Sortilegio romance Capítulo 15

Samanta llegó muy emocionada de regreso a casa, después de esas dos semanas donde vivió muchas cosas asombrosas, tenía muchas ganas de regresar. Al bajarse del avión pensó en llamar a Maximiliano, pero al final no lo hizo ya que pensó sería mejor darle una sorpresa. Fue por su equipaje y salió, se llevó una gran sorpresa al ver que Maximiliano había llegado a recibirla, corrió sin pensar en lo que la gente podría decir, al ver que Maximiliano se encontraba esperándola en el aeropuerto a su llegada. Lo abrazó con mucha fuerza, luego lo soltó rápidamente al darse cuenta de lo que se encontraba haciendo.

—Lo siento, me emocione mucho al verte aquí —le dijo ella.

—No tienes nada porque disculparte —le dijo él— Me siento muy halagado. Por cierto esto es para ti —le dijo Maximiliano mientras le entregaba el ramo de rosas que tenía en sus manos.

—¡Muchas gracias! Eres muy amable —le dijo ella.

Ella comenzó a mirar de un lado para otro.

—No la vas a encontrar —le dijo él.

Ella se encontraba muy concentrada buscando a su hermana, luego de lo que le dijo él se quedó viendo.

—¿Cómo lo sabes? —le preguntó muy curiosa.

—Lo sé, porque le pedí de favor que me dejará venir a recogerte.

—¿Cómo te comunicaste con mi hermana?

—Creo que dentro de poco tiempo lo sabrás. Ahora si déjame ayudarte con tu equipaje —le dijo él.

Así fue, salieron del aeropuerto. Maximiliano abrió el baúl del vehículo y subió las maletas de Samanta. Seguidamente caminó hacia la puerta del copiloto y abrió la puerta para que Samanta se subiera en el auto.

—¡Muchas gracias! —le dijo ella mientras se subía al vehículo.

—¿Quieres que vayamos a comer algo antes de que te lleve a tu casa? —le preguntó Maximiliano.

—Si no te encuentras ocupado, por mí está bien que vayamos a comer antes de llegar a mi casa.

—Siendo así entonces vamos, conozco un excelente restaurante —le dijo él.

Así lo hicieron. Llegaron al restaurante y se sentaron. Mientras esperaban que les llevarán la comida que ordenaron se pusieron a platicar un poco. Luego de comer, Maximiliano canceló la cuenta y salieron del restaurante.

—Espero que algún día me dejes invitarte a mí —le dijo Samanta mientras se encontraban caminando hacía el vehículo.

—No es mi estilo —le dijo Maximiliano— Pero por lo poco que te he llegado a conocer sé, que no te gusta solo recibir sin dar, así que se me ocurre una idea —le dijo él.

—Te escucho —le dijo ella.

—Qué te parece si salimos a pasear el fin de semana y compartimos gastos así no sientes que solo estás recibiendo cosas de mi parte.

—Me parece muy bien, conozco un excelente lugar al que podríamos ir, te aseguro que lo pasaremos muy bien.

—De eso estoy más que seguro —le dijo él— a tu lado cualquier plan es perfecto.

Se encontraban platicando muy a gusto cuando Fernando ingresó al restaurante, al ver a su ex con su conocido Maximiliano un enojo profundo se comenzó a apoderar de él. Le indicó a la persona que lo acompañaba que en unos minutos lo alcanzaría y se acercó hacía donde se encontraba Samanta con Maximiliano.

Fernando sintió que había cometido un error al hablarle de esa manera a su ex prometida.

—Lo siento, se que eres una persona leal. Al verte con él los celos se apoderaron de mi ser —se excuso Fernando.

—No te preocupes, se que tú no te mides para hablar cuando el enojo te invade y para ti solo tú tienes la razón —le dijo Samanta muy molesta—

Ya he escuchado sus reclamos, ahora con tú permiso regresaré con mi amigo. Lo has escuchado bien, mi amigo. Él ha sido un gran apoyo para mí en estos momentos y no tiene porque estar esperándome solo porque a ti se te antojó hacer una escena de celos fuera del lugar. Te recuerdo que tú y yo ya no somos nada.

Samanta se dio la vuelta para regresar nuevamente dentro del restaurante. Había dado apenas el primer paso cuando Fernando la tomó del brazo y la hizo girar.

—¿Qué te pasa? —le pregunto ella muy exaltada.

—No he terminado de hablar contigo ¿Para donde crees que vas? —le dijo él.

—Por mi parte ya termine de hablar contigo —le dijo Samanta— no tengo nada más que hablar contigo.

—Te pido que me perdones, aun te amo. Creo que podemos empezar de nuevo, haré todo lo que sea necesario para demostrarte que he cambiado —le dijo Fernando.

—No te esfuerces en cambiar por mí. Cambia por ti mismo, para que en un futuro si vuelves a encontrarte con una buena mujer no la vuelvas a perder por tus tonterías —le dijo Samanta.

Luego de pronunciar esas palabras ella volvía a emprender camino hacia dentro del restaurante, mientras ella iba caminando desde afuera Fernando le gritó.

—Nunca te dejaré ser feliz con otro hombre eso te lo aseguro —le gritó…

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