Su versátil esposa misteriosa romance Capítulo 6

Los labios de Elizabeth se juntaron y formaron una sonrisa, la cual hizo que su bello rostro luciera aún más encantador.

-Perdón, pero no tengo tiempo para eso -ella contestó para así dejar caer su casco, darse la vuelta y retirarse del lugar.

Jaime miró a Daniel con una sonrisa de regodeo.

-Je, je, tú perdiste. ¿Cómo se siente, eh? Ahora mira quién se está tragando sus propias palabras.

Daniel estaba lleno de ira y se podía ver su furia en su rostro, pero no tenía palabras como para responderle a Jaime. En ese momento, Elizabeth caminó en la dirección de ambos.

—Llévame de regreso a casa.

-Como usted mande, jefa -respondió Jaime para luego retirarse junto a Elizabeth de manera servicial.

Daniel veía cuán disgustado estaba Alexánder a sus espaldas, así que preguntó con perplejidad:

—¿La dejaste ganar la carrera porque era bonita, Alexánder?

Alexánder lo miró con mucho disgusto para luego mirar hacia la figura de Elizabeth mientras se retiraba. Él tenía la extraña sensación de que había visto esa figura en alguna otra parte, pero no pudo recordar bien dónde la había visto antes en ese momento.

Elizabeth se fue a dormir satisfecha con sus cinco millones. A la mañana siguiente, ella se puso una vez más su terrible maquillaje y su peluca; mientras tanto, lo que ocurría en el piso de abajo parecía estar lleno de energía, pues todos los hermanos Galicia estaban reunidos, con excepción de Alexánder.

—Aquí tienen una fotografía de ella. ¿No les parece una belleza? ¡Fue increíble la manera que ella condujo anoche! Ya que lo pienso bien, creo que no fue tan malo que

Alexánder perdiera contra ella, después de todo.

Los otros tres hermanos observaban la fotografía que fue tomada por los amigos de Daniel esa noche y empezaron a discutir con gran interés la manera en que Alexánder había perdido la carrera.

—¡Ja, ja, ja! ¡Qué extraño es escuchar que alguien en verdad derrocó a Alexánder el invencible!

-No cabe duda que es un encanto. Cómo me gustaría que ella pudiera modelar para nuestra empresa -dijo Bernardo, el cual era dueño de una marca de diseñador.

-Es una lástima que ella no entre al negocio del espectáculo con una apariencia tan impecable —Joel, el ganador a mejor actor, dijo Joel con un suspiro.

Daniel suspiró de igual manera para luego decir:

-Olvidé preguntarle su nombre ayer, pero Alexánder ha contratado a alguien para que lo averigüe, así que es de esperar que nos lleguen noticias pronto.

Los cuatro hombres terminaron su conversación una vez que vieron a Elizabeth bajar por las escaleras y pensaron al verla:

«Su aspecto está muy lejos de parecerse a la de esa chica».

Elizabeth agradecía que sus habilidades con el maquillaje fueran lo suficientemente buenas...

«De lo contrario, existe la posibilidad de que cada uno de ellos se enamorara de mí si llegaran a ver a través de mi disfraz».

Ella se dijo a sí misma dentro de su cabeza de manera narcisista.

Una vez que ella terminó de desayunar, el celular que estaba en la mesa empezó a sonar tres veces seguidas, eran mensajes por parte de Jaime. El primer mensaje decía:

«¿Sabes una cosa, jefa? Daniel es tan sinvergüenza, ¡que me pagó para que le diera tu número de celularI»

El segundo mensaje decía:

«Me imagino que se enfadaría mucho si llegara a descubrir que la persona a la que ha estado buscando vive debajo del mismo techo que él».

«¿La hija mayor de la familia Lozano? Jamás había escuchado de ella».

Pensó mientras caminaba hacia las rejas de la entrada a la escuela sin la más mínima preocupación y con una paleta de caramelo paseándose por su boca.

Aylín, la chica de la que habló Daniel, venía sentada en el asiento del pasajero; la mujer llevaba puesta ropa de marca, tenía un cabello largo y ondulado que colgaba a sus espaldas y el maquillaje en su rostro era perfecto, tal cual como una típica chica de familia rica. Aylín saludo cálidamente a Daniel para luego dirigir su atención a Elizabeth y así decirle con una sonrisa:

-Tú debes ser Elizabeth, yo soy Aylín Lozano. Crecí junto a Daniel y los demás desde que era muy pequeña. Hay que ser amigas, así que siéntete con la libertad de decirme si quieres salir conmigo en caso de que busques algo de diversión en Adesa.

Elizabeth respondió con cortesía:

—De acuerdo.

-¿Qué clase de diversión podrías encontrar con ella, Aylín? Te extrañé como no tienes idea, por favor dime que no te volverás a ir.

Aylín respondió con una sonrisa:

-No, no me volveré a ir. Ya egresé de la universidad, por lo que planeó empezar a trabajar en el Grupo Galicia como una pasante.

-¿En verdad? En ese caso, vas a tener que cuidar de ella, Alexánder.

Alexánder se mantuvo en silencio mientras encendía el auto y así irse de la escuela.

Una sensación de decepción pasó por la mente de Aylín antes de echarle un vistazo a Elizabeth a través del espejo retrovisor.

«¿Qué razón tendría para volverme a ir?

Aylín pensó.

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