El día de la exposición, se seleccionaron a todos los niveles los diseñadores que vinieron a exponer y las piezas que trajeron.
Todos sabían que Alina no había hecho nada de robarle el protagonismo a Emma.
La presencia de Alina fue un accidente, ¡pero también una venganza!
—No crees que haga bien en odiarla, pero con todo lo que estoy pasando ahora... —el tono de Emma estaba ahogado por las lágrimas—, ¿Cómo puedo no odiarla?
¡Se suponía que ese programa era la mejor oportunidad para Emma! Si tenía éxito en ese espectáculo, podría entrar en el concurso oficial de Oklens.
Por desgracia, ya había fracasado en ese programa.
Por otro lado, Alina había vuelto a la Mansión Mulherd y, a diferencia de Emma, estaba de muy buen humor después de todo lo que había hecho.
—Brandon, ¿qué pasa? —Alina dejó su bolso cuando recibió la llamada de Brandon.
Oyó decir a Brandon al otro lado de la línea.
—Tomas me ha llamado.
Ante eso, Alina se sintió nerviosa.
«Tomas es el hombre del Caleb vengativo, así que, ¿por qué llamó a Brandon?»
—¿Qué ha dicho?
—¡Me pide que vuelva a Ingford!
—No vuelvas, últimamente muerde como un perro rabioso —dijo Alina sin pensar.
Ella no quería que Brandon volviera durante este tiempo porque no quería que ocurrieran más problemas.
Brandon, al otro lado del teléfono, se echó a reír.
—¿Estás preocupada por mí?
—No te rías, hablo en serio.
«Qué dices, las cosas están en una etapa crítica por mi parte en este momento.»
De hecho, Brandon estaba demasiado ocupado para volver y tratar con Caleb.
Pensando en el temperamento ardiente de Caleb y en la serie de peleas que había tenido con Andre, Alina pensó que lo mejor era mantener a Brandon alejado de aquel hombre malvado.
Si Brandon resultaba herido, ¿quién la ayudaría con todo este asunto?
—¡Muy bien entonces, ten cuidado! —dijo Brandon en tono preocupado.
—Sí, sí, lo sé.
Alina sabía que si Brandon no volvía a Ingford, Caleb se lo echaría toda la culpa en ella.
Pero a ella no le importaba, de todos modos ahora era una ruptura limpia entre ellos.
Pensó Alina con aplomo y colgó el teléfono con Brandon para iniciar los preparativos de su marca.
Al fin y al cabo, estaba a punto de lanzar su propia marca y su carrera iba a ir viento en popa.
Fue un día largo y Alina trabajó hasta tarde por la noche, así que durmió hasta tarde.
A la mañana siguiente, cuando Alina se disponía a dormir hasta tarde, el teléfono la despertó a las 6.
Cogió el teléfono con un movimiento brusco.
—Hola.
—Baja —La voz seria de un hombre sonó por teléfono.
Al oír que era Caleb, Alina estalló al instante.
—¿Estás loco?
«¿Dónde se supone que voy a bajar tan temprano?»
—¡Es hora de una reunión!
—¿Qué?
—... —Alina se quedó sin habla.
«¿Qué quería decir con eso?»
Alina, que no había estado muy lúcida esta mañana, decidió tras oír las palabras de Caleb que aquel hombre la estaba torturando deliberadamente, y cuanto más pensaba en ello, más se enfadaba.
—¡Caleb, ya verás! —dijo finalmente Alina.
Ante el aspecto de enfado de Alina, Caleb le frotó la cabeza con una sonrisa cariñosa.
—¡No estás siendo nada amable!
En contraste con los viejos tiempos, cuando Alina era muy buena y nunca se metía en líos, ¡ahora siempre es un grano en el culo!
—Yo no soy amable, pero Emma sí —dijo Alina con tristeza.
Alina también sentía que antes había sido demasiado buena y por eso le había dado a este hombre la ilusión de que él podía hacerle daño sin más.
Pero ya no.
Ante la mención de Emma, el rostro de Caleb se nubló un poco.
—No tienes que exagerar.
—¿A qué te refieres? —Alina por fin se puso en pie.
La cara de Caleb empeoraba cada vez más. Ayer él no había sabido por qué Emma había llorado tanto en el despacho, pero sólo después de oír a Tomas decir que ella había oído la conversación con Otto.
—¿Le dijiste esas cosas a ella también?
«¡Ella, Emma!»
La mente de Alina se estaba aclarando ahora, así que comprendió enseguida lo que Caleb decía.
—¡Sí! —afirmó inmediatamente Alina.
«¿Cómo? Ya que lo he dicho, ¡no podré dejarla en nada paz!»
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