Un Vaquero Enamorado (COMPLETO) romance Capítulo 38

La construcción de la casa de Rodrigo estaba en proceso, el mismo vaquero era quien estaba metiendo manos a la obra. Ya que se había casado con Melisa, la pareja quería tener su propio hogar.

De momento la joven vivía en la casa de su jefe, algo que lo frustraba porque casi no podían estar juntos. Pero la casa ya estaba por ser terminada así que pronto no tendría esos problemas.

- ¡Vaya! Sí que has trabajado muy rápido.

Rodrigo voltea para ver a Jack llegando sobre medianoche a su terreno… al final cuando el vaquero le quiso pagar por el terreno su jefe le dijo que sería un regalos de bodas. Así que el joven invirtió todo en la casa. Y fue lo mejor, porque había construido una excelente casa.

- Es que ya quiero terminarla. Este sonríe.

- Me lo puedo imaginar. Su jefe sonríe bajándose del caballo.

- ¿Qué te trae por aquí?

- Solo vine a ver cómo te iba. Y quizás echarte una mano, pero veo que ya no te hace falta.

- La verdad, es que ya está lista. Es posible que en unos días me mude con mi esposa.

- ¡Me alegra!

Ambos sujetos admiran la casa ya lista, situada cerca del arroyo. Tal cual como quería Rodrigo desde un principio.

Unos días después…

- ¿Qué es todo esto amor? ¿A dónde me llevas? Pregunta Melisa con los ojos vendados.

- ¡Es una sorpresa mi señora!

- Pues espero que no me mates de un susto vaquero. Esta se ríe.

Entonces ambos se detienen, y fue que Rodrigo le quita la venda de los ojos a su esposa. Como estaban a plena luz del día, la chica amusga los ojos intento adaptarse al imponente sol. Cuando así lo hace, se maravilla por lo que tiene ante ella.

- ¡Por dios! Es preciosa amor. Sonríe cubriendo su boca con ambas manos.

- ¿Te gusta?

- La amo, ¡me encanta!

- Y espera a que la veas por dentro. ¡Vamos!

Este la hala, y en cuanto entran a la residencia la chica pega un grito de emoción. Rodrigo se había gastado todo su dinero en amoblar la casa para que su esposa estuviera lo mas cómoda posible.

- ¡Cielos, Rodrigo! Te has gastado todo en esta casa.

- Solo para ti mi amor.

- ¡Oh mi amor!

La chica se lanza sobre los músculos de su vaquero, plantando un beso fiero sobre sus labios. Inmediatamente, el cowboy la toma de las nalgas para cargársela encima. Hacia una semana que no compartían cama y eso lo estaba volviendo loco. Ya no quería seguir llevando a su esposa a las barracas, no era lugar para una señora.

- Vamos a estrenarnos esta casa.

- ¡Si mi señor!

Este se encamino hasta las escaleras, subiendo con su esposa en brazos mientras ella no paraba de besar sus labios. Al llegar a la habitación, se tumbaron en la cama y como animales salvajes comenzaron a sacarse la ropa.

- ¡Mierda! Ha pasado mucho tiempo.

- Gracias a dios que ya tenemos casa. Le responde ella.

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