Un contrato de amor romance Capítulo 46

- Adiós - dice Drake entrelazando sus manos con las mías - te amo.

- Yo también te amo Drake,... adiós.

- ¿Por qué no te puedo ir a dejar? - dijo intentando reprocharme.

- Porque Agnes ya me está esperando afuera, ya me tengo que ir - me giré para ir donde Agnes, pero nuestras manos estaban entrelazadas, y con eso, Drake me atrajo a él, pegando su cuerpo con el mío.

- Pero puede seguir esperando - dijo cómplice - quiero estar contigo de todas las maneras, junto a ti.

- Pero no soy tu prisionera - dije sonriéndole muy cerca de sus labios.

- Pero puedes serlo.

Nuestro momento hizo que olvidara todo lo que sabía y sospechaba, hizo que el provocará una atmósfera de dos, el y yo, hizo que solo me concentrara solo en sus labios y en el amor mutuo.

Su mirada pasaba de mis labios hacia mis ojos.

- Si quieres besarme solo hazlo - dije desafiante.

- No quie... - no deje que terminará de hablar y junte mis labios contra los suyos, hasta segundos después que el lo asimiló.

Esta vez fui yo quien acuno el rostro del otro.

Su lengua jugo un rato con la mía.

Sonreí al separarnos, al parecer el notó mi deseo de callarlo y besarlo.

- Wow - dijo asombrado.

- Bien, adiós - besé su cachete dejándolo estupefacto y sin habla.

Me alejé dejando la puerta abierta.

Cuando llego a la moto de Agnes, me entrega un casco mientras me sonríe.

- ¿Qué? - pregunté inocente.

- Vi la cara de Drake,... - me puse el casco - y tus labios.

Apreté los labios - ¿Ya...?

- Solo sube ese trasero a la moto, tenemos cosas que aclarar - me agarré de la parte trasera de la moto.

- Vamos - dijo haciendo que Agnes encendiera la moto de un rugido.

Aceleró y salimos hasta nuestro destino.

Por parte me sentía mal, descubrir algo que bien le podía preguntar a Drake, pero quizás me estaría arriesgando a preguntar hipótesis de algo que quizás no sea verdad y quedaría como loca.

Al pasar los 5 minutos, ya estábamos cerca de llegar. Estábamos en una calle desolada, habían faros de luz, suficiente para apenas ver un bicho.

- Tengo miedo - confesé a Agnes.

- Pues no es necesario - para nuestra suerte, la calle no tenia semáforo.

Agnes no dejó que ningún carro se nos adelantara, ni moto, ni un niño en bicicleta.

Ya habíamos llegado, mi corazón dió un salto y mis manos comenzaron a sudar junto con mi corazón latiendo un poco más rápido de lo normal.

- Helka, guarda tus nervios, tendrás que actuar con calma - dijo tocando mi hombro.

- Si, lo sé - dije sin convencimiento.

- Si no te sientes segura - me tomó de ambos hombros e hizo que la mirara fijamente - aún no has entrado.

- No - dije decidida - quiero saber, no quiero quedarme con la duda en la cabeza.

De un movimiento me solté del agarre de Agnes y seguí hasta la puerta, toqué el timbre y, a los pocos segundos abrieron.

- ¿Helka? - preguntó la señora Julia sorprendida al verme.

- Hola - salude muy conmovida de volver a verla.

Habían pasado ya más de 2 años sin verla.

- ¿Como has estado? - me abrazó casi con lágrimas en los ojos.

La verdad, para ella, yo soy más como una hija que una simple amiga de Agnes.

- Yo bien, ¿Y usted? - rodeé mis manos en su espalda y posé mi barbilla en su hombro.

- Me alegro, pasen - se hizo a un lado y yo cruzo el umbral de la puerta - Hola hija.

Seguí dentro la casa, no había cambiado casi.

- ¿Ya cenaron? - me volteé y Agnes y yo negamos con la cabeza - bien, siéntense, ya les serviré.

La mamá de Agnes fue hasta la cocina, Agnes me hizo una seña y nos sentamos en las sillas.

- Eso ya lo tengo planeado.

- Esta bien, solo te seguiré el juego.

A los pocos minutos la mesa desbordaba de comida, todo se veía delicioso, carne, ensaladas y postres.

- Es mucha comida.

- ¿No les dije? - pregunta abriendo los ojos más de lo normal.

- ¿Que cosa?.

- Tu tía Carla viene, tus primos también vienen.

- ¿Enserio? - Agnes parecía desbordar de felicidad.

- Si, en unos minutos ya han de llegar.

- ¿Se quedarán? - la mamá de Agnes asintió.

- Agnes - le susurre frunciendo el ceño.

Ella se llevó una mano a la frente.

- Mamá, ¿Recuerdas cuando yo era chiquita? - cambió su humor.

- Si, lo recuerdo a la perfección - dijo mirándola con amor.

- ¿Recuerdas cuando Helka y yo nos hicimos amigas? - preguntó atenta a las facciones expresivas de la mamá.

- Mm., si, fue cuando llegó Helka, - ¿Llegué? - la mamá y yo ya eramos amigas, cuando te presento tenias un año de nacida ya - las palabras me hacían creer otras cosas, otro significado - cuando me dijo que tenía una hija obviamente no me la creí,... Ella_- fue interrumpida por Agnes.

Le fulmine con la mirada, pero ella solo observaba atenta a la mamá.

- ¿Cómo dices? - la mamá de Agnes se dio cuenta de sus palabras e hizo una cara de susto.

- Que cuando tenían 5 años se conocieron.

- Ah - Agnes me mira confundida mientras fruncí el ceño.

Quizás fui yo o la psicología que me estaba consumiendo, pero había algo que no cuadraba en sus palabras.

Agnes y yo nos hicimos amigas en la escuela a pesar que nos conocíamos por nuestras madres, quienes trabajaron juntas en un proyecto de ingeniería.

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