Un contrato de amor romance Capítulo 78

El chillido de las familias, amigos se oían por toda la zona, provocado por la reciente boda de Helka y Drake Benedict.

Pronto puesto los anillos, salimos felices de la iglesia, los pétalos caían por doquier, los aplausos se escuchaban de cada persona.

La mano de mi esposo entrelazada con la mía, la mejor de las sensaciones.

- Brindo por ello - dije al final de mi gran discurso.

Las copas fueron chocadas.

Pronto, la música comenzó a sonar, las horas pasaron volando, disfruté cada momento, todo estaba de maravilla, todo salió a la perfección.

- Es hora que nos vayamos - Drake me susurro al oído provocando que mi piel se erizara, agarré su mano por delante.

Teníamos semanas sin toqueteo.

- Ya esperaba que me dijeras.

Ambos salimos, no sin antes avisar a nuestros padres.

- Adelante - subí a uno de las autos del padre de Drake.

Esta vez nos íbamos en una camioneta, por las maletas, nos íbamos a quedar quince días en la playa.

Mi mano la entrelacé con la de el, cuando iba a meter cambio la soltaba, pero pronto la volvíamos a unir.

Llagamos a una casa de madera barnizada frente al infinito mar.

Al bajarme ya con un vestido diferente, sentí la arena entre mis dedos, ya era media noche.

Miré sonriente a Drake, este bajaba ya nuestras maletas.

- Quiero que uses tu fuerza para algo mas - dije posando una mano en su trasero.

- Si no tuviera dos maletas en las manos ya estuvieras arrepintiéndote de lo que dijiste.

Cuando todo ya estaba en su lugar ambos nos metimos a la tina que había, las velas aromáticas fueron encendidas y una melodía relajante ambientaba el lugar a la perfección.

Me metí desnuda al frente de él, me recosté en su cuerpo, sintiéndolo.

- Ahora solo queda disfrutar - dijo agarrando mis manos por delante de mi.

Volteé mi cuerpo quedando frente a él.

Lo observe recordando cada segundo que pase con él, cada beso, cada vez que sus manos me tocaron de la mejor manera.

Sin más, lo besé, mis manos mojada tocaron su rostro, me coloqué encima de él enrollándome, cabe decir que ambos estábamos desnudos y mojados, pude sentir que el ya quería estar dentro de mi.

Se paró, enrollé mis piernas en su cintura, salió de la tina y fuimos directo a la cama, donde estaba a punto de comenzar muchas aventuras.

Me recostó mientras comenzó a besar mi  estómago, arqueé mi espalda por el placer que causaba en mi, fue bajando hasta llegar a esa parte sensible.

Agarré su cabello, gemidos salían de mi a cada segundo.

Se movía espléndido, sabía donde succionar, y por cuantos segundos.

- Drake - solté una vez que llegué al orgasmo.

Agarré su cabeza subiéndola hacia mi altura, quedando frente a frente, lo mire directo a los ojos.

Esto que sentía era inexplicable.

- Entra en mi o vas a acabar conmigo - dije con los ojos brillantes.

En solo segundos, ya estaba entrando y saliendo en mi, su mirada seguía clavada en la mía, el dolor se había ido definitivo, el placer comenzó a surgir en nosotros.

Llevé mis manos a su espalda arañándolo.

Cada segundo gritaba aún más por el placer que yacía dentro de mí, 

- ¿Así te gusta? - pregunta agitado.

Cada vez fue más agresivo.

- Si - admití sin vergüenza alguna.

Su boca quedó en mi pecho, pronto Drake comenzó a succionar, a moverlo, el placer era inmenso que sentía en cualquier momento explotar, jalo, mordió y yo solo gemía cerca de su oído, este sonido provocado en mi por él, solo parecía inspirarlo más.

Su cuerpo chocaba contra el mío, ya estábamos sudando, sus gemidos eran roncos, y cuando aumentó la intensidad, sólo bastaron segundos para llegar al clímax, el dentro de mí.

Su pecho subía y bajaba a un ritmo irregular, como el mío, plantó un último beso en mis labios.

Salió de mi, me limpié de inmediato con las sabanas, sea como sea, estas tenían que lavarse.

Posterior a ello, ambos entramos a ducharnos.

- ¿Te vas a tomar la pastilla?.

Alcé las cejas.

- ¿Te la tomarás?

Claro, las pastillas del día después.

- ¿Quieres...

- Si tu quieres no lo hagas, no te estoy obligando.

- Lo haré, creo que mi padre es una gran amenaza ahora.

- No vinimos hasta acá por gusto, no hablemos de eso ahora - su dedo rozó mi mejilla dulcemente. 

Drake puede ser caliente y dulce cuando el quiera, total siempre provoca cosas en mí.

- Está bien.

Lo abrazo mientras el agua nos mojaba por completo.

Al salir, em volvimos nuestros cuerpos en la toalla.

Ya eran las 2:00am.

En pijama, fuimos a otra habitación, nuestras piernas estaban envueltas y nuestras miradas.

- Te amo, Helka, eso jamás lo olvides - besó mi frente.

- Prométeme que jamás te pasara nada malo,... No sé que haría si algo te pasara.

- Jamás nos pasara nada malo.

- Algún día tendremos que tener hijos, ¿No? - pregunté algo nerviosa.

- Si, ¿Como les llamaremos?

Entonces fue ahí donde comenzó un sueño de mujer, el ser madre, aunque no ahora, pero si en un futuro.

El sol ya daba aviso que nuestro día había comenzado.

- ¿Qué huele tan bien? - pregunté llegando a la cocina con tan delicioso olor.

Drake se encontraba preparando huevos revueltos y café. Lo abracé por detrás, dejé besos húmedos en su espalda.

- Oh, oh. Creo que podría acostumbrarme a esto.

- Prefiero hacer esto ambos.

Agarré su mano, tenía una espátula, estaba revolviendo, así que le ayudé.

-  A esto no me refería - Deja la espátula en el mesón.

- ¿Entonces?

Me agarra y me sienta en el mismo mesón, se posa entre mi, lo enrollo con mis piernas, mis manos envuelven su nuca acariciando su cabello desordenado.

- A esto - dejo besos en mi cuello, deje caer mi cabeza hacia atrás.

Cada vez pensaba que sus labios eran mágicos, con cada contacto de ellos en mi, causaba una sensación a mi placer. 

Con cada roce de sus dedos en mi piel, algo latía y no era mi corazón precisamente.

- A esto me refiero.

Segundo tiempo, primer día.

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