Una humana para el rey romance Capítulo 44

Tal vez fue su locura o su odio.

No lo sabía.

Pero quería matar a todos, quería acabar con su propia familia.

Miro el castillo que yacía frente a él, sonrió de lado y se acercó a las grandes puertas.

-¡Déjenme entrar! - grito Leopoldo

-Señor Leopoldo pase - ambos guardias hicieron reverencia y las grandes puertas fueron abiertas

Leopoldo entro con elegancia.

-Quédense aquí y no dejen que nadie entre - susurro Leopoldo a sus sirvientes.

Ellos asintieron.

Camino hacia la sala y visualizo a su padre con un libro en manos.

Las fotografías deslumbraban el salón y miles de recuerdos vinieron a su mente.

Sacudió aquellos tontos recuerdos y siguió su camino.

Su padre se percató de su presencia y le dio una cálida sonrisa.

-Hijo mío que bueno verte - susurro, se acercó a su hijo y le dio un abrazo.

Leopoldo sintió asco.

-Lo mismo digo padre - ambos hombres se separaron.

-¿Qué noticias nuevas traes? - Leopoldo se sirvió una copa de vino, se sentó sobre el suave sillón y le dio una sonrisa sarcástica a su padre

-Muy pero muy malas noticias padre - su padre cambio de expresión a una preocupada

-¿Malas noticias? - Su padre pregunto y Leopoldo asintió

-Ayer asesinaron a tu queridísimo hermano - soltó con brusquedad

-¿Qué? - sintió un fuerte dolor en su brazo derecho y su vista se nublaba

-Si padre y yo lo mate - dejo caer su copa y lentamente se acercó a su padre con una sonrisa macabra

-Mientes - susurro débilmente, Leopoldo tomo del cuello a su padre y lo apretó fuertemente

-No padre, no miento. Yo lo mate y lo mismo haré contigo - soltó una carcajada

-¡Suéltalo! - grito un guardia. Leopoldo observo que más guardias se acercaron a aquella escena.

Pero fue en vano, Amelia entro a escena y con un suave movimiento los guardias yacían muertos.

-Muy bien hecho mi querida Amelia - este sonrió, Amelia hizo reverencia y salió del lugar.

-Hijo - Leopoldo escucho a su padre murmurar

-Shhh - silencio a su padre - no te preocupes pronto veras a tu hermano

Y ante aquellas palabras clavo su navaja en el pecho de su padre, la sangre brotaba.

Leopoldo soltó el cuerpo frío de su padre.

-¿Por qué hijo mío? - débilmente pregunto

Y Leopoldo simplemente sonrió.

Sonrió triunfante.

(...)

Leopoldo salió del castillo, en su camino a la entrada encontró los cuerpos inertes de los guardias.

Sus fieles sirvientes lo esperaban.

-Quemen todo - murmuro Leopoldo

Ellos asintieron y se encaminaron a hacer su labor.

Quemar todo.

Quemar el pasado.

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