UN ACUERDO romance Capítulo 10

Sophie trataba de abrir sus ojos pero no podía, sentía los ojos pesados y el cuerpo liviano, como si estuviera flotando, pero se sentía muy aturdida, ella se encontraba más despierta que dormida, por lo que pudo sentir como un brazo se colocaba alrededor de su cintura, sonrió como tonta al imaginar a Alexis, así serían sus mañanas y sus noches a partir de ahora, pero algo en su mente se iluminó, ella aún no se había casado con Alex, ¿entonces quién mierda la estaba abrazando? De un brinco se levantó haciendo que su cuerpo despertara del todo y despertando a su acompañante, Sophie no hacía más que ver a su acompañante con cara de asombro.

—Buenos días mi amor, ¿te gustó tu despedida de soltera? — Sophie no podía pronunciar ninguna palabra, estaba en shock. — Gracias por hacerme el hombre más feliz de la tierra. — ella no podía creer lo que escuchaba, tenía que ser una gran mentira

—Yo… y… no puede ser… Alexis si se entera… — Sophie trataba de hacer una oración completa, decir que ella no había estado con él, que lo último que recordaba era a Keyla y sus tragos de whisky.

—Tranquila princesa, ese perdedor no tendrá porqué enterarse — Sophie empezó a negar, eso no podía ser cierto, era un maldito mal entendido. — Que tal si lo hacemos antes de que vayas a unirte a ese imbécil. — Yael se acercó tanto a Sophie ya que pensaba besarla y acostarla en la cama, Sophie se puso tiesa, justo cuando pensaba levantarse de la cama y mandarlo a la mierda un gruñido desde algún lugar de la habitación se hizo presente, Sophie empezó a sentir temor, por lo que observó toda la habitación hasta que lo hizo detrás de ella, en una esquina, sentado en un sillón estaba Alexis, con una mirada asesina.

Sophie empezó a temblar, mientras que Yael sonreía victorioso.

—Eres un maleducado, ¿quién te ha dado permiso de entrar? Has arruinado mi mañana. — Alexis aún no emitía palabra, su mirada no se quitaba del cuerpo desnudo de Sophie. Él que había estado pensando toda la semana en conquistarla, ser el mejor esposo del mundo y así poder enamorarla, tal vez en un tiempo su matrimonio podría ser por amor, había planeado una noche de bodas digna para ella, pero en cuanto le llegaron las fotos de Sophie desnuda con Yael, y diciéndole que si quería verlo por sus propios ojos que fuera a la casa de ella, sus ilusiones cayeron, aún así mantenía la esperanza que al llegar ella estuviera sola, y dormida en su habitación, pero no fue así ¿y para qué negarlo? Se sintió morir, una vez más Sophie se había burlado de él, pero no se quedaría con los brazos abiertos. En ese momento miró a Yael con tanto odio, que quería matarlo con sus propias manos.

—No sólo voy arruinar tu mañana, sino que también tu vida, te voy a dar un minuto para que salgas de esta maldita habitación. — dijo conteniendo su ira.

—¿Y si no quiero? — Alexis se levantó del sillón y avanzó con paso decidido hasta llegar al frente del imbécil, lo agarró del cuello y lo hizo sacado de la cama, Sophie pegó un grito susto cuando Alexis con lazo con mucha fuerza a Yael contra la pared — Mira pedazo de mierda o te largas o te mato, y créeme cuando digo que no voy a ir a la cárcel.

En eso la puerta se abrió y entró Keyla haciéndose la sorprendida.

—¡Cállate! — la interrumpió él — te habrás burlado de mí por una última vez Sophie, creí en tus malditas reglas, incluso no hicimos más reglas para tratar de llevarnos mejor, ¿y todo para qué? Para qué te comportes como una cualquiera. Fuiste tú que llegó aceptar mi propuesta, fuiste tú quién puso esa maldita regla, pero escúchame muy bien, esa regla la acabas de romper tú, a partir de ahora me voy acostar con quien yo quiera y dónde yo quiera, te voy hacer la vida miserable Sophie, te vas arrepentir de todas y cada una de tus humillaciones, y no se te ocurra faltar a la boda, porque sino voy hacer yo quién hunda a tu familia, ¿me has entendido? — su voz no daba a una negativa, por lo que ella asintió en silencio.

—Alexis… sólo… sólo te pido que me escuches… — dijo entre sollozos, se sentía tan estúpida, sin el coraje para hacerlo callar y que él la escuchara.

—No, no quiero escucharte, y de ahora en adelante soy el señor Black para usted, Russo.

—La veo en unas horas en la iglesia. Estoy deseando hacer su vida miserable. — dijo antes de salir y dejando a Sophie echa un mar de lágrimas.

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