Soy más rica que mi exmarido multimillonario romance Capítulo 113

Andre dijo:

—Es bueno que no tengas miedo. Pero quiero que recuerdes que no necesitas hacer sacrificios para preservar los intereses de VIG.

Tras oír las palabras del hombre, Alina sintió un poco de consuelo en el interior.

Alina sabía que el Grupo VIG era la obra de toda la vida de su abuelo. La razón por la que ella había estado aguantado las tonterías de Caleb era porque no quería que la empresa de su abuelo sufriera pérdidas por su propia culpa.

En apariencia, Andre era el presidente de la empresa, pero en realidad, el grupo era más complicado de lo que parecía y cada proyecto involucraba a mucha gente y muchas cosas, y Alina no quiere que el conflicto entre ella y Caleb afectara a las operaciones de VIG.

En cuanto Alina colgó el teléfono de Andre, entró la llamada de Ayden. Habían estado en contacto una o dos veces después de regresar de Oklens y Ayden se alegró mucho cuando se enteró de que Alina y Caleb se habían divorciado.

—Ayden, ¿qué pasa?

—Alina, ahora estoy en «Esperándote».

Alina preguntó bromeando:

—¿Esperándome?

Luego, se echó a reírse.

Ayden en el otro lado del teléfono explicó:

—No, estoy en el Club «Esperándote», el más famoso de Ingford. Alina, ¡no me digas que no sabe este lugar después de tantos años aquí!

Claro que Alina sabía este lugar. Solo estaba bromeando con Ayden.

Aunque no saliera para divertirse mucho, conocía el Club Esperándote.

Era el club nocturno más lujoso de Ingford, ¡un lugar divertido más frecuentado por los de éxito!

—¿Qué haces ahí? —Alina preguntó.

—No soy tan ocupada como tú, quien ha estado trabajando en tu propia marca después del concurso de Oklens. Ahora no tengo nada que hacer y quiero relajarme un poco. ¿Quieres salir para tomar una copa conmigo?

—¡Sí!

Tras colgar el teléfono, Alina se cambió de ropa y salió para acudir a la cita de Ayden.

En el Club Esperándote, las luces multicolores parpadeaban y la música era ensordecedora.

Nada más entrar, Alina vio a una mujer tendida en brazos de Ayden en una mesa en el medio del escenario. Era una escena muy coqueta.

No era de extrañar de que Caleb hubiera golpeado a Ayden sin decir una palabra cuando vio el vídeo la última vez. Había que decir que Ayden era una chica muy varonil. Le quedaba tan bien esa ropa masculina que no se notaba que en realidad era una chica.

—Cariño, estoy aquí —Ayden la saludó a Alina con la mano al verla, llamándola cariñosamente.

Alina se acercó a la mesa. Y la chica, que había estado en abrazos de Ayden, se mostró un poco hostil cuando vio a Alina.

Ayden la apartó a la chica, cogió la mano pequeña y delgada de Alina y tiró de ella hacia sus brazos.

Alina dijo en voz baja:

—¡Ayden, estás borracha!

Oliendo el alcohol envuelto a su alrededor, Alina supo que esta ya estaba muy borracha.

Ayden dijo en voz ebria:

—Este sitio es muy interesante. Las muchachas son muy guapas y tienen muy buenas formas.

—¡Si sigues así, te voy a dar una paliza! —el tono de Alina se volvió serio.

Ayden, viendo que su amiga estaba a punto de enfadarse, la soltó y masculló:

—Mujer aburrida.

—Sí, eres una mujer muy interesante. Muchas chicas quieren casarse contigo, ¡¿has pensado con quién te vas a casar?!

Ayden se hizo la simpática, le acercó un vaso de vino a Alina, levantó la cabeza y vació el suyo.

Alina se negó:

—Yo no sé beber.

—¿Entonces has venido a tomar el té?

Alina replicó:

—¿De qué tonterías estás hablando?

—No creo que las chicas de aquí sepan hacer té para ti. Venga, ya estás divorciada y ya no eres la noble señora de la familia Collins, ¿para qué sigues siendo tan tímida?

Ante las palabras de esta, finalmente Alina bebió de mala gana un sorbo del vaso de vino que tenía delante. Había que decir que el vino sabía bastante bien.

—¿Cómo es eso? El vino que elegí para ti es bueno, ¿verdad?

—Sí, sabe muy bien.

Alina no muy buena bebedora, y a ella le daba dolor de cabeza ver lo decidida que estaba Ayden para emborracharse esta noche.

Después de una copa, Alina dijo:

—No puedo beber más. Disfruta tú misma. Conduciré más tarde y te llevaré a algún hotel, ¿de acuerdo?

—No te preocupes. He encontrado un chófer sustituto con anticipación —tras decir eso, Ayden le sirvió otra copa de vino a Alina.

Alina lamentó haber venido a este lugar.

—¡Se dice que Emma ha estado en problemas últimamente! Esa mujer no es más que una loca y probablemente ella te guarda rencor —le recordó Ayden a Alina.

Alina dijo con indiferencia.

—Ella ya me odia desde hace mucho tiempo, ¿no?

Alina no sabía lo que ella misma le había hecho a Emma. Con los años, las represalias de Emma contra ella se habían vuelto cada vez más feroces. Afortunadamente, con el paso del tiempo, Alina parecía haber estado inmune a las locuras de Emma.

—Hay momentos en los que no debes ser una buena persona —dijo Ayden.

—¡Cada uno debe ser una buena persona! Creo que uno no debe dejar su convicción solo por la culpa de algún malo —Alina no estaba de acuerdo con Ayden en este punto.

Ayden se rio por lo bajo ante las palabras de Alina, levantó la copa y le hizo un brindis.

Durante la charla, muchas personas se acercaron para coquetear, lo que dejó a Alina muy incómoda.

«Es toda la culpa de Ayden. Ay, qué vergonzoso.»

Al principio, Alina insistió en no beber, pero mientras ella y Ayden charlaban, inconscientemente tomó unas cuantas copas y se quedó un poco borracha.

***

Caleb llegó a la Mansión Mulherd por la noche y Lucy le dijo que Alina había salido, así que esperó en la sala, llamando muchas veces a Alina sin recibir ninguna respuesta.

Él se levantó la muñeca para mirar la hora y al instante un peligro brilló por los ojos.

«Sin el estatus de la señora Collins, ¿esta mujer se vuelve tan loca que no ha vuelto a casa a estas horas de la noche? Andre no está aquí, ¿con quién más puede estar? ¡Maldita mujer!»

Finalmente, Caleb marcó un número.

Esta vez, la llamada fue atendida rápidamente.

—Averigua dónde diablos está Alina —Caleb mandó con severidad.

Quería ver adónde ella había ido y con quién había salido en ausencia de Andre.

Nada más colgar, recibió la llamada de Alina.

Caleb dibujó una sonrisa gélida en los labios, pulsó el botón de respuesta y preguntó en tono severo:

—¡¿Dónde estás?!

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