Una humana para el rey romance Capítulo 10

Bebía de su copa de oro el rico néctar del vino, emitió un gemido de satisfacción, su traje de piel relucía, pero eran opacados por su mirada triste.

En eso entra Josek quien miraba con desanimo a su rey, preocupado decidió preguntar.

-¿Qué ocurre mi querido Josek?- tomó una uva entre sus manos y la metió a su boca disfrutando de su sabor dulzón.

-Lo busca urgentemente Erthe Lompo.

El rey cambió de expresión, dejó la copa a un lado y se sentó derecho sobre su trono.

Asustado asintió en silencio.

-Déjalo la pasar

Erthe miraba los candelabros de oro que colgaban sobre el techo, los cuadros en las paredes relucían enormemente, había cuadros de las bestias, del rey, del antiguo rey y su reina. Todo pulcro y con un aroma desconocido en los aires.

Su corazón dolía, su decisión era correcta.

-Mi señor lo espera - la voz de Josek lo sacó de sus pensamientos - sígame

Erthe siguió a Josek por el largo pasillo al trono del rey.

Este se encontraba mirando una fotografía, donde relucía una mujer con un abultado vientre.

-Espero que venga con buenas noticias y no para maldecirme - el rey se volteó mirando a Erthe directamente

-Lamento haberle faltado el respeto - Erthe hizo una reverencia, manteniendo su cabeza agachada

-Y dígame ¿Para qué es su visita? - el rey tomó asiento en su trono

-No deseo que mi hija viva triste, a pesar de que yo no puedo darle una gran vida - suspiró - a pesar de todo lo único que me importa es ella y su felicidad. Mi hija es alguien especial, es lo único que me mantiene con vida

-Y eso es admirable Erthe - sonrió satisfecho el rey

-Lo siento, pero no puedo concederle aquel pedido.

Aleckey asintió entristecido y Erthe ya no dijo nada.

Josek entendió la mirada de su rey, sin pensarlo rápidamente guio a Erthe nuevamente hacia la salida.

Sus enormes ojos rojos observaron la figura de Minesa en las escaleras, ella lo miraba con miedo, sus hermosos ojos estaban llenos de lágrimas.

La culpa invadió su cuerpo. Maldijo su nombre mentalmente al ver como ella sollozaba en silencio temblorosa.

Se acercó lentamente, conformé se acercaba ella retrocedía escalón por escalón con torpeza.

En una de esas pisó mal y cayo golpeando su brazo derecho, Minesa miro adolorida su herida y dejo que más lágrimas surcaran sus mejillas enrojecidas por el llanto.

Se acercó tratando de calmar los sollozos de Minesa mientras lloraba junto a ella, se desesperaba y la bestia aclamaba que su llanto culminara.

Con su hocico acarició la cabellera de Minesa, su lengua lamió su mejilla limpiando los rastros de lágrimas, ella se mantuvo quieta ante aquel tacto que provoco un cosquilleo en su cuerpo.

Ambos chocaron miradas, sus corazones latían fuertemente y la ternura de Minesa lo inundaba.

La bestia miraba con amor y deseo a su pequeña flor, aquella que atesoraría por siempre, como un diamante que se posaba entre sus manos.

Pronuncio el nombre de la joven en su mente con anhelo absorto del mundo exterior.

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