maximiliano. Se levantó muy temprano, se fue a bañar, se cambió y maquilló un poco. Cuando ya se encontraba lista llamó a su hermana para platicar con ella mientras se hacía la hora de que Maximiliano pasará por ella para irse.
—¿Qué tal todo por allá? —le preguntó Samanta a su hermana.
—Todo está muy bien, tú no te preocupes por la empresa. Entre papá y yo nos estamos haciendo cargó de todo.
—Me alegra escuchar eso. Estoy pensando en adelantar mi regreso a casa.
—¿A qué se debe eso?
—Siento que al irse Maximiliano de aquí, esté lugar solo me hará pensar en lo que pudo y no fue.
—Te entiendo, pero yo considero que deberías descansar la otra semana. Podrías simplemente ir a la playa y museos. Mi ex cuñado odia los museos así que no creo que sea un lugar que te lo vaya hacer recordar.
—En eso tienes razón y creo que me hará bien unos días a solas para poder pensar en todo lo sucedido, para sanar.
—Lo que me parece tan curioso es el hecho de que te quieras regresar solo porque él lo hará.
—Fue un impulso, supongo que su compañía me ha hecho bastante bien y es por esa razón que pienso no podré seguir disfrutando de este lugar sin su compañía.
—Creo que alguien se está enamorando —le dijo Margot a su hermana con voz burlona.
—Solo es un muy buen amigo nada más.
—Si tú lo dices yo no discutiré hermanita, sigue disfrutando de su compañía y luego disfruta de tú tiempo a solas.
—Así lo haré.
En eso se escuchó que alguien llamaba a la puerta. Rápidamente Samanta se despidió de su hermana, tomó su bolsa y salió. Abrió la puerta y se encontró con Maximiliano. Salieron del hotel juntos para iniciar su día juntos. Primero visitaron el zoológico en ese lugar la pasaron increíble paseando y observando a los animales que ahí se encuentran. Después de haber disfrutado de la visita al zoológico fueron a comer a un restaurante que estaba ubicado cerca del lugar. Al llegar les dieron una mesa, tomaron asiento y ordenaron su comida, decidieron ponerse a platicar después de eso.
—¿Cómo te sientes en el paseo hasta el momento? —le preguntó Samanta a Maximiliano.
—Todo ha estado de maravilla, es usted una excelente planeadora de actividades —le respondió él.
—Me halaga con sus comentarios, pero quiero decir que espero que usted planee las actividades para el día de mañana.
—Si usted así lo quiere así será, desde ya le advierto que no soy tan bueno en eso de planear itinerarios, luego no se vaya a quejar.
—Le aseguro que no lo haré —le respondió ella.
En eso llegó su comida, disfrutaron de los platillos que habían ordenado y seguidamente salieron del lugar con dirección al acuario. Pasaron la tarde disfrutando de ese maravilloso lugar. Al salir de ahí se dirigieron hacia un restaurante que queda cerca del hotel para cenar. Cuando ya habían terminado de cenar se dirigieron hacia el hotel. Estando en el hotel decidieron ir al bar antes de subir hacia sus habitaciones.
—Esté ha sido un día maravilloso a tu lado —le dijo Maximiliano a Samanata.
—Lo mismo digo, no puedo pensar en una mejor compañía para disfrutar de este mágico lugar —le dijo ella.
Al llegar se dirigió directamente hacía su habitación. Tomó su computadora y comenzó a revisar y buscar lugares que no hubiera visitado junto a Maximiliano durante la semana que acababa de pasar, para poder ella ir a visitarlos durante los días que le hacen falta en la isla.
Cuando por fin tuvo listo su itinerario para el resto de la semana, ya se había hecho tarde y era hora de cenar. No tenía ánimos de comer en el restaurante del hotel así que optó por ordenar que le subieran algo de comer hacía su habitación. En lo que se encontraba comiendo su teléfono sonó. Ella lo tomó y se dió cuenta que la persona que se encontraba llamándola, era Maximiliano rápidamente respondió.
—¡Hola! ¿Qué tal estás? —le preguntó Samanta al responder.
—Llegué bien, pero me encuentro un poco nostálgico ya que no te tengo a mi lado en este momento.
—También te extraño mucho.
—¿Qué has hecho? —le preguntó Maximiliano.
—Estuve planeando las actividades para realizar está semana.
Hablaron casi una hora con respecto a los planes que tienen para está semana. Se les pasó el tiempo muy rápido, cuando acordaron ya era hora de dormir. Samanta se había olvidado de la diferencia horaria, cuando ya tenían casi dos horas de estar hablando por teléfono se escuchaba a Maximiliano más dormido que despierto. Samanta observó la hora y recordó que se encontraban en lugares diferentes, así que se despidió de él.
Luego de una semana fuera de la empresa, Maximiliano tenía varios asuntos pendientes que atender, a pesar de eso cada que podía le escribía a Samanta para saber como se encontraba y que es lo que se encontraba haciendo.
Durante está semana Samanta disfruto de diversos recorridos entre los cuales se encontraron: El avistamiento de Delfines, visitó el museo al USS Arizona, también disfruto de un tour en helicóptero, entre otras actividades. Tomó fotografías a todos los lugares que visitó durante la semana. Fotografías que compartió con su hermana y con Maximiliano con quien se mantuvo en contacto todos esos días.
Luego de dos semanas lejos de casa, llegó el momento de regresar a casa. Se encontraba muy emocionada, ya que sabía que eso significaba que podría verse nuevamente con Maximiliano. Salió muy temprano hacía el aeropuerto. Subió al avión muy emocionada. Luego de tomar su equipaje, se dirigió a la puerta de salida. Se emocionó mucho al ver quien la había llegado a recibir.
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