Soy más rica que mi exmarido multimillonario romance Capítulo 249

Tras la cena, Chester se la llevó a Alina de vuelta a Villa Werland.

En este punto Chester era bastante sensato y sabía por qué Alina iba a Villa Werland.

Chester sabía que ella ya no sentía nada por Caleb. Si lo sintiera, se pondría muy celosa al ver que Caleb estaba con Emma, pero no lo hizo.

Nada más llegar a Villa Werland, Alina abrió la puerta con la intención de bajarse. No obstante, Chester le tomó de la muñeca y dijo:

—Te buscaré mañana al mediodía.

—No te molestes. Ahora todo ya está listo y solo se espera la llegada de International Fashion Show de Eglinton.

Chester dijo:

—Creo que debemos retocar algunos detalles por si caso.

«¿Eh? ¿Esto no es el trabajo de Brandon?»

Al ver que este insistió tanto, Alina asintió:

—Bueno.

Al instante, Chester esbozó una sonrisa feliz en los labios.

Tras de despedirse de Chester, Alina entró en la mansión.

Este no se fue hasta que la figura de Alina desapareciera de su vista.

En el coche, recibió la llamada de Hector.

—¿Dime?

—Señor, el señor Caleb ya tiene un resultado de la investigación. Pero sospecho que es cierto.

—Sigue.

—Ese obrero de mantenimiento murió.

—¿Está seguro?

—Sí.

—¿Cuándo sucedió esto?

—Hace tres días.

¡El obrero de mantenimiento de automóviles con el que Emma se había puesto en contacto murió en este momento clave!

¿Era una pura casualidad o un crimen?

—Ve a investigar con quienes ha conectado ese obrero durante los últimos días.

—¡Sí!

En este momento, Chester tenía los ojos brillando peligrosamente.

Tenía que averiguar quién estaba detrás de todo esto y en el fuero interno esperaba que Caleb no tuviera nada con la muerte del obrero.

***

Alina entró en el salón y vio que Caleb se sentaba en el sofá, fumando cigarrillo uno tras otro.

Al verla, Lois se le acercó y dijo con aprensión:

—El señor Caleb no está de buen humor y no deja de fumar desde que volvió. Por favor, aconséjale que fume menos.

Lois estaba bastante preocupada por el estado de salud de Caleb.

Alina dijo a la ligera:

—Ve a descansar primero.

Esa mirada era tan feroz que daba miedo.

Ella cogió la carpeta.

—Alina, estás equivocada completamente. Te aconsejo que no seas demasiado creída de ahora en adelante —Caleb dijo palabra por palabra, mirando a Alina.

Alina sacó los papeles que había adentro, los leyó detenidamente y esbozó una sonrisa burlona en los labios.

—Te ha costado mucho para conseguir tales papeles, ¿verdad? —Alina dijo con desdén.

—¡Alina!

«¿Qué quieres decir con eso? ¿No cree en mí? ¿Por qué no cree en mí?»

Bajo la mirada aguda del hombre, Alina rompió los papeles en trozos uno tras otro y los tiró desordenadamente sobre el suelo.

Al ver la escena, la mente se le quedó en blanco a Caleb. Por un momento, no supo qué decir ni qué hacer.

Caleb sentía que ahora Alina era como si estuviera loca, creyendo ciegamente que Emma era la culpable de lo todo, sin importar los resultados de su investigación que le había mostrado.

Ella no confiaba en él. No importaba qué hiciera, ella simplemente no fiaba de él.

—Caleb, ¿me estás tomando el pelo? —Alina preguntó mientras miraba con ferocidad a Caleb.

—Alina...

—Caleb, de ahora en adelante, ¡seremos enemigos! —Alina lo interrumpió antes de que pudiera terminar sus palabras.

Dicho esto, pisó los trozos de papeles y subió las escaleras mientras marcaba el número de Jacob. —Jacob, te envío las fotos de Emma como pruebas de que ella vive aquí.

—Bueno.

Alina colgó, miró hacia Caleb, quien tenía una cara muy fea, y dijo en tono duro:

—Dejas a tu amante y a tu esposa vivir bajo el mismo techo. Caleb, ¡bien hecho!

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