Tu no me mandas romance Capítulo 39

Raisa

escucho como tocaban la puerta despacio de mi habitación, dejo mi computadora a un lado, me quitó las gafas y contestó pensando que era mi papá o mamá.

-Hola- escucho y veo como pasa Jane por la puerta con la cabeza baja y con paso lento, frunzo el ceño ya que es raro de ella actuar así.

-Hola- conteste, ella camina a mi cama y sin previo aviso se avienta a mis brazos cuando yo me estoy parando haciendo que las dos caigamos sobre mi cama, ella encima de mi haciendo que suelte un quejido, volteo para abajo a verla pero ella tiene  la cabeza en mi pecho y siento como se moja mi blusa, no se que hacer ya que ella nunca actúa así, la rodeo con mis brazos sobando su cabeza, mientras siento cómo se acomoda mejor en la cama aun arriba de mi, después de minutos donde lo único que se escucha en la habitación es sus casi inaudibles quejidos lastimeros, ella levanta su cabeza con sus brazos apoyándose, veo como cae la melena dorada como rayos de sol sobre ella tapando un poco su rostro, mire sus ojos rojos como también sus mejillas y me altero un poco, tuvo que sucederle algo para que esté así.

-Vamos dilo- dice con la voz un poco quebrada, no entiendo a que se refiere.

-¿Qué quieres que diga?- digo calmada.

-Lo que piensas, tal vez digas tus palabras esas que te  animan o tal vez digas que me veo como la mierda pero aun así soy hermosa- se ríe, ella se quita encima mío para sentarse en la cama en forma de indio sin importarle su vestido o nada, yo la imito, ella inclina su cabeza y la recarga en mi hombro, llevándome a recordar los días en los que yo era la que necesitaba a alguien o la que estaba triste y ella pues, siempre estuvo ella, nunca me juzgo, siempre me calmaba y yo debo de hacer lo mismo por ella, así que la tome de los hombros recargándola en mi pecho mientras le sobo el cabello.

-¿Quieres hablar?- ella asiente para luego suspirar.

-Siento que te vas a burlar y me tendrás lastima- dice, eso es lo malo de Jane, piensa que por un error que la haga ver débil todos le tendrán pena y lastima, nunca quiere que la vean débil, pero eso no es cierto, ella es humano tiene que aprender que es bueno llorar, me río, las lágrimas no son signo de debilidad, las lágrimas muestran que sientes y estás vivo como también las sonrisas.

-Por favor, ¿crees que me burlaría y tendría lástima yo?- me vuelvo a reír- Jane alguien que lloraba  por un amor no correspondido del hermano de su mejor amiga que era un prostituto que la trataba mal y con frialdad no le puede tener lástima ni burlarse de nadie- ella levanta la cabeza quitando mi mano para verme y reír conmigo.

-Pero bien que te lo tiras ahora, pecadora, tuviste tu recompensa- aun triste no deja sus comentarios.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Tu no me mandas