Un contrato de amor romance Capítulo 42

En el camino sentía la mirada de Drake sobre mi, cosa que me incomodó un poco, pero tan solo fué por el temita de las fotos, entre pensamiento solo llegué a la conclusión que había algo ahí privado que no quería que yo supiera pero, la canasta... solo me clavó una duda.

- Helka... - dijo casi preguntando mi nombre.

- Si, Drake - le miré como si nada hubiera pasado.

- Ayer mis padres me llamaron para saber cómo estabas, tus padres estaban con ellos.

- ¿Y? - pregunte impaciente.

- Pues, les dije que estabas bien, y... Quieren que firmes ya.

Alcé las cejas y asentí lentamente.

No lo podía creer, llamaron expresamente solo para insistir en que firme un contrato.

Me quedé en silencio mirando a la nada.

- ¿Firmarás el contrato? - pregunta algo indeciso.

- Si - dije sin expresión.

Si quieren que firme, firmaré, así dejaran de molestarme ye dejen vivir mi vida.

- ¿Enserio? - pregunta sin convencimiento a mi decisión.

- Si - aunque no lo miraba yo a él, sentía su mirada de sorpresa.

- ¿Estás muy segura de que lo quieres hacer?.

- Si, Drake - respondí cortante.

El recuerdo de los álbumes de Drake seguían rondando en mi cabeza.

No podía evitar pensar en esa bebé, había algo raro en ella. Y lo iba a descubrir, cueste lo que me cueste.

Unas cuadras más adelante, Drake puso música. Parecía feliz y hasta quizás sea por mi decisión.

Al llegar al estacionamiento de la U. Mis amigos aguardaban en una esquina.

¡MIERDA! La exposición pendiente del tema que nos tocaba sustentar antes de terminar y graduarnos, se pospuso por problemas 

Me escondí en el asiento.

- Ay, no - tapé mi rostro en expresión de frustración.

- ¿Que pasó?.

- Hoy era esa exposición, no me se nada.

Drake me observó por un momento - Improvisa.

- Soy mala improvisando.

Intenté buscar en mi mente una excusa, pero imposible, no puedo con los nervios de quedarles mal.

- Tengo que hacerme la enferma.

- Te digo que improvises.

- Carajo no - le grité - lo siento - hice una mueca de frustración.

- Todo saldrá a tu favor, ya verás.

- Tengo que decirles la verdad.

- Solo ve, se valiente - tome aire.

Abrí la puerta y salí.

- Adiós - dijo Drake, me volví hacia él.

- Ah, si, adiós - besé sus labios, volví a salir.

- Suerte - cerré la puerta.

Sin ver que Drake se vaya, me acerqué a mi grupo.

- Hola, Helka - dijo Angélica.

- Hola chicos - salude tímida.

- ¿Te sabes tu parte?.

- Amm, - mire a ambos lados intentado hablar de otra cosa.

- ¿Te sabes?.

- Si - solté expresivamente.

- Perfecto, esto saldrá de maravilla - dijo Jostin.

- Seremos el mejor grupo - chillaron de emoción.

- Si - dije sin emoción alguna.

- Pero que sentimiento - dijo Jostin sarcástico.

- Solo me encuentro algo mal.

- Imposible, debes estar sana, debemos exponer hoy y seremos libre oficialmente.

- Es una burla venir a la U graduados a exponer un trabajo de puro gusto.

- AM, chicos, yo me debo adelantar, voy a los baños.

- OK, adiós, nos vemos en clases, y puntuales.

- Si, Adiós - me aleje.

La culpa me estaba consumiendo.

Debo aprenderme esto más rápido de lo que me he aprendido algo.

Me alejé a gran paso, llegando a los pasillos, donde las multitudes de universitarios estaban, los fresados, los nerds, los agrandados, los deportistas, los grupos de lectura y ajedrez, las bailarinas o porristas, el grupo de canto y natación.

Esta Universidad tenía de todo.

Cruzo los casilleros hasta llegar a los baños, entré.

Para mí maldita suerte estaba la más conocida víbora de la U. Merlia Venebet, más conocida como Lía.

Me adentré en un baño, solté mi bolso y me senté encima de la taza, agarre mi cabello, cerré mis ojos, me tranquiliza, me sentía atrapada en un mundo diferente. Me estaba asustando.

Escuché las risas de las víboras.

Me centré en no pensar negativo, me puse optimista, me sonreí aunque lo fingía.

- No debes temer nada, Helka - me repetí eso varias veces susurrando para mi.

- Ey - escuche alguien tocar la puerta del baño en el que estaba.

Me levante y la abrí.

- ¿Ya te volviste loca? - pregunta

- ¿Ya comenzarás a lanzar tu veneno? - pregunté para mi defensa.

- Así que te das apoyo emocional, no me digas que ya te drogas, tardaste mucho.

- Eres una estúpida, parece la que se droga es otra, ¿te desquitas conmigo por tus problemas emocionales?, ¿Tienes sexo por diversión o para que te alaguen y te suban el autoestima?... - me cruzo de brazos enojada y la mire rabiosa.

- Eres una perra mentirosa - dijo, hizo un movimiento de frustración y se marchó, sus perritas falderas la seguirán, no sin antes fulminarme con la mirada.

Puse los ojos en blanco ignorando problemas que no necesito y son irrelevantes.

- Demonios, tenía que aparecer ella y cagarme más la mañana - dije recostándome en el baño.

Un grupo de chicas entraron, me observaron.

- ¿Estas bien? - pregunto una cabello corto ojos negros amablemente.

- Si, si, gracias - fingí una sonrisa.

- Bien, si necesitas apoyo en algo, no dudes en buscarnos.

- Lo haré si lo necesito.

Dije y luego me marche sin voltear.

Salí de los baños y me dirigí al comedor, la primera clase comienza en 1 hora, tengo tiempo para estudiar.

Me senté en una banca solitaria y lejos de la multitud, una de esas donde podía observar sin que me notarán.

Saqué mi cuaderno, comencé a buscar entre las hojas el papel con el escrito.

- Maldito papel, ¿¡Dónde estás!? - maldecía mientras me calentaba otra vez.

Saqué hasta el último cuaderno, la cartuchera, los bolsillo, ya habían pasado 10 minutos y no lo encontraba.

- Oh, vamos - apoyé la frente en mis manos.

Este día no podía empeorar.

- ¡Helka! - escuché la voz de Angélica a lo lejos.

- Prepárate, en 40 minutos expondremos, somos los primeros, espero y no te pongas nerviosa - dijo a lo lejos.

- Ah, si, gracias - dije sin seguridad.

- Bien, me voy, nos vemos en la sala de cómputo.

- Bien, nos vemos.

¿¡POR QUÉ NO LO PODÍA DECIR LA VERDAD!?

Fácil, no la quería decepcionar con algo que ella planeo con tanto entusiasmo, con algo que se suponía que era muy importante hasta para mi algo que es mi prioridad, algo que no me preocupé por estar en otros mundos.

- Solo queda una cosa por hacer - me levanté y guarde mis pertenencias a mi mochila.

Me encamine lo más rápido que pude hasta el estacionamiento.

Saqué el celular y pedí un uber.

Espere 3 minutos, hasta que llegó.

Dí mi dirección, la casa de mis padres, pagué y bajé.

El llegar a la entrada, recordé el sueño, vi al mismo lugar que vi en el sueño, un aire recorrió mi espalda, me estremeció, del solo pensar que vi esos hombres, y que ahora, hay dos carros sospechosos, los vidrios polarizados y negros.

Entre de inmediato. Subí hasta mi habitación, busqué el papel entre mis libros.

Y ahí estaba, bendito papel, lo guardé en mi bolsillo.

Al salir de la casa los carros ya no estaban, eso me asusto más.

Agarre las llaves del carro y conducir hasta de vuelta a la U., revise el tiempo, tenía 30 minutos para aprenderme este testamento.

- Perfecto, que desgracia.

Casi por medio camino, mire por el espejo retrovisor, aquellos carros que vi estacionados en el sueño y en esta temible realidad, estaban detrás mío, conduciendo a mi velocidad.

- ¿Que demoni...? - quise terminar la palabra, pero aceleré por miedo.

Los carros aceleraron, apreté mis manos al volante.

Aceleré más, bendita mi suerte que en esta vía no hay mucho peatón ni semáforo.

Acelere más, ellos también. O ellas.

Mientras miraba el espejo y el camino decidí llamar a Drake.

No contestaba.

- Maldita sea, no te desquites - pronuncié enojada.

Llamé a Agnes.

Tampoco contestaba.

- Oh, vamos - dije ya nerviosa.

Marque a Hugo.

- Hola Helka - ¡Si!.

- Hugo, he, lo siento por llamarte si estabas ocupado.

- Oh no - aceleré aun más, aún seguían detrás mío, y no creo que sean simples conductores.

- Bien, pues eh intentado llamar a Drake y no responde.

- Él está haciendo un favor a alguien importante.

Muchas cosas se me cruzaron por la mente, el enojo me hizo acelerar hasta alcanzar una velocidad alta, el tablero marcaba más de 100.

- Bien, necesito tu ayuda, hay unos tipos en carro que me están espiando y ahora me siguen en dos carros negros.

- ¿Te siguen? Maldición, aléjate de ellos, ¿Estás en carro propio?.

- Si, el de mis padres y estoy algo asustada - miré una vez más por el retrovisor e intenté mirar las placas pero no llevaban.

- Bien, no temas, saldrás de esta, ya lo sé.

- Están acelerando - apreté el acelerador aún más fuerte.

- Solo sigue, corre lo más que puedas, espero que te gusten las persecuciones.

- Creo que ya va siendo hora.

Una notificación apareció en mi celular, 2% de batería.

- Oh, vamos, que fucking de vida se me descargará el celular.

La velocidad de sentía hasta en mi cuerpo.

- Usa tu enojo para desquitarte con ellos.

- Gracias por la idea, estaré bien, eso te lo prometo - dije segura.

El teléfono se apagó.

Mire fijo a la carretera, hice un movimientos de dedos en el timón, mire una última vez por el retrovisor.

Aceleré hasta no poder más.

Ahora me sentía como en Rápido & Furioso.

Los carros seguían pegados a mi pero no podía ir al máximo por el tráfico.

Aceleré, habían dos calles en la cual ir, una que va a la U. Pero queda algo lejos, o la que me manda literal al otro lado de la ciudad. Me decidí por la calle a la U.

Aceleré y gire haciendo chillar las llantas del carro, un humo salió por detrás.

Ya solo había perdido un carro, solo faltaba uno.

Era imposible ver quien iba conduciendo.

- A vos te pierdo en el puente - dije segura.

Y a pesar que me sentía como en una película, habían excepciones, si esto salía mal, no hay otra oportunidad, no hay dobles, y las heridas eran reales.

Ya había avanzado en una vía donde ya encontraba más carros.

Me escondí delante de un trailer, dos volquetas en cada lado. Podría ser peligroso, pero valía la pena lo que sentía.

Salí de entre ellas.

El carro apareció nuevamente.

- No te cansas, ¿no? - dije solo para mi.

Sentí un golpe de parte del carro, luego cuando menos me lo esperaba, su pareja apareció.

- Oh, maldito mundo, maldito universo, maldita la mala suerte que me llevo.

Pensé en muchas estrategias para perderlos, y pensé en lo mejor.

Me desvíe en una calle que era un atajo muy peligroso y arriesgado para llegar a la U. Dos carriles, dos acosadores y una chica escapando de una persecución.

Aceleré hasta donde pudo el carro, observé y los carros no se despegaban.

- Ya les daré su lecciones.

Tomé la cual e trasera de la U. Hasta estar en una parte estable.

- Llegó su momento - dije desafiante.

Cuando se fueron acercando más a mi carro, gire el vi ante y el carro gira en dirección contraria, provocando perderlos, y lo mejor, o llegar a la U.

Cuando llegue a los estacionamientos, todos los estudiantes estaban reunidos en la cancha, estaba murmurando preocupados.

- ¡Helka! - oí a Jostin detrás mío.

Me dirijo a ellos.

- ¿Que ha pasado? - pregunté acercándome a ellos.

- Dicen que son mafiosos que han querido atacar la U.

- No están seguro.

- Pero se escuchan rumores.

- Prefiero ver para creer, que escuchar para dudar.

- ¿Me prestas tu teléfono? - pregunté a Jostin.

El me entregó su celular, marqué el numero de Drake.

Me alejé un poco.

- ¿Donde mierda estás? - pregunté enojada.

No era coincidencia que ésto ocurriera justo cuando le dije que no iba a poner dar aquella exposición. Él debió hacer ésto. Solo observé una vez más los edificios, estaban cintas amarillas rodeando el lugar. Claro no había heridos pero si balas, hubo un tiroteo de la nada sin razón alguna, ésto me hizo sentir algo culpable pero también muy en el fondo por la ayuda. Entonces ¿Los autos negros desaparecieron? ¿Acaso también tuvo que ver? ¿Lo usó como distracción? carajo, pude haberme accidentado y no pensó en las consecuencias.

- Te dije que iba a pasar ocupado hoy - dice algo inocente.

- ¿Tú lo hiciste? 

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