Una humana para el rey romance Capítulo 15

13 de Setiembre, año 2020 (Años antes)

POV Yanet

Las mariposas en mi estómago revolotean cada vez que lo veía, sus hermosos ojos y su perfecta sonrisa me vuelven loca. Podría verlo sonreír durante largos minutos y el palpitar de mi corazón no desaparecería.

Hemos llevado ya casi 4 meses saliendo, yendo a bares, discotecas y hasta de picnic, hablamos sobre sus gustos, sobre los míos y tantas cosas, aprendí mucho de él. Junior aprendí también mucho de mí

Como si fuéramos el uno para el otro.

Como si nuestros corazones estuvieran conectados.

Me encanta la idea de saber sobre él, mi madre hace unos días me sorprendió mirando una foto del susodicho, aquella que logre tomarla cuando él miraba distraído hacia el horizonte.

Es inevitable no quedarse embobada mirando su rostro.

El trabajo va bien, pero desafortunadamente transfirieron a Junior al quinto piso y es muy complicada verlo últimamente, nos vemos pocas veces en el almuerzo y pues siento que ni siquiera piensa en mí.

Veo a alguien pararse al frente de mi escritorio mientras seguía concentrada en algunos papeles.

-Dígame señor Martínez - alzó mi mirada y me topó con la radiante sonrisa de Junior

-No soy el señor Martínez - sonrió

-Ah perdón junior - me siento una inútil cada vez que titubeó

-Yanet ¿Quería saber si quisieras salir conmigo? - pregunta tiernamente y con nerviosismo

-Claro ¿A dónde iremos al cine o alguna discoteca?, si quieres le avisó a... - me interrumpe

-No, no. Solos tú y yo, como una cita - me quedó muda al escuchar aquello - ¿Yanet? – su llamado me saca de aquel trance y sonrió con nerviosismo

-Pues claro

-Entonces te recojo el sábado a las 3 ¿Te parece? - asiento suavemente – Perfecto, adiós.

Lo veo perderse en los pasillos, tapó mi boca y gritó sorpresivamente, haciendo un pequeño bailé.

¡Me invito a salir!

¡No lo puedo creer!

(…)

Esperaba la llegada de Junior, me puse un vestido rojo que me llegaba hasta las rodillas, un escote simple en forma de U y el collar que mi padre me dio antes de morir. Sonreí con melancolía cuando su recuerdo llego a mi mente, tal vez los años podrían pasar, pero su recuerdo seguiría presente.

Esperaba con ansias la llegada de él, aquel hombre que me hacía sonreír sin necesidad de contar un chiste. Aquel que provocaba aquel cosquilleo en mi piel y el palpitar desenfrenado de mi corazón.

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