En el coche, Penny tomó su propio vasito de agua, bebiendo con pajita, y se sentó muy a gusto en brazos de su madre.
Hasta ahora, Alina no tenía ni idea de por qué, exactamente, en el teléfono de Andre había aparecido la información de su vuelo, de la reserva del taxi y de la tutela.
Por supuesto que ella lo investigaría cuando volviera a Shirling.
—Cariño, ¿echas de menos al bisabuelo o no?
—Sí, echo de mucho menos al bisabuelo.
Al oír la voz encantadora de Penny, Andre, que conducía, no pudo evitar pellizcarle las mejillas.
La niña solo llevaba pocos días en Ingford, pero parecía haber perdido mucho peso.
De eso se podía ver lo bien que la había cuidado Megan en la Residencia Lawson.
Megan había hablado con la niña en videollamadas cada día durante los últimos días. Durante las videollamadas, en las que Megan parecía triste por extrañar a la niña, pero Penny supo muy bien cómo engatusarla y mejoró considerablemente el estado de humor de la anciana con su encanto inocente.
Cuando llegaron al aeropuerto, Andre primero hizo trámites para dejar el coche en depósito en el aparcamiento del aeropuerto. Todavía tenía negocios en Ingford y podría volver aquí en cualquier momento, así que sería más conveniente depositar el auto en el aparcamiento del aeropuerto.
Tras haberse ocupado de todo, Andre cogió a la niña de los brazos de Alina.
—Puedo sostenerla —dijo Alina.
—Está bien. Déjame jugar un rato con ella.
Andre colocó a la niña sobre la maleta y la empujó hacia delante mientras Penny se agarraba a los barrotes.
Alina no pudo evitar sonreír felizmente ante aquella imagen.
Pero al momento siguiente su sonrisa se congeló al ver a Caleb.
Al ver al hombre con Emma en la sala de espera, Alina sintió que el corazón le saltó a la garganta y abrazó con más firmeza a su hija, como si al momento siguiente robaran la niña de ella.
En ese momento, Caleb vio también a Alina, y los dos se miraron, y al instante el ambiente se volvió un poco deprimente.
Tomas empujó a Emma, quien estaba sentada en una silla de ruedas, y le dijo a su jefe:
—Señor, llevaré a la señorita Bell a tomar un café.
Sin esperar a que Caleb y Emma dijeran nada, Tomas empujó la silla de ruedas hacia el café.
Tomas sabía que lo siguiente sería una escena caótica y no quería involucrarse en ello. Caleb miró a Alina, quien sostenía a la niña, y a Andre, con ira y resentimiento en los ojos.
Y antes de que Alina pudiera reaccionar, Andre la estrechó entre sus brazos. Al instante, el aire se congeló.
Alina miró a Andre y se dio cuenta de que él estaba fijándose peligrosamente en Caleb, como si estuviera declarando: «¡Alina es mi mujer!»
Alina incluso podía sentir claramente la ira entre los dos hombres.
—Yo también quiero un café —le dijo Alina a Andre con un tono ligeramente tenso. De hecho, ella quería escapar inmediatamente de este lugar incómodo.
A diferencia de la frialdad de Caleb, Andre le dijo a Alina en un tono extremadamente suave:
—De acuerdo.
A continuación, rodeó a Alina con el brazo y se dirigió a la cafetería.
Sin embargo, apenas dieron unos pasos, sonó la peligrosa voz de Caleb.
—Te dije que no volvieras a aparecer delante de mí, ¡¿verdad?!
Cuando el médico le entregó a Caleb el informe sobre su pantorrilla destrozada, Emma sintió que se le caía el cielo encima.
Emma sintió que le faltó el aliento al pensar en lo que había dicho el médico.
Tomas se puso rígido un momento y luego contestó:
—Señorita Bell, tiene que creer en el señor.
«¿Tengo que confiar en Caleb?»
Emma siempre había creído en él. Pasara lo que pasara a lo largo de los años, siempre había creído que Caleb estaría a su lado para siempre.
Pero, ¿ahora todavía podía contar con Caleb para algo que solo podía resolverse médicamente?
—Aunque el señor Gibson no es tan buen médico como el señor Francis. Está justo por debajo de este último en la clasificación internacional. Estoy seguro de que encontrará la manera para su cura —dijo Tomas tranquilizadoramente a Emma.
¡Lo que Emma tenía era la fractura conminuía!
El médico había comprobado que la herida de la pierna derecha era peor que la del hueso del dedo de la mano derecha, y que no sería fácil curarla por completa, por lo que de poco le sirvieron a Emma las palabras tranquilizadoras de Tomas.
A Emma se le llenaron de celo y odio en los ojos al recordar la escena de que Alina estaba dulcemente con la niña en abrazos de Andre. Le parecía a ella que Alina y Andre eran una pareja perfecta.
«¡¿Por qué Alina siempre tiene tanta suerte?! ¡Eso no es justo!»
Andre llevó a Alina directamente a la sala de espera. Solo faltaba media hora para el embarque, y Alina no quería más molestias innecesarias.
Sin embargo, cuando los dos acababan de llegar a la puerta de la sala de espera con Penny, vieron que Caleb los había alcanzado y que ahora los miraba fijamente a él y a Alina con frialdad. ¡La mirada era tan feroz como si quisiera devorarlos vivos a ellos!
Alina se sobresaltó al ver a Caleb y abrazó con más fuerza a Penny.
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