Soy profesor de matemáticas y me llamo Fabrício. Tomé unas clases para clases de secundaria, tengo muchos años de profesión pero como siempre estaba nervioso por empezar a enseñar en un colegio nuevo. He estado casado durante ocho años y vivimos bastante bien, por supuesto, la vida sexual ya no es lo mismo después de tantos años juntos.
Era mi primer día, fui bien arreglado, me perfumeé y di mis primeras clases normalmente. Eso es lo que esperaba, algunos estudiantes insoportables otros tratando de llamar la atención. Sería mi última clase después del recreo, clase de tercer año entré con mis libros en las manos. Lo puse sobre la mesa y me di cuenta de que había una chica hermosa sentada en mi silla y con las piernas cruzadas.
Karina - Buenas tardes profesor!
Fabrício - Buenas tardes, creo que esa silla me corresponde, ¿estoy en lo cierto?
Karina - Muy bien.
Se mordió el labio y se fue desfilando por la sala. Que chica atrevida, era una morena gata de ojos verdes, cuando ella se levantó sentí la polla crecer y mojarse dentro de los pantalones ella tenía un par de piernas que ponía a perder cualquier hombre.
No pude soportar verla desfilar hasta que encontré su silla, estaba de uniforme. Pero con ese culo enorme y esos muslos, cualquier prenda de ropa la hacía sexy.
Me senté para que el "amigo" se calmara. Traté de hacer la llamada para conocer mejor quién yo deseaba trazar muy pronto...Karina el nombre de la hija de la madre!
Fue difícil concentrarme en los números, pero fui profesional lo más que pude. Pasé una clase y fui andando de cartera en cartera para ver cómo les iba.
Me paré a su lado...esa zorra lo hacía a propósito, lo sé. tomó el lápiz y lo puso muy sexy en esa boquita pequeña mordiendo de ladito. Así que mi polla no iba a comportarse nunca, me agaché un poquito cerca de ella.
Fabrício - ¿Necesitas ayuda Karina?
Traté de decir su nombre bien cerca de su oído.
Karina - No consigo resolver esa cuestión profesor.
Ella respondió con esa cara triste y yo muriendo por darle una lección privada.
Saqué una silla y me senté a su lado. Expliqué el asunto de nuevo con bastante calma y suavidad.
Karina - Ahora sí...usted enseña muy bien prof!
Esa putita no podía imaginar todas las cosas que yo quería enseñarle allí. A su lado sintiendo aquel perfume de adolescente yo quería tirarla al suelo y morder toda. Me levanté para no dar margen a chismes enseñé a otros con dificultad y la señal sonó. Me quedé arreglando mis cosas...hasta que casi todos salieron.
Karina - Profesor Fabrício yo logré llegar a ese resultado de la última cuenta. Sé que acabó la clase pero...¿puede sólo decirme si está correcto?
Karina estaba probando mi autocontrol, solos allí tan cerca la voluntad de tirarla en aquella mesa y caer de boca era enorme.
Fabrício - Déjame echar un vistazo.
¡Me senté de nuevo y ella se puso de pie frente a mí, otra vez ese olor a hembra nueva! La puerta de la sala estaba cerrada y el deseo de coger con ella solo crecía así como mi polla, que bastaba con saber que ella estaba allí para izar como un mástil.
Fabrício - Trae una silla y siéntate aquí.
La quería más cerca. Karina fue rodando y cogió una, la puso de mi lado y se sentó mirándome con aquellos ojos verdes que me dejaron hasta sudado. He mostrado algunos errores menores en la pregunta.
Karina - ¡Creo que nunca aprenderé todo esto!
Ella dijo que haciendo un pequeño gesto, ella hizo una carita triste y me dio un tremendo deseo de hacerla feliz.
Fabrício - ¡Sí, usted me parece aprender bien rápido!
Ella sonrió.
Fabrício - Usted es muy joven profesor y su clase es muy buena, nunca imaginé que podría gustar de matemáticas algún día.
Estaba coqueteando conmigo, pude sentirlo.
Fabrício - ¡Qué bueno que te guste pequeña!
Tomó la pluma de mi mano y la escribió en su propio cuaderno.
¡Bésame ahora, profesor!
Incluso temblé de nervioso, ¿qué delicia de pedido fue eso? Saqué a esa chica sexy por el cuello y le metí la lengua por toda esa boquita rosa. Qué buen beso, roce fuerte en la cara de ella para mostrar que conmigo la presión es siempre fuerte...
Ese beso duró más que suficiente para mojarme los pantalones. Karina era traviesa y saltó directamente a mi regazo sentándose abierta en mí, yo sabía que ella quería sentir y jugar con mi polla dura en ella.
La abracé agarrando su espalda haciéndola menear encima de mi polla mientras aún nos besábamos con la lengua. Ella me abrazó por el cuello y hacía caricias en mi cabeza...aquella ordinaria era deliciosa y se movía sabroso apretándonos!
Le metí la mano entre los muslos y le quité el coño por encima del pantalón de tela del uniforme. Me di cuenta de que era voluminosa y debía ser una delicia de chupar. Ella paró el beso y quiso levantarse pero yo la sostuve en mi regazo.
Fabrício - ¿Adónde vas nena? ¡Solo estamos jugando un poquito!
Le di otro buen beso en la boca, mordiéndote el labio.
Karina - ¡Es que yo...no sé cómo decir profesor!
Ella bajó la cabeza avergonzada.
Fabrício - ¿Eres virgen?
Le pregunté al oído y me di cuenta de que le encantaba un buen susurro.
Karina - ¡Sí lo soy!
Sonreí y pensé: ¡mucho más deliciosa!
Fabrício - Voy a jugar hoy así bien sabroso con la boca en ti, después en otro lugar la gente avanza de nivel, ¿sí?
Fabrício - Sí profesor.
Le apreté el pecho por debajo de la camiseta encima del sostén, gimió y se acostó sobre mi hombro.
Karina -Sí profesor, quiero que me enseñe mucho!
Tiré todo lo que estaba en la mesa al suelo. La cogí del regazo y la puse en aquella mesa...
Ella me esperaba nerviosa, traté de darle más besos en la boca para calmarla y metí la mano dentro de su pantalón. Me gustó ese coño que parecía estar toda afeitada...Karina comenzó a estirarse en esa mesa.
Sentí que se mojaba en mis dedos que desbravaban sus pocos vellos púbicos, con mi otra mano abrí mi cremallera. Me quité la polla y empecé a masturbarme bastante bien, ella se quedó hipnotizada viéndome sentir y darle placer con las manos.
Karina - Profesor eso...
Fabrício - ¿Te agrado así morena?
Moví su clítoris más rápido con el dedo y ella gimió y levantó sus rodillas de placer casi huyendo de mi regazo.
Fabrício -Puedo hacerlo aún más sabroso, ¿quieres?
Karina - ¡Sí por favor profesor!
Le quité la mano de las bragas, traté de desabrocharla y bajarle los pantalones.
Ella llevaba una ropa interior muy juvenil y yo estaba aún más alucinado, la mordí en el costado y tiré de esa pieza en el diente. Como me imaginaba que el coño estaba liso, y yo con bigote iba a dejarla desvariando de placer al rozar sabroso entre sus labios inferiores.
Fabrício - ¡Abre bien esos muslos bonitos para mí!
Karina era traviesa, no parecía tímida o avergonzada. Mojada y al igual que yo adoro ella abrió bien las piernas. Cara de palo como soy, puse una silla y me senté en medio de sus piernas y luego vi que además de toda perfecta realmente ella tenía himen.
Apoyé sus muslos sobre mis hombros y ella se acostó toda en aquella mesa, traté de meter la lengua lo más profundo que pude en aquella coño cerrada. ¡Ella gritó un silencio de placer!
Karina - ¡Qué idioma increíble profesor!
Yo sonreí sin parar de mover la lengua en ella, que se revolcaba en mi cara buscando aún más placer y no tenía ninguna vergüenza de estar expuesta.
Fabrício - ¡Coño mojado y dulce!
Traté de babear ella aún más la abrí suavemente con los dedos y temblaba más con la lengua en ella. Karina gritó muy fuerte esta vez y me roció la miel en la cara. Y a pesar del miedo de que alguien nos atrapara casi me corrí al oírla gritar y temblar. Ella respiraba cansada y relajando las piernas que temblaban sobre mis hombros...
Se la chupé otra vez a esa zorra que me tiró del pelo contra ese coño nuevo una vez más. Levanté el clítoris con mi pulgar y le di un tirón veloz a los movimientos de la lengua...Casi me asfixia con los muslos, eyaculando una vez más y tragé toda esa miel.
Mientras yo me satisfacía en aquel banquete, me masturbé gozando y regocijándome en mis pantalones.
Llegamos al mejor motel de la ciudad, cogí la llave y abrí la puerta de la habitación.
Karina -Nuestra aquí es muy bonito Fabrício!
Entramos y cerré la puerta, la agarré desesperado para comenzar la fiesta. Le apreté el culo, forzando mi polla en su cuerpo. Besé nuevamente su boca dulce, la levanté por la cintura y la llevé a la cama. Me quité la camisa y besé su cuello, metí la lengua en la oreja. Ella comenzó a jadear.
Fabrício - ¡Quítate el vestido mi ángel!
Ella se sentó en la cama y se la quitó, no tenía sostén y esas lindas tetas me estaban esperando. Metí mi boca en ella, chupé, lamí y mordí a cada uno de ellos.
Me tiré de las bragas y chupé mucho ese coño, hasta que hice que se corriera dos veces...y grité mucho en ese cuarto. Subí y besé en su boca, le di unos mordiscos.
Karina - Tengo miedo profesor.
Fabrício - ¡No te quedes, voy despacio y con mucho cariño!
Me quité toda la ropa, me acosté sobre ella y froté nuestros cuerpos mientras le chupaba la lengua.
Fabrício - Voy a entrar ahora...!
Ella cerró los ojos y yo aparté sus piernas, golpeé su polla en su coño y la masturbé con su cabeza dejándola bien relajada. Cuando ella gimió me puse y le di una fuerte.
Karina - ¡Ay profesor!
Ella quiso empujarme, pero yo fui de nuevo más fuerte.
Karina - ¡Eso duele!
Fabrício - Sí, pero ya pasará.
La sostuve fuerte en su cintura, tiré de su cuerpo hacia mí y la metí con fuerza. Ella gritó y por fin entré todo.
Fabrício - ¡Qué coño...estrecha! ¡Tía buena!
Lo puse más lento y me acosté en su cuerpo, acomodé los codos en la cama y besé su boca antes de que me dijera que lo sacara de adentro. Le di con cuidado y le gemí en la oreja.
Karina - ¡Todavía duele profesor!
Ella lloraba y eso me daba más ganas.
Fabrício - ¡Bésame y olvídate del dolor!
Nos besamos mucho y unos minutos después ella gemía de placer debajo de mí.
Fabrício - ¿Te gusta?
Karina - Cuando se mueve se pone mejor aún Fabrício.
Fabrício - ¿Así que?
La golpeé más fuerte y gritó.
Karina - ¡Duele, pero es muy bueno!
Fabrício - Zorra me dejas alucinado.
Le metí el dedo en la boca y se lo chupé. Bombeé tres veces más rápido y sentí que mi polla se endureció aún más porque estaba a punto de correrme también y me apretó adentro. Me corrí gritando, nunca había tenido una cogida así, leché aquella noviecita por dentro y caí sobre aquella chica que aún gemía también en mi oído, ni acordé de condón...
Fabrício - ¿Te gustó sentir mi leche por dentro Karina?
Karina - Esto es divertido y también muy sabroso.
Fabrício - ¡Eres la mejor alumna que he tenido, estás más que aprobada!
Compré la píldora del día siguiente para ella, luego la llevé a tomar una inyección anticonceptiva mensual, seguimos haciendo mucho amor, en la escuela o siempre que consigo una buena escapada.
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