Sequé mi cuerpo empapado de agua. Resulta que Drake tiene un mini apartamento un piso arriba de su oficina.
- ¿Estás bien? - asentí.
Me puse mi ropa interior en silencio.
Y a pesar que no haya sido mi primera vez, dolió como si fuese así pero también disfruté como si fuera la última.
- ¿Seguro?, no dices nada y temo que haya hecho algo mal, ¿Te lastimé?
- No - dije con voz delicada - todo estuvo de maravilla, me siento feliz, solo es eso, y... Pues, algo rara, si,... No creí que volvería a sentir esto.
- Lo sé, Helka, no quiero lastimarte y mucho menos usarte - acarició mi cabello arreglandolo un poco.
- Gracias - me sentí algo nostálgica.
Presioné mis labios.
- Te espero afuera - salió de la ducha.
- Si - cerró la puerta.
Sentí miedo. Fue raro, no debía sentirlo.
Me vestí lo más rápido posible y salí del baño. Guardé mi miedo cuando Drake se dio cuenta de lo que pasó. Le sonreí.
- ¿Todo bien? - preguntó el mientras hacía el nudo de la corbata.
- Si,... Todo bien.
Al ya estar listos los dos, salimos de la habitación entrelazando nuestros dedos.
Me recosté a su hombro mientras caminábamos hacia el dichoso elevador.
- Debo preguntarte... - Drake habló - ¿Enserio va todo bien?.
Un silencio inundó mis ojos, me dejó sin habla. Drake paro y me puso frente a él, cerré mis ojos.
- No lo sé.
Se detuvo en seco.
Agarró mis muñecas, las llevó hasta su pecho e hizo que lo tocará con las palmas de ambas manos.
Abrí mis ojos, mis manos estaban posadas justo donde queda su corazón.
- Debo preguntar - le interrumpí:
- No me pasa nada malo Drake - ahora solo quería bajar y estar revuelta con los demás, donde el no pueda hablarme de nosotros.
Claro que lo seguía amando, ahora ya habíamos traspasado las barreras de intimidad, se sentía algo diferente, pero de una u otra manera mi pasado estaba ahí para recordarme que fui abusada sexualmente y el miedo aún me invadía porque al hombre que tengo de frente lo amo.
Me limpié las lágrimas e intente estar de un humor más positivo.
- Escucha - lo mire a los ojos, se notaba que el estaba preocupado por mi - cariño, yo, te amo, ¿Si? Eso no lo dudes, y es una locura, eres mi locura, jamás pensé enamorarme de esta manera - acuné su rostro en mis manos, sentir la sensación de amor era lo más bello que podía sentir ahora - Drake te amo - esas y pocas palabras fueron suficiente para que sus ojos se llenarán de lágrimas.
- ¿Recuerdas cuando dije que amaba a otra mujer? - a mi me mente le costó recordar, pero si, sentí una punzada en el corazón, pero si, lo recordaba.
Asentí.
- Fue tonto, pero, solo quería darte celos, es verdad que amé a alguien más, pero, ese amor se esfumó... Y de ello quedó.
- ¿Jefe? - la voz de Dostin se hizo presente a lo lejos del pasillo.
Drake lo miró, agache mi cabeza unos segundos, luego miré a Dostin.
- ¿Si Dostin?.
- Lo necesitan abajo, ya va a comenzar.
Drake asintió.
- Adelantate, gracias - Dostin asintió y se alejo.
Hubo unos segundos de silencio.
- ¿Vamos?.
- Si, vamos.
Entrelazamos nuestros dedos y bajamos.
Debo decir que mis piernas estaban temblorosas, mis caderas dolían, y Drake lo notó.
- ¿Acaso...? - sonrió.
- Si, duele - me enderecé un poco, pero el dolor aún estaba.
Fue entonces que Drake con su fuerza y sus grandes brazos me tomaron.
Me llevó en sus brazos como a una bebé que apenas podía gatear.
- El gusto es mío - quité mi mano rápida y sutilmente.
- Me da gusto que los Benedict tengan unas parejas espléndidas.
- Si, tuve suerte - dijo Drake rozando su dedo en mi cachete. Sonreí.
- Padre - una voz gruesa hizo que mi piel se erizara sin ningún sentido, me dio terror por segundos.
El gran señor dio vuelta.
- Hijo, Mike - Fine hizo que Mike se pusiera frente a nosotros - Drake, Helka, el es mi hijo, Mike.
Sus ojos verde profundo se posaron solamente en mi. Sentí incomodidad.
- Mucho gusto Mickelson Fine - estrechó su mano con Drake, luego conmigo, muy lentamente mientras su mirada cada vez me daba miedo, su simple presencia y voz me hizo sentir una vibra extraña.
La noche se hizo larga, pues estaba con Drake, pero el hablaba con los demás, de vez en cuando decía algo, sobre la empresa claro.
Drake me tomó de la mano, mi caminar no era el más normal. Tacos más sexo, igual a un dolor insoportable.
- Helka, ¿No tienes hambre?.
- Si - mi estómago rugía por comida.
- Si, yo también, creo que ya es momento - se acercó y plantó un beso en mis labios - vamos a comer.
- Si, vamos.
Salimos por una parte trasera.
Recordé que tenía mi celular apagado, lo encendí camino al estacionamiento.
Vi la hora, faltaban 15 minutos para media noche.
- Helka - vi a Drake quien me llamaba.
Tenía muchas llamadas perdidas.
Drake quitó mi celular, quise alcanzarlo pero lo alzó.
- Ahora no son momentos de usar los celulares - se acercó y me beso, fue un beso largo y lujurioso.
Sus manos resbalaron "accidentalmente por mi cintura hacia mí trasero" y sentí la sensación más agradable que solo él me hacía sentir.
Suspiré entre el beso mientras mis manos también "resbalaban" por su cuerpo con su ropa encima.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un contrato de amor