Sophie no dejaba de llorar, ¿cómo era posible que todo se complicara en un momento? ¿Cómo es que Keyla se había comportado como una maldita bruja?
No era nada justo lo que le pasaba, pero ella hasta cierto punto lo merecía, sino hubiera sido tan estúpida y desde la primera vez que Alexis se le declaró le hubiera dicho sí, sí tan sólo no lo hubiera humillado tanto cada vez que le decía algo tierno y hermoso, nada de esto hubiera pasado, pero no lo hizo y ya no podía volver el tiempo atrás, ella sabía que estaba enamorada de Alex, y que nunca iba a poder olvidarlo, pero ya no estaba segura si haber aceptado su propuesta era lo correcto, Alex estaba lleno de resentimiento y sabía que eso la iba a perjudicar a ella, ya no estaba tan segura si podía conquistarlo, Alexis estaba herido, dolido y no creía en nadie.
Pero ella también tenía derecho a ser escuchada, a poder defenderse, con el corazón dolido, y un dolor de cabeza inmenso, se levantó y se dio un baño, luego salió de casa.
Debía hacer lo correcto, tal vez ahora Alexis no la escucharía, pero esperaba que en algún momento lo hiciera, cuando llegó a la mejor clínica que existía y la más cara, fue en busca de su doctor personal, aunque era algo muy humillante, debía de hacerlo.
—Sophie, qué alegría verte — Robert era uno de los mejores doctores de la ciudad, tenía unos 60 años, era muy dulce y siempre atendía con una gran sonrisa. — ¿Qué haces por aquí? ¿no se supone que es tu boda?
—Yo también me alegro de verlo, y si, hoy en mi boda, pero antes he venido porque quiero que me haga varios exámenes. — el doctor frunció el ceño al ver que se sonrojada. — Quiero un examen donde demuestre que todavía soy virgen, otro de las enfermedades, claro se que no tengo ninguna, porque soy virgen, pero igual los quiero, y otro, porque creo que ayer me drogaron, y si fue así tiene que haber algo en mi sangre. — Robert estaba sumamente sorprendido por lo que Sophie le decía, y aunque quería preguntarle el porqué, no lo hizo él era muy profesional, y no debía meterse en los asuntos de sus pacientes.
Después de tres horas Sophie llevaba los papeles en la mano, e iba perdida en sus pensamientos y con lágrimas en los ojos, dentro de 4 horas sería su boda, y estaba ahí vagando por las calles, se sentía despreciable, hoy debía de ser el día más feliz del mundo, se iba a casar con él hombre de su vida pero no era así. Su celular no había dejado de sonar, pero simplemente no quería hablar con nadie, tenía mucho miedo, pero debía hacerle frente, debía volver hacer fuerte, si quería conquistar a Alexis debía hacerlo, pero todo con un límite, lucharía por él, pero no podía dejar que la humillara, ella no podía arrastrarse.
Llegó a un parque, así poder relajarse y volver recargar fuerzas, sus padres no sabían porque se casaba en realidad, y no debían, ella debía seguir aparentando, ante sus padres que realmente se amaban, aunque de parte de ella era verdad, ama a Alex con su alma, pero había sido una estúpida.
Su celular volvió a sonar, sacándola de sus pensamientos, observó la hora y suspiró, debía de irse, en dos horas era su boda, había caminado, mientras pensaba en su vida en las malas decisiones, pero era hora de volver tratar de arreglar, todo las estupideces que había hecho.
Cuando llegó a la mansión Black faltaba hora y media para su boda, en cuanto iba bajando del taxi, Alexis iba saliendo en el auto a toda velocidad de la mansión, en cuanto la vio frenó en seco, y salió echando humo, tiró la puerta de su auto y como un toro enojado se acercó a ella.
—Eso haré señor, gracias. — él asintió y se fue, Alexis se giró de nuevo muy molesto hacia Sophie, aunque no iba a demostrarlo, ni a decirlo, tenía mucho pánico, y miedo, el que ella no llegara a casarse con él, no la obligaría, tampoco le haría nada a su familia, a pesar de todo Oliver era su amigo.
—Estaba pensando señor Black, tengo toda la libertad de buscar lo que realmente me hace feliz, de pensar si estoy haciendo lo correcto. — Alexis se sorprendió en cuánto lo llamó como él le había ordenado.
—¿Sola? — dijo con amargura en su voz, notó el sobre que ella andaba en su mano.
—Sí, señor Black, sola, aunque usted no me crea, y piense lo peor de mí, andaba sola. Ahora voy a prepararme, tengo que estar lista para mi boda. — dijo caminando hacia la mansión, todo era un desastre, pero haría lo posible para poder arreglarlo.
Alexis la observó, con tantos sentimientos encontrados que no sabía cómo debía actuar y que era lo correcto hacer.
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