Soy Marcelo y tengo 33 años, mulato, alto, fuerte y trabajo como publicista y actualmente estoy soltero. Siempre me gustó disfrutar de una buena balada y disfrutar mucho de la vida, era sábado por la noche Régis y yo nos dirigíamos hacia la discoteca Desires. Era un lugar concurrido y siempre estaba lleno de mujeres maravillosas, compramos un combo y nos quedamos allí alrededor de nuestro bistró viendo a las damas bailar y beber.
Hélio - Es hoy que terminamos, mira la cantidad de mujeres calientes que hay en este lugar.
Marcelo - Aparte de la chulería y frescura de la mayoría, ¡tienes razón!
A mi lado había un gran gato, con facciones muy orientales y un cuerpo muy brasileño. Tetas pequeñas, cintura contorneada y un culo colosal...Levanté mi copa y sonreí saludándola desde lejos. Empezamos a coquetear, ella bailaba girando su cola hacia mí comencé a perder el control, imaginando lo buena que debía ser en la cama. Se pasó el borde de la lata de cerveza por los labios, humedeciéndolos y yo me imaginé frotando el pito en su boquita muy despacio y embadurnándome con los labios rojos.
Hélio - La gata de allá no te quita los ojos de encima.
Marcelo - Y me muero por ponerle algo varias veces.
Sonreímos y seguimos disfrutando de la fiesta, alrededor de las 00:00 ella vino a bailar más cerca y terminamos abrazándonos. Ella cruzó sus brazos alrededor de mi cuello y pude oler su dulce y suave aroma...
Sara - ¿Alguna vez te han dicho que eres muy guapo? Fuerte y sabroso?
Pasó su mano por mi amplio pecho y me apretó más para sentir el volumen de mi polla, creo que quería saber si valía la pena prestarme alguna atención.
Marcelo - Un cumplido tuyo, me halagas princesa!
Terminé besando a esta perrita y tanto ella como yo queríamos comernos en este beso y yo inmediatamente estaba apretándole el culo con ambas manos, miré hacia un lado y vi a Hélio sonriendo. Empezamos a quedarnos sin aliento y locos por tener sexo...
Sara - ¿Por qué no vienes conmigo a oscurecer un poco?
Por supuesto fui con ella y con mucho gusto, de la mano me empujó hacia el baño de hombres y miré a mi alrededor para asegurarme de que estábamos solos. Me asusté con el atrevimiento de esta zorra devoradora, debe estar acostumbrada a follar en los lugares más insólitos. Seguimos besándonos y yo pasé mi mano por todo su cuerpo, hasta apartar mis dedos de su coño... estaba húmedo y muy grande.
Bajé los tirantes de su vestido y le chupé sus tetitas y me entraron enteras en la boca, me bajó el cierre del pantalón y me sacó la polla. Me dio la espalda y colocó mi polla entre sus enormes nalgas, siguió subiendo y bajando mientras me masturbaba allí. Tiré de su cuerpo y la puse frente a mí. Enterré mi boca entre las piernas abiertas de ese panocha peluda, ella frotó mi cara en su coño mojado, meneándose y gimiendo.
Sara - Anda pervertido sigue chupándomelo así...que caliente estoy!
La hice correrse varias veces sobre mi lengua, me masturbé saboreando su sabor hasta que sentí calambres en las piernas por la posición en la que me encontraba.
Marcelo - Que coño tan caliente.
La japinha estaba bien dotada, sus grandes labios eran literalmente grandes y muy suaves. No recuerdo haber probado otros que fueran más suaves y olieran muy bien. Fui detrás de ella y enterré mi lengua en esa pequeña cola, dando vueltas y vueltas con mi lengua y ella me empujó más adentro de sus nalgas gigantes. Probar esa hembra era perfecto desde todos los ángulos y lugares.
Dejé salir el chorro de semen, me corrí con voluntad e intensidad en ese culo tragón y travieso. Solo lo saqué cuando sentí que salía la última gota de semen y la multitud afuera debe haber sido enorme.
Sara - ¡Aún no estoy satisfecha!
No soy de los que decepcionan a una mujer, que se joda quienquiera que esté ahí afuera queriendo usar el baño. La apoyé contra el lavabo y le abrí la pierna, metí la lengua entre sus vellos púbicos y le abrí el coño hasta que se puso a temblar.
Sara - Que niño, prueba ese coño.
La hice correrse tres veces, salí con la boca toda pegajosa y nos dimos un beso caliente aún encerrados en el baño. Mi polla ya estaba dura de nuevo, se arrodilló y se la metió en la boca con ganas, masajeándola de abajo hacia arriba con ambas manos mientras chupaba mi polla mirándome a los ojos con cara de quien la amaba. Estaba agachada y pude ver mi leche todavía corriendo de su trasero por sus piernas.
Chupando fuerte, obtuvo lo que quería una vez más.
Marcelo - ¡Estoy gooozaaando!
Pensé que se lo iba a sacar de la boca, pero tragó aún más y se lo tragó todo sonriendo. Le di dos bofetadas en la cara, muy complacido y sé que ella también. Abrimos la puerta del baño en la cara de polla más grande, los chicos me miraron con mucha envidia porque escucharon los gemidos. No aguantamos mucho para quedarnos en la fiesta, la llevé a mi casa y follamos, me vine por el culo, por la boca, por el coño hasta que no aguantamos más dormimos exhaustos de tanto tener buen sexo
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Totalmente hot (COMPLETA)