Un contrato de amor romance Capítulo 30

Después de hacer un gran desastre y nuevos recuerdos en la cocina nos sentamos a comer. Uno frente al otro

- Está delicioso, amo el pollo - dijo Drake con comida en la boca.

Reí.

- Ah, Drake, hay algo que quiero aclarar - lamí mis dedos.

- Si, dime.

- Bien, en primer lugar el no nos conocemos del todo.

- Vente a vivir conmigo, sería una buena manera de conocernos del todo.

- No te apresures Drake.

- Bien - lamió sus dedos.

- Bien, entonces, saldremos a cenar, a pasear, siempre y cuando haya asistido y terminando mis deberes de la universidad, quiero que mis padres estén orgullosos con mis notas.

- Bien señorita - dijo algo juguetón.

- Y... Lo más importante, que no sé cómo decirlo...

- Dime - su actitud era alegre, quizás si me agrade mucho mi compañía.

- ¿Qué somos? - pregunté mirándolo a los ojos en silencio.

- ¿Qué somos? Bueno no sé, pero lo que sí tengo en claro, es que seremos marido y mujer.

- Drake - rogué algo de seriedad ante mi pregunta.

- Bien - limpió sus manos.

Se paró para luego acercarse a mí abriendo mis piernas estando yo sentada en un taburete alto.

- Señorita Adensson - juntó nuestras manos - Sería usted tan amable de ser mi novia - junto nuestras frentes, sonreí. - juro lealtad, fidelidad, respeto, y mucho amor - su plena presencia y su cuerpo rozando el mío me hacía sentir como a una mujer.

Entré al papel junto a él.

- No se, lo que pasa es que me voy a casar,... No sería legal tener una relación cuando hasta tendré hijos.

- Mmm, nadie sabrá, seremos prófugos de la honestidad

- ¿Sabía que usted es un hombre muy malo? - asintió.

- Un hombre muy malo, que ahora le robará un beso.

Me da un pico antes de poder hablar.

Sonrió al separarse.

- Bueno, si es así, acepto ser su novia, oficialmente.

Reímos por nuestra actuación, nos abrazamos fuertemente, sintiéndonos el uno al otro.

- Ahora si sabes que somos ¿No? - dijo jugueteando con mi cabello.

- Los novios se dan besos ¿No?... Entonces parece que no somos nada.

No dijo nada, solo me besó atrapandome con su mano en mi espalda, como si fuera é una araña y yo su presa, necesitado de mí.

- Muchos besos - dijo contra mi boca.

Seguimos con nuestro beso, sus manos acariciaba todo mi cuerpo.

- Ah - se separó repentinamente - usted me debía algo.

Alcé una ceja.

- ¿A sí? - pregunté - me,... Podía aclarar la mente.

- Cuando nos quedamos a medias... Lo recuerdas ¿No? - si, si que lo recordaba, desde ese día, en las pocas noches lo recordaba, y sentía mi cuerpo vibrar.

- Mmm... Lastimosamente, no,... Pero siempre hay una segunda oportunidad ¿No?. - acaricié sus labios con la yema de mis dedos.

- Si, concuerdo con usted señorita Adenson.

- Lo sé.

- Entonces vayamos a mi habitación,... Ah charlar, claro.

Asentí, con su mirada pícara y yo cómplice, nos agarramos las manos y no dirigimos hasta la habitación.

Al entrar a la habitación Drake agarro mi cintura con brusquedad, me lanzó en la cama, sacó su camisa, lo quedé mirando.

- Quítate la blusa - ordenó y asentí.

Ésta no sería mi primera vez, pero si la primera vez que lo haré con amor, con sinceridad, y porque lo deseo.

Quité mi blusa, y cuando lo volvía a ver, el solo estaba en su ropa interior.

Me comenzó a besar con lujuria y yo a él igual.

Sus labios fueron bajando hasta mi cuello, lo comenzó a succionar, cuando de sus manos fueron hasta mis pechos, lo comenzó a masajear y gemí por lo bajo.

- ¡Drake! - grité alejándolo de mi

Sentía mi respiración y era agitada, miles de recuerdos me vinieron a la mente, me sentí asqueada.

- ¿Ocurre algo? - preguntó confundido.

- Déjame sola - dije sin mirarlo, me tape con las sábanas.

- ¿Hice algo mal? ¿Estamos yendo muy rápido? - preguntó preocupado.

- No, sólo vete - dije casi en silencio.

Me quedó observando unos segundos, luego agarró su ropa y salió de la habitación.

Y en cuanto cerró la puerta, solté a llorar.

Mierda, no creí que volvería a pasar por lo mismo.

Pensé mientras me envolvía en las sábanas y lloraba sin parar.

Drake

Era obvio que le pasaba algo.

Me quedé cerca de la habitación, mientras me vestía. Me terminé de poner el pantalón, quedé sin camisa.

Mire hacia la habitación, escuche sollozos, decidí acercarme un poco, pegue un oído en la puerta.

- Excepto que estoy furiosa con mis padres - comentó.

- No,... Bueno si, pero.. No pienses en eso ¿Ya? - hizo una mueca de disgusto con su boca

- Si, esta bien.

- Ahora... - dije juguetón - sonríe - dije melodioso.

Aguanto un segundo su risa, pero al final sonrió.

- Así me gusta verte - acaricie su barbilla.

La acerqué a mi, le planté un beso en sus labios, ella cerró sus ojos, no los abrió mordió sus labios mientra se alejaba hasta tomar nuestra debida distancia.

- ¿Por qué estabas mal? - pregunte, pero aunque lo hice, no quería saber, sentía miedo al saber si era algo grave de su pasado, o simplemente era lo que dijo.

- Drake... A mi me ocurrió algo mucho antes de conocerte, mucho antes de entrar a la universidad - dijo sollozando con la voz quebrada.

- Yo,.. Yo no sabía - dije susurrando, aguantando mis ganas de llorar o lanzar algo.

- Nadie sabe, ni mis padres - rompió en llanto, se acostó en mi pecho.

La abrazo, cerré mis ojos, obviamente ya sabía que era, pero no quería que lo dijera, cerré mis ojos, intentado ser fuerte, ser fuerte por ella.

- Tranquila, todo esta bien - sobe su cabello, la apreté.

Estaba muy furioso, pero ahora no era el momento, debía apoyar a Helka a salir de su problema.

Pero solo sentía mi sangre hirviendo dentro de mis venas, quería matar el hijo de puta que le hizo ésto.

-No entiendes,... - se separó de mi, sus manos agarraban mis brazos, los apretaba - nadie sabe y siento que mis padres se enojaran conmigo,... Siento que los he decepcionado - sorbió sus mocos, me miraba destrozada, y no lo pude evitar, una lagrima rodó por mi mejilla.

- Claro que te entiendo, ya arreglaremos esto - mis manos se posaban en sus muslos desnudos - y no, no es tu culpa que existan bestias en el mundo, no es tu culpa nena.

- No, no lo entiendes - me soltó bruscamente, estaba muy enojada, su mirada era diferente, con sus lágrimas, parecía una chica muy destruida sentimentalmente. - Drake, lo que me pasó, no fue una equivocación de adolescente,... - lloró gritando - a mi me violaron - achinó sus ojos y apretó sus dientes mientras lloraba, fue tan sentimental, y muy fuerte para mi - lo sentía como una daga atravesando mi estómago, sentía mil flechas tocar mi cuerpo y sus pinchazos muy finos y sentía cómo mi corazón se arrugaba y llenaba de odio.

Me quede sorprendido, no lo podía creer

¡Ella no! Helka no se merece esto, a ella no le pudo a ver pasado esto, es una adolescente, muy joven ¡No!.

Mi mirada estaba perdida, y la de Helka se clavaba en mi, buscando ¿Apoyo?, ¿Una respuesta?. No estaba seguro, pero lo que no podía creer, era que a ella le había pasado lo peor del mundo. Cuanto ha de ver sufrido.

¡MIERDA!.

- ¡No quiero verte ahora! - gritó ordenandome, no sabía que hacer, las manos me temblaban, estaba asustado al igual que ella - ¡Vete, Drake!, ¡Vete!.

Al no saber que hacer, salí de la habitación, mientras la miraba confundido, asustado por su confesión, le dí una última mirada, estaba destrozada, me dijo lo más importante, y yo no hice nada, me quedé incrédulo.

Cerré la puerta a mis espaldas, escuché gritos provenientes de ella dentro de la habitación, gritos de frustración, de enojo a si misma.

Suspiré, caminé hasta bajar al primer piso, mi corazón roto y mi mente, saqué una botella de whisky viejo con un par de hielos.

Fui hasta el mini-bar, busqué entre ellas, una que me embriague rápido, no quería sentir esto, y pensar que su vida era mejor que la mía, pensar que su único problema ya me lo había contado, no era así.

Bebí el whisky como si fuera agua, como si yo fuera un caminante en el desierto. Bebí vaso tras vaso mientras mi mirada se perdía en el recuerdo de la conversación de hace poco, mordí mis labios de la furia que me estaba consumiendo poco a poco sin compasión y sin remordimiento, varias lagrimas hicieron juego a mi escena patética de niño enojado. Me sentía muy impotente ante la situación. Ella solo y quizás buscaba apoyo conmigo.

La culpa llegó a mí, yo no era responsable de nada pero ahora solo quería arreglar a esa chica rota. Todos tenemos un problema en este mundo, sino no se llamaría vida.

¿Vivimos en un mundo malo con buenos momentos? o ¿En un mundo bueno con malos momentos?

No siempre llegamos a conocer a una persona, no siempre esa persona expresa lo peor o mejor de ella, no siempre muestra sus tristezas o felicidad, y no siempre confían a los demás sus secretos más oscuros.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un contrato de amor