Soy más rica que mi exmarido multimillonario romance Capítulo 104

Alina finalmente apareció en AIG. Al verla, Caleb esbozó una sonrisa sarcástica en los labios.

—¡Eres tan lenta para reaccionar! —se mofó él.

Alina, que ya estaba de mal humor, montó en cólera y gritó:

—Caleb, ¿qué te pasa? ¿Estás loco? ¡Ese es el legado del abuelo Max! ¡Es la empresa que tú mismo estableciste! ¿Cómo puedes malgastar los bienes de la empresa de una manera así?

Tal y como iban las luchas entre él y Andre, Alina estaba segura de que el enorme conglomerado internacional no tardaría en quebrar.

«¡Un loco total!»

Hasta hoy, Alina vio verdaderamente lo loco que era este Caleb.

—¿Y hasta ahora todavía quieres tenerlo todo para ti misma? —el hombre le sonrió y dijo sarcásticamente

La sonrisa era tan peligrosa y terrible.

Alina tomó un grito sofocado y preguntó:

—¿Qué quieres decir con eso?

—¡Quiero decirte que puedo destruir lo que he dado! —el tono de Caleb se volvió severo.

Sin esperar a que Alina dijera nada, él continuó:

—¿Qué pasará si Joslan Hughes que está en la cima, se convierte de una noche a la mañana en una pobre con una deuda de unos millones de euros?

Al oír esto, Alina dio un respingo, pensando que aquel hombre estaba verdadera y absolutamente loco.

«¡Este demente quiere arrastrarme a las deudas!»

—¿Tanto me odias? —dijo Alina enfadada.

Caleb replicó con voz suave:

—¡Por supuesto que te odio!

—¿No debería ser yo quien te odia más? —dijo Alina, mirando a Caleb con rencor.

—Al principio, tuve un poco de culpabilidad por ti... —dijo Caleb.

Sin embargo, esa poca culpabilidad, en el momento en que él se enteró de que ella y Andre tenían una hija, se disipó por completo.

Nadie sabía lo que había sufrido Caleb en los últimos días.

Tres años y dos meses. Desde la desaparición de Alina a su aparición había pasado tres años y dos meses. Durante este largo periodo de tiempo, Caleb había pasado todas las noches atormentado, con la esperanza de encontrar a algún paradero de ella.

Pero ahora, ¡ella tenía una hija con otro hombre!

Por mucha culpa que sintiera, Caleb se quedó desolado en cuanto supo de la existencia de la niña.

—¡Tú eres la que se casó conmigo, pero tú también eres la que tuvo una hija con otro hombre! Alina, ¡no creas que te perdonaré!

Alina intentó explicarse:

—¡No! Es que...

No obstante, Caleb la interrumpió con fiereza:

—Ahora que lo has hecho, ¡tendrás que pagar el precio!

Alina se quedó congelada en el sitio, completamente confundida por Caleb y sin saber cómo refutar.

¡Debería ser ella quien odiaba más a Caleb! ¿Pero de la noche a la mañana él se convirtió en el que exigía justicia? ¡Qué ridículo!

—¡Dime tus condiciones! —Alina, muy agotada, no quería perder más tiempo con él y quería que todo relacionado con este se acabara cuanto antes.

Con la locura actual de Caleb, realmente era muy probable que ella se quedara con una deuda de unos millones de euros.

Ahora Alina llevaba una vida bastante acomodada y no quería endeudarse sin motivo.

—Si tú y yo tenemos un hijo, ¿Andre también te dejará con millones de euros de deuda?

Al oír esas palabras, la mente de Alina zumbó.

«¡Caleb se está vengando! Este cabrón definitivamente se está vengando de mí.»

Al ver su cara pálida, Caleb dijo sarcásticamente:

—Lo he comprobado y sé que eres gran accionista de VIG. Alina, ¡realmente me has impresionado mucho!

«Solo llevas unos años con Andre, ¿y este te ha dado tanta garantía? ¡¿O ya te ligaste con él mientras estabas conmigo?!»

La cara de Caleb se puso aún más fea al pensar en esto.

Y fue entonces cuando entró la llamada de Andre.

Cuando Caleb vio el número, la ira en sus ojos aumentó aún más.

Alina sintió el cambio en Caleb y gritó:

—¡Suéltame!

Intentó liberarse del agarre de Caleb, pero este la sujetó aún más fuerte. Al ver la preocupación en sus ojos, Caleb cogió el teléfono y pulsó el botón de respuesta.

Alina sintió que el aliento se le entrecortó ante el acto de este tipo.

Antes de poder reaccionar, Alina sintió un dolor punzante en la cintura, que le hizo gemir.

Caleb la miró con picardía y le dijo a Andre al otro lado del teléfono:

—¡Esta noche ella no va a volver!

Ante las palabras de este, Alina solo quería morirse directamente.

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