Un Vaquero Enamorado (COMPLETO) romance Capítulo 35

− Escucha deja que me dé un baño y me relaje un poco y seguimos hablando, solo estamos estresados.

− Ya he dicho que termine esta conversación. Se soltó de su mano y salió al pasillo hecha un mar de lágrimas.

En la hora de la cena Megan no bajo a comer como acostumbrara hacer, Jack se imaginó que estaba muy molesta como para no querer bajar. Tendría que hacer las paces con ella, pensó en seducirla, pero luego se lo pensó mejor quizás saliera con un par de cachetadas bien ganadas. Después de cenar, se levantó dio las gracias y se despidió de todos, sirvió un vaso con zumo de manzana, esperaba aunque lo dudaba encontrar a una esposa calmada.

Pero muy lejos de eso, lo que se encontró fue una mujer semidesnuda saliendo del baño, se había puesto su albornoz pero lo llevaba abierto, mostrando una cara de su cuerpo totalmente desnudo, aquello era mucho mejor que encontrar una fiera por esposa. Su miembro reacciono al instante desatando ardientes ganas acumuladas de hacerle el amor toda la noche, y mandando al traste tu ofrenda de paz.

Megan se sorprendió cuando Jack entro en la habitación de la nada, y más aún cuando lo vio contemplar su desnudez, de pronto sintió algo de vergüenza y se lo cerro, luego fue en busca de su camisón. Pero Jack se había dado cuenta de su reacción y se sintió aliviado sabiendo que su esposa se apenaba que la viera desnuda.

− ¡Lo siento! Te he traído algo de zumo.

− Gracias.

− ¿Por qué no bajaste a cenar?

− No me apetecía.

Sí que estaba de muy mal humor, pero no podía quitarle los ojos de encima cuando se quitó el albornoz para sustituirlo por un camisón que no dejaba mucho a la imaginación. Ver su desnudez por la espalda lo había excitado de una manera brutal.

− Entiendo.

Ella comenzaba aplicarse su crema corporal de cereza impregnando la habitación entera, ella no sabía cuánto lo volvía loco ese olor. Ella había comenzado por sus piernas subiendo lentamente por sus muslos, mientras que el tragaba saliva porque sentía que ella lo estaba castigando y a la vez seduciéndolo. Ella continuaba con su tarea muy sensualmente había terminado con sus piernas para seguir con el resto de su cuerpo. Era su esposa por el amor de Dios, como no querer tocarla y ser un salvaje mientras ella lo seducía con su manera de untarse crema, tenía que hacer algo, su yo interno le decía que si no le hacía nada a su esposa sería un completo idiota.

Se acercó a ella y le rozo el hombro con la yema de los dedos, automáticamente Megan detuvo lo que estaba haciendo levantando la mirada.

− ¡Esa crema me gusta mucho!

Ella no le respondió, seguramente estaría muy sorprendida mientras él con los dedos los deslizaba por su brazo. Luego los subió hasta la base del cuello y bajo por el valle de sus senos, ella seguía sentada en el borde de la cama mientras Jack la tocaba, su respiración se volvió frenética, y los latidos de su corazón casi le pitaban los oídos.

Le bajo las tiras del camisón dándole paso al descubrimiento de sus senos, la prenda callo hasta su cintura y Jack aprovecho la ocasión para arrodillarse frente a ella pasando las manos alrededor de sus caderas e inclinando su cabeza hasta uno de sus senos coronándola con un beso suave.

La sensación le arranco un gemido a Megan de puro placer arqueándose automáticamente hacia él, mientras Jack se metía entre sus piernas sus manos se colaron por debajo del camisón para sentir la suave piel de su cuerpo. Poco a poco le fue subiendo la prenda para dejarla expuesta totalmente, sus besos descendieron hasta su ombligo donde jugó con él por un momento, luego siguió el camino hasta perder la cordura donde fue recibido con una cálida bienvenida muy jugosa y dispuesta, toda ella olía a cerezas y lo estaba enloqueciendo ese aroma con su olor natural.

Le dio tanto placer a su esposa que llego a convulsionar de todas las sensaciones que le estaba haciendo sentir, ella se aferraba a él como si le fuera la vida en ello, hasta que Jack sintió que estaba por alcanzar el clímax, la beso con más audacia haciéndola explotar como un volcán. Su cuerpo estaba húmedo por el sudor y aquella visión le encanto a Jack. Se desvistió lo más rápido que le daban las manos, poniendo a su esposa de pie y el tomando su lugar. La atrajo hacia sí, y se la sentó a horcajadas. Extrañaba hacerle el amor a Megan.

− ¿No te hice daño?

− No, como crees, ¡estoy bien!

− Creo que tal vez era muy pronto.

− ¿Te arrepientes?

− ¡Nunca!

− Qué bueno.

− Megan, no hagas ese viaje.

− Estoy bien Jack, solo algo cansada. Después hablamos quieres, se me hace tarde para abordar. Respondió decepcionada.

− ¡No espera! Le dio un abrazo fuerte y un beso, que fue respondido por su esposa con muy pocas ganas. Algo andaba mal y no sabía que había cambiado esa mañana en ella.

− ¡Bueno adiós entonces!

Definitivamente algo estaba pasando y se volvería loco tratando de descubrir por su cuenta que era.

− ¿Qué demonios te sucede? Le dijo exasperado.

− ¡Megan vamos! Grito su amiga con las maletas en la mano casi que pasando para abordar.

− Debo irme Jack, ¡cuídate!

− No Megan espera por favor.

Pero ella ya estaba pasando una zona donde él no estaba permitido entrar, estaba confuso, ella estaba enojada y no sabía el porqué. O tal vez si, el hecho de no acompañarla podría ser una buena razón para estar furiosa. Quería decirle que la iba a echar de menos pero ella no lo dejo.

Megan abordo el avión aguantando las ganas de llorar, sentía que Jack solo hacia su papel de esposo abnegado cuando le convenía, el niño era la única razón y aquello le dolía porque sabía que no lograría hacer que el sintiera amor verdadero por ella. ¿Qué iba hacer? Ella misma se había metido en aquel lio pensando que Jack después de la boda y del nacimiento del bebe cambiara, pero se había equivocado, ¿Podría seguir casada con un hombre que no se enamoraría de ella jamás?

− ¿Te sientes bien Megan?

− ¡No, la verdad es que no Melisa!

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un Vaquero Enamorado (COMPLETO)