Helka
- Me voy - avisé a Drake con un tono frío e indiferencia.
- ¿Dónde vas? - se levantó del mueble sorprendido mientras se acercaba donde yo estaba.
Observó una maleta que llevaba en mano.
- Te devolveré la maleta - dije ignorando su pregunta.
- ¿Vas donde tus padres? - esa pregunta me hizo de alguna manera sentirme mal.
- Voy a donde sea menos donde mis padres, ahora que alguien más sabe de ésto - le grite llorando - no los podre ni ver a la cara - sentía cómo la situación me frustraba.
- ¿Entonces...? - acunó mi rostro - no quiero que te vayas, HELKA,... Yo te amo - su voz tembló.
Y una extraña sensación de remordimiento se apoderó de mi corazón.
- Entre menos personas sepan a donde voy, menos posibilidad hay en que me encuentren.
- No te vas a ir - insistió - mira, sé que no fue la mejor manera de reaccionar ante... eso, fuí el primero en saber y lo siento, solo que me dió enojo saber que la persona que amo,.... Le haya ocurrido eso, lo siento tanto - agarro mis brazos, me acerco a él, tenía una cara de arrepentida.
- Drake, también lo siento, es verdad, me afectó tu reacción,... O lo que haya sido eso, necesitaba tu apoyo - mi voz tembló, las lágrimas se amontonaron en mi lagrimal - me sentí sola, estando contigo me sentí sola...
- Lo siento - se acerco a mí - te fallé y me siento muy mal... Quédate conmigo, superaremos esto.
Y creí q iba a ceder a su pedido, la palabra superar hizo que mi remordimiento desapareciera.
- ¡Es que no se trata de superar!... ¡DRAKE! - Me solté de su agarre con brusquedad, noté un brillo en su mirada, sentía lo mismo que yo.
- Saldremos juntos adelante.
- No, ahora no, que todo ese dolor volvió, no es fácil para mi, quiero estar sola, lejos, no me busques ¿Si? - pedí en llanto.
Se acerco a mí lentamente, hasta que me tomó en sus brazos, su cara se acerco al mío, sus cálidos labios palparon los míos, dejando un tierno beso, correspondía al beso pensando en que seria el último hasta quien sabe cuando, me separe de él, nuestros labios quedaron húmedos y entre abiertos por el beso, con mis ojos cerrados, mi respiración no fue la misma, sentía que me hacía falta espacio.
Separe mis manos de las suyas.
- Adiós - escuche un sollozo de su parte, abrí mis ojos quedando sorprendida.
- No por favor - pidió, parecía destrozado - te necesito conmigo, así como tu me necesitas - intento tocarme pero lo evadí retrocediendo.
Agarre la agarradera de la maleta sin soltar y aferrándome a ella como si fuera a cobrar vida propia y ceder al pedido de Drake.
- Me tengo que ir - me di la vuelta, me dirigí hasta la puerta.
- ¿Que solo sabrás decir adiós? - gritó frustrado, sollocé en silencio hasta la puerta - ¡Vamos Helka! - grito al momento en que abrí la puerta - no me puedes hacer esto - cerré la puerta, oí un objeto chocar contra algo sólido y fuerte, haciendo que estallara.
Sin importarme caminé hasta llegar a una estación de taxis.
Busqué a uno que llevara hasta un hotel barato. Al menos llevaba mi tarjeta de crédito.
Al llegar al hotel pagué lo necesario para una habitación modesta.
Entré a mi habitación asignada, dejé la maleta en el suelo, me entré a la ducha enseguida, deje mis pensamientos a un lado, o al menos lo intente, durante el baño recordé muchas cosas.
La música estaba todo volumen, cosa que no podía escuchar los gritos desesperados de mi amiga, esperando que yo la escuchara mientras bailábamos, no le entendía.
- E cuto e aer ese on alrt - eso fue lo que le entendí, pero ¿Que carajos quería decirme? Solo asentí sonriente, esperando a que mi respuesta estuviera de acuerdo a lo que me decía, o a lo que intentaba.
Mis lágrimas comenzaron a salir por si solas.
- ¿Que me haz hecho? - le grité, sentía la garganta arrancarse.
- ¿No es obvio? - metió sus manos a sus bolsillos.
- Eres un maldito infeliz, te mataré - intente pararme, pero un dolor interminable sentí en mi vientre.
- Así que si eras virgen - mis lágrimas salieron más rápido, apreté mis dientes y comencé a llorar con gritos desconsolada.
- Nadie te escuchará Helka preciosa - se acerco a mí, a lo que reaccioné arrastrándome lejos de él. - no me tengas miedo, algún día me agradecerás muñeca.
- Te denunciaré - le grite cerrando mis ojos.
Y por más que quería que esto no estuviera pasando, los dolores en mi cuerpo evitaban que lo hiciera.
- No, claro que no lo harás, no tienes una prueba contundente en señalar que si lo hice, nadie te vió ese día, pero a mi si, bailando con las demás chicas, y ellas a firmarán que estuve toda la noche con ellas, después que se pusieron ebrias hasta la resaca,... Seré totalmente inocente, tengo todas las de ganar.
- ¡Lárgate! - apreté mi mano en mi vientre, me dolía mucho.
- Te dejaré sola con tu dolor, - se iba marchando, pero se detuvo cuando llegó a la puerta - por cierto, el dolor se quitara pronto, tres o cuatro días,... Mínimo.
Lloré y lloré al no poder creer que esto me había pasado, solo fué un segundo para que me hiciera esto.
- Maldito - grité con todas mis fuerzas, haciendo resonar el sonido en mi cabeza.
Una lagrima rodó en mi rostro, luego otra, y otra, hasta que mi cara estaba muy húmeda de lágrimas.
- Dije que algún día me vengaría,... Y lo haré - dije enojada apretando mis dientes provocando un dolor de dientes.
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