Una humana para el rey romance Capítulo 45

-¿Leopoldo se unió con Yanet? - pregunto Darkuk, llevaban algunas horas hablando sobre el tema. Aleckey se mostraba sorprendido al saber que posiblemente su primo sea aliado de Yanet y ambos estén planeando comenzar una guerra.

-Puedo que sí - respondió con voz serena Aleckey.

Jazmín había despertado después de su desmayo y lo primero que pidió fue hablar con su hijo, no lloro durante su narración, contó todo lo que dijo Leopoldo antes de asesinar a su esposo.

Recordaba sus burlas.

Su risa.

Su fría mirada mientras acababa con su cometido.

-Hay que tener cuidado - hablo Jazmín - más cuidado debemos tener con Minesa, Leopoldo la quiere. Él quiere tenerla, la ama - susurro suavemente

-¿Qué? - pregunto alterado Aleckey

-Con razón - susurro Erthe, el también participaba de la reunión, era bueno tenerlo al tanto de todo.

-¿Qué ocurre Erthe? - pregunto Aleckey

-Antes que se fuera el me preguntaba mucho por Minesa - Aleckey lo miro confundido - me dijo que él estaba enamorado de una muchacha, pero esta ya estaba casada y quería raptarla para salvarla. Y fue cuando me dijo: "Salvaré a Minesa” y al día siguiente ya se había ido. Yo pensé que se había confundido, pero ahora que me dices que ama a mi hija, eso me hace dar cuenta que estuvo a punto de raptarla. Pero tal vez algo salió mal

Aleckey observo a su suegro y cuando estuvo a punto de contestar la puerta fue tocada.

-Pase - murmuro Aleckey.

Entraron dos guardias, hicieron reverencia y uno de ellos hablo.

-Mi rey - Hablo el guardia - acaban de llegar nuevas noticias del castillo de su tío

-¿Qué noticias? - pregunto con desesperación Jazmín, Darkuk se acercó a ella y susurro

-Tranquila madre - miro a los guardias y hablo - continúen

-El castillo fue quemado anoche y todos murieron - hablo firmemente el guardia

-Hasta... - Jazmín no completo la oración, el guardia asintió suavemente

-Lo lamento - susurro el guardia

-¿Fue Leopoldo? - pregunto Erthe

-Según nos contó un campesino que vive cerca al castillo, el joven Leopoldo apareció ya muy de noche. Él salió del castillo y dos personas entraron, para luego salir y dejar todo en llamas.

-Él mato a su propio padre - susurro Aleckey, miro a los guardias y con voz firme hablo - alisten mi carruaje. Iré personalmente a ver lo ocurrido, que alisten todo recogeré el cuerpo de mi tío.

Ambos guardias asintieron y salieron de ahí.

-¿Qué dices? - Hablo Erthe - no te puedes ir, Minesa te necesita.

-Lo se Erthe. Pero esto es urgente, ella estará a salvo, dejare el castillo muy cuidado.

Después de aquella decisión, Aleckey converso tranquilamente con Minesa.

Esta al saber la decisión de su amado, lloro entre sus brazos y entre su lenguaje de señas le pedía que regresara a salvo.

La noche cayo lentamente, el carruaje ya estaba listo y Aleckey abrazaba con suavidad a su dulce Minesa.

Beso a su esposa y luego el vientre abultado donde su hijo descansaba, se despidió de todos y antes de partir les dio una cálida sonrisa.

Las puertas del castillo fueron abiertas y luego cerradas, varios guardias se colocaron en vigilancia.

Y Minesa miraba tristemente la gran puerta, sentía que parte de su alma se iba.

Su Aleckey, su amado Aleckey.

-Vamos hija mía, debes descansar - susurro Erthe

(…)

El viaje se había tornado aburrido, la desesperación de llegar era un tormento en la cabeza de Aleckey.

-Él llego rápido al castillo de su padre con magia - Aleckey observo a su primer oficial, Doroteo, hablar - es una teoría, pero el joven Leopoldo si esta aliado con Yanet debe también manejar la magia negra

-Puede ser - susurro Aleckey

Así como amaneció la noche llego rápidamente.

Aleckey se dejó caer en un profundo sueño.

Escuchando la lluvia caer suavemente.

-Mi rey, llegamos - susurro Doroteo

Aleckey abrió suavemente sus ojos, sintió la pesadez de su cuerpo.

El cansancio y el anhelo de abrazar a su amada Minesa.

El carruaje paro y Aleckey con elegancia bajo del carruaje, al ver el castillo sintió un revuelo de emociones, todo estaba calcinado, aquel lugar tan hermoso que solía visitar en su niñez había desaparecido, las flores, la vida que reinaba aquel lugar estaba hecha cenizas.

-¿Qué es esto? - susurro impactado Aleckey

-¿Qué crees primito? - aquella voz sobresalto a Aleckey, detrás del yacía Leopoldo con una mirada fría, sus dos sirvientes iban detrás de él y una sonrisa adornaba el rostro pálido de Leopoldo

-Mataste a tu padre, maldito - susurro Aleckey lleno de ira

-Y ¿Qué? - contraataco Leopoldo

-Eres un ser despreciable… - Leopoldo lo interrumpió

-Igual que tú - le dio una mirada de satisfacción - Ahora

Ante la mirada de Aleckey sus guardias cayeron desmayados, Leopoldo reía fuertemente y sentía su cuerpo pesado.

Sus ojos poco a poco se cerraban.

A lo lejos escuchaba la risa de su primo.

-Al fin primito - fue lo último que escucho antes de dejarse llevar por la oscuridad

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