UN ACUERDO romance Capítulo 24

—¿Acaso estás loco?

—Es tu culpa que esté así — tiró la camisa al suelo, mientras se acercaba a ella, Sophie trataba de alejarse, cada vez que él daba un paso.

—¿Estás bromeando? — Alexis la miró enojado.

—¿Me ves riendo Sophie? —ella negó con la cabeza. — O es que solo puedes abrirte de piernas a los extraños. — Sophie jadeó horrorizada al escucharlo, ¿porque era tan cruel?, además, ¿de que mierdas estaba hablando?

—¿Qué diablos te pasa conmigo Alexis? — la risa que él le dio fue sarcástica.

—Me pasa de todo Sophie, te odio por haberme despreciado, no una sino tres veces, te odio, porque no sólo te has acostado con Yael, sino que ahora quedas con el imbécil hermano de tu amiga, eres una cualquiera, no sabes como me arrepiento de que te hayas cruzado en mi camino, porque me has hecho una persona que no soy. — Sophie a este punto no podía contener las lágrimas, cada vez que él le decía que la odiaba era como si un cuchillo se atravesara en su pecho, con el poco valor que le quedaba, decidió levantar la cabeza y salir de esa maldita habitación.

—Puedes pensar lo que quieras de mí, pero algún te vas arrepentir. — pasó decidida a un lado de él, pero en cuestión de segundos estuvo atrapada entre la puerta y el pecho de él, su cara estaba pegada en la puerta, su respiración era agitada, estaba asustada.

—Ahora no es momento de que quieras jugar hacer una mujer digna, es momento de que complazcas a tu esposo. — las manos de Alexis empezó a recorrer el cuerpo de Sophie, que aunque estaba asustada, el muy desgraciado de su cuerpo respondía a las caricias suaves y sensuales de Alexis. — voy a enseñarte que puedo ser mejor que cualquiera con el que te hayas acostado, puedo llevarte a ver las estrellas.

Sophie lloró en silencio, ella deseaba estar con él, pero por amor, no porque él pensaba que era una cualquiera, no por demostrar que podía ser el mejor.

Alexis la giró y sin importarle sus lágrimas la besó, pero su beso no fue violento, por el contrario fue cariñoso, apasionado, Sophie se dejó llevar por ese sentimiento tan fuerte que sentía por él, las manos de Sophie viajaron al cuello de él, donde lo acarició suavemente y subió a su cabello el cual jaló.

Alexis no tenía sus manos quietas, recorría el cuerpo de su esposa, de arriba a bajo, llevó una de sus manos al cierre del vestido, el cual abrió lento, él poco a poco quitó el vestido dejando a Sophie solamente con una tanga de encaje, y un brasier sin tiras, sus ojos la recorrían de arriba abajo, el solo pensar que ya otro había gozado el cuerpo de su esposa le hirvió la sangre por lo que volvió a besarla, pero esta vez fue violento, la pasión y el deseo gobernaban los sentimientos de Alexis, Sophie no pensaba en nada al sentir tanto deseo en ella.

—Vaya — dijo Alexis saliendo de ella y acostándose al lado de Sophie — has sido increíble — a pesar de cómo había sido todo Sophie se sintió alagada y sonrió — con razón tienes a todos los hombres vueltos locos — Sophie se giró para mirarlo dolida por su palabras, trató de levantarse, para largarse a su habitación en donde quería llorar, pero él no la dejó. —¿a dónde vas? La noche apenas comienza, así que te quiero de cuatro.

Esa noche Alexis y Sophie lo hicieron de todas las formas posibles, a pesar de que Alexis fue rudo y apasionado, Sophie no pudo evitar llegar a un orgasmo cada vez que lo hacían, en eso se había convertido su rutina durante casi un mes, un mes donde cada vez que peleaban terminaban teniendo sexo y luego ella llorando sintiéndose vacía en su habitación.

Alexis seguía comportándose con un imbécil, ni siquiera había notado que era virgen, porque la sangre de la sábana no la había notado, y en su pene había desaparecido de tantas veces que tuvieron relaciones, ella misma había quitado las sábanas y había puesto nuevas.

Sophie tenía días sintiéndose extraña, sabía que habían tenido mucho sexo y sin protección, aunque no quería tenía miedo de estar embarazada, ya que en una semana ella sería libre, pero con el miedo recorriendo su ser, decidió comprar dos pruebas de embarazo las cuales se había decidió hacerse en el trabajo.

Después de esperar el tiempo correcto Sophie miró las pruebas y en ambas las dos rayitas estaban muy bien marcadas, negaba con la cabeza, mientras pensaba qué diablos iba hacer ahora.

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